Un video explica cómo el cerebro actúa en la vida cotidiana “sin pedir permiso”, por ejemplo, como reír, mantener el equilibrio o estornudar.
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Ciudad de México, 12 de abril (SinEmbargo).- Los humanos sentimos con el cerebro, no con el corazón. Si bien es posible pensar las emociones, existen otras actividades que el cerebro hace sin consultar.
Un video difundido por “Supercurioso” explica cuáles son las actividades cotidianas que el órgano central realiza “solo”.
La primera función consiste en parpadear, “un reflejo automático para mantener los ojos limpios y lubricados”. De acuerdo con la publicación también se hace cuando algo aparece de forma repentina frente a la cara. Es algo automatizado.
¿A quién no le gusta reír? Solo a “El Grinch”. Mostrar una sonrisa ocupa la segunda acción que el cerebro no puede controlar. “Nunca falta la risa en una situación seria ¡gracias cerebro!… una vez que procesa lo que nos parece divertido no hay vuelta atrás y solo nos queda reír a carcajadas”, mencionan en el video.
Mantener el equilibrio es la tercera actividad que el órgano controlador del sistema nervioso central realiza. Pareciera sencillo, pero caminar requiere de una coordinación entre la entrada sensorial de los ojos, los músculos y las articulaciones.
Regular la temperatura corporal es otra labor del cerebro. ¿Cómo lo logra? “A través de la piel por los receptores sensoriales que envían la información al hipotálamo o por algunos receptores en la sangre”, dicen en el video.
Mover la lengua para pronunciar palabras es un trabajo más que el órgano vital hace sin preguntar. Al principio, los bebés únicamente intentan imitar los sonidos. Al crecer, las personas se concentran en lo que dicen y no en cómo lo logran.
Finalmente, estornudar se convierte otra reacción no controlada. Cuando “los nervios sensoriales activan los músculos de la cabeza y el cuello, el aire se acumula dentro del pecho y se cierran las cuerdas vocales pero se abren rápidamente y el aire sale para expulsar eso que nos molesta”.
Así que los adolescentes no son los únicos que actúan sin preguntar, el cerebro también lo hace.