Entre los más de 300 mil «jóvenes construyendo el futuro», del programa arrancado hace tres meses, han surgido quejas. Esta semana la Secretaria del Trabajo, Luisa Alcalde Luján, dijo que han recibido al menos 50 denuncias por centros de trabajo que les piden una parte de los 3 mil 600 pesos de su beca mensual. Sin embargo, tutoras también han compartido que sus aprendices se han ido sin trabajar después de recibir el apoyo económico o se inscribieron más interesados por el dinero que para obtener una experiencia laboral.
Ciudad de México, 12 de abril (SinEmbargo).– En febrero Carmen se inscribió al programa Jóvenes Construyendo el Futuro y solicitó cuatro becarios para laborar en un portal de información. Después de la vinculación y entrevistas, asistieron el primer día, pero al segundo tres de ellos ya no se presentaron. Sin avisar. Los buscó por mensaje, pero respondieron por escrito que ya no estaban interesados. Sin poder darlos de baja en ese momento, dedujo que pudieron recibir su pago de 3 mil 600 pesos.
«Me pasé un mes entero sin poder recibir nuevos jóvenes para sustituir a los que no se habían presentado, porque esas vacantes estaban llenas y yo no los podía dar de baja», contó. «Ahora –después de hablar a la Secretaría del Trabajo– ya hay un botón habilitado para poder darlos de baja».
El 10 de enero en Tlalnepantla, Estado de México, el Presidente Andrés Manuel López Obrador y la Secretaria del Trabajo Luisa María Alcalde Luján arrancaron el programa que tiene como meta entregar una beca y seguro social a 2.3 millones de becarios entre 18 y 29 años de edad mientras se capacitan en un centro de trabajo durante un año. Solo para 2019, en que se prevé el ingreso de un millón, se cuenta con un presupuesto de 40 mil millones de pesos.
De acuerdo con la plataforma del programa, hasta el corte del 12 de abril había más de 344 mil aprendices vinculados y más de 67 mil centros de trabajo verificados.
Para Carmen la idea del programa es positiva, porque les otorga una beca y seguridad social que, como becarios, «ningún medio les paga». A diferencia del sector informal, el aprendiz está cubierto ante la posibilidad de algún incidente laboral. El 25 de marzo se publicaron en el Diario Oficial de la Federación (DOF) las reglas de carácter general para incorporar al seguro del Instituto Mexicano del Seguro Social a 2.3 millones de personas de entre 18 y 29 años de edad para atender enfermedades, riesgos de trabajo y maternidad.
Pero cuestiona que lleguen aprendices desconocidos, pues no es obligatorio que suban su curriculum y el tutor no tiene el control de seleccionarlos, lo cual considera arriesgado.
«En la primera etapa las empresas no tienen control de quiénes aplican. Tú esperas que algunos de los jóvenes se inscriba, pero no tienes acceso a la base de datos de los becarios», expuso. «De entrada deberían pedir un CV básico aunque no tengan experiencia para saber qué estudiaron», propuso.
Hasta el siguiente mes, en marzo, pudo volver a solicitar becarios. Pero para esta ocasión Carmen intentó que la encontraran en la plataforma personas que le habían recomendado.
«Me hablaban, conocía a la persona, platicaba con ellos, se registraban al programa, y hacíamos la conexión a través de la plataforma. Se supone que eso no está permitido, pero no hay otra forma… son gente que tú no conoces ni su experiencia. Algunas veces podría ser arriesgado», justificó.
En abril ya cuenta con seis becarios. «Son chicos con muchas ganas de trabajar y de aprender. Estamos dándole capacitación todos los viernes y la capacitación diaria de trabajar. Hasta donde voy, me ha funcionado», compartió Carmen.
CONTRASTAN PERFILES
Nancy, tutora del programa en una empresa de alimentos al norte de la Ciudad de México, considera que los jóvenes que se han registrado en la planta, por su actitud poco activa, lo hicieron más por el dinero que para desarrollar un rumbo laboral claro. Ante ello, propone filtros para enfocarlos hacia un área determinada.
«No tienen un enfoque y solo buscan una remuneración económica. Pero no buscan una superación para esa remuneración», observó. «El programa puede ser el escalón para que ellos se superen y aprendan de la operación para que con base en eso tengan una toma de decisiones adecuada. O puede ser un programa que solo sirvió para darles dinero durante un año…».
El 15 por ciento de los aprendices vinculados culminó la secundaria, 45 por ciento cuenta con preparatoria o bachillerato terminado, y 29.5 por ciento tiene una carrera universitaria, de acuerdo con las cifras de la Secretaría del Trabajo.
La plataforma del programa muestra que los aprendices son principalmente de la región sureste: Chiapas (409,202), Tabasco (36,592), Veracruz (36,972) y Estado de México (31,499), al corte del 9 de abril.
A los interesados se les presenta un catálogo de empresas para que ellos elijan. Pero, destacó Nancy, de los cinco que ingresaron una era politóloga y otro diseñador.
«Nada que ver», observó respecto a sus perfiles. «Para la planta es difícil si llegan perfiles de diseño, por ejemplo».
Al final quedaron tres. Nancy es tutora de la joven Ingeniera ambiental.
«Le pregunto cosas técnicas que no son difíciles y no lo tiene nada fresco. Le falta ser proactiva. Le preguntaba cuáles eran sus aspiraciones y justifica que no sabe porque no ha tenido experiencia laboral. Está mal enfocada y no ha hecho nada por buscar», cuestionó.
«Sería mejor que de acuerdo a su perfil y análisis de a qué se quieren dedicar se enviaran a las plantas», reiteró. «Es una ayuda extra de manos. Pero funcionaría mejor si ellos pudieran hacer un levantamiento, un proyecto y que ellos tuvieran ese dinamismo. Creo que sería bueno que el programa incluyera dinámicas y pláticas de liderazgo para que ellos trabajaran ese punto», propuso.
Esta semana, la Secretaria del Trabajo Luisa Alcalde dijo que se han recibido alrededor de 50 denuncias respecto a personas que han pedido a los jóvenes que les den una parte de la beca de 3 mil 600 pesos mensuales a cambio de integrarlos al centro del trabajo, por lo que ya se está investigando para darlos de baja y se están habilitando filtros para que los aprendices puedan denunciar este tipo de irregularidades.
Alcalde precisó que son «casos aislados» y que el apoyo económico se deposita a los beneficiarios de manera directa en una tarjeta bancaria que ellos dan de alta, por lo que «no forman parte de un problema grande» frente a los más de 300 mil aprendices vinculados.
En la cuenta de Twitter de Jóvenes Construyendo el Futuro algunos usuarios reportan atrasos en el pago de la beca mensual o que se les dio de baja por inhabilitación del centro del trabajo donde estaban. Otros comparten que no han podido ingresar al beneficio ya que cerca de su hogar no hay centros de trabajo habilitados. Esto es, hay mayor demanda que oferta.