La Arquidiócesis de México calificó como un «tratamiento de electroshock» los aumentos a las tarifas eléctricas, de gas y de combustibles implementados a inicios de este año por el Gobierno federal. Con la Reforma Energética de Peña Nieto, sentenció, sólo se enriquece a funcionarios y empresarios, y se empobrece a los más vulnerables. «La Reforma se desinfla por la insuficiencia argumentativa que la pretende defender».
Ciudad de México, 12 de marzo (SinEmbargo).- La Arquidiócesis de México criticó este día que la Reforma Energética, promulgada en agosto de 2014, sólo ha beneficiado a los altos funcionarios y creado a «nuevas generaciones de pobres».
En su editorial Desde la Fe, la Arquidiócesis recordó que la Reforma Energética fue anuncia, «con bombo y platillo», como una “reforma esperanzadora, con vocación social, que insistía en la propiedad del Estado sobre los hidrocarburos y reafirmaba su rectoría en áreas estratégicas para asegurar que la riqueza energética se tradujera en bienestar para todos». Fue exhibida, señaló, como una de las más trascendentes desde 1917.
La Iglesia mexicana admitió que una de las promesas de dicha Reforma parece dar resultados: el fortalecimiento de las empresas productivas del Estado. Puso de ejemplo a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que tuvo utilidades netas de 85 mil 517 millones de pesos en 2016. «Lo anterior podría aplaudirse, pero queda lejos de la insistente ‘vocación social’ que se pretendía», sentenció.
«La población carga con el fardo más desigual de esta grandísima fuente de riqueza de algunas empresas, sean de participación estatal o privadas, engrosando los bolsillos de pocos», se refirió en el texto titulado «Tratamiento de electroshock».
Asimismo, recordó la presión social que recibió el Gobierno federal ante el aumento a los precios de las gasolinas implementado el pasado 1 de enero, luego de que el Presidente Enrique Peña Nieto prometió suprimir los llamados gasolinazos impuestos por la administración de Felipe Calderón.
«El resultado [de estas medidas] es más que evidente. Aunque negado por las autoridades hacendarias, la inflación de más del 4 por ciento en el primer trimestre del año impactó la economía de las familias mexicanas».
Otro escenario, resaltó la Arquidiócesis, es el incremento desmedido en el precio de los energéticos ordinarios: luz y gas. «A inicios de marzo, el tratamiento de electroshock fue recetado a las industrias y hogares con el aumento de tarifas de entre el 13 y 17.2 por ciento, alzas significativas que rebasaron las expectativas de ajuste mensual discreto».
«La decantada Reforma Energética, conforme pasa el tiempo, se desinfla por la insuficiencia argumentativa que la pretende defender. Marañas y marañas, verborrea y retórica, exhiben lo que jamás se previó cuando fue creada. No hubo sensibilidad social y sí mucha voracidad excusada en demagogia, que nos recetan todos los días con la pueril advertencia: “de no haberse liberado el precio de los energéticos, se hubieran recortado programas sociales”, concluyó.