«Me ha causado un problema psicológico tremendo. A cada rato estoy pegado en la ventana. Me voy por otro camino. Veo para adelante, para atrás. Oigo ruidos en la noche. Realmente tengo miedo», dijo un médico del Estado de México, golpeado y detenido durante tres días por presunto homicidio, luego de una operación por empiema a una menor de edad.
Ciudad de México, 11 de enero (SinEmbargo).– El padre de una adolescente de 14 años, quien murió durante una segunda operación de extracción de pus en pulmones, tomó los brazos del doctor Francisco Navarro, otro sujeto lo agarró de las piernas y ambos lo arrastraron hacia afuera de la clínica privada «Torres», ubicada en Cuautitlán, Estado de México. En recepción, otras personas también lo golpearon, lo patearon y lo insultaron. La mesa con el árbol de Navidad y revistas cayeron. Dos patrullas que pasaban por la calle se detuvieron y los llevaron al Ministerio Público. El médico, víctima de agresión, fue encerrado durante tres días acusado de presunto homicidio.
El ataque de cuatro hombres luego de que una mujer envió un mensaje por celular ocurrió a las 2:45 de la madrugada del 21 de noviembre de 2020, de acuerdo con videos de la clínica. Luego de ser liberado, Navarro y su familia huyeron a otro estado por temor a mayores agresiones por parte del hombre y sus familiares. Casi dos meses después, el profesional de la salud aún presenta secuelas psicológicas, principalmente miedo. Durante la pandemia, decenas de personas del servicio médico en México han sido agredidos con agua caliente o golpes por la falsa idea de contagio.
«No he recibido amenazas, pero son capaces de cualquier cosa y el hombre ubica mi casa y todos los lugares donde trabajo. Me ha causado un problema psicológico tremendo. A cada rato estoy pegado en la ventana. Me voy por otro camino. Veo para adelante, para atrás. Oigo ruidos en la noche. Realmente tengo miedo», dijo, por lo que no descarta tomar terapia.
El 23 de octubre del año pasado, el doctor Navarro operó por primera vez a la menor de edad diagnosticada con empiema, una infección que genera grandes cantidades de pus en el pulmón. En un hospital previo ya le habían drenado dos litros de pus del pulmón con una sonda. Cuando Navarro consultó su tomografía, consideró que requería una cirugía abierta.
«No hubo ninguna eventualidad. Además de los dos litros de pus que ya le habían sacado días previos, yo encontré otros dos o tres litros. Se limpió todo el pulmón y tórax y se dejó una sonda. A los tres o cuatro días decidí darla de alta porque había bastante mejoría», evocó.
De finales de octubre a noviembre, el doctor Navarro le dio seguimiento casi diario, porque el padre le enviaba mensajes, fotos o le llamaba al celular para cuestionarle dudas sobre la evolución de su hija. La revisó, dijo, en los diversos consultorios y clínicas donde trabaja, así como en la casa de la paciente.
«En una tomografía que le pedí detecté un ligero problema en el pulmón, una falta de expansión de alrededor de cinco centímetros. En ese momento, no requería de alguna acción. Y se lo expliqué al señor. Teníamos que seguir observándolo. A los diez días, la niña comenzó de nuevo con fiebre y dolor», expuso el médico.
Tras otra tomografía, consideró que necesitaba una segunda operación. La cirugía se hizo el 20 de noviembre, pero la intervención se complicó ya que la paciente despertó de la anestesia con mucha agitación, presentó arritmias cardiacas y se tuvo que volver a sedar. Se reanimó de cuatro paros cardiacos. Finalmente murió tras el quinto paro cardiorespiratorio a pesar de los medicamentos y maniobras que el grupo de médicos realizó.
«Entre un paro cardiaco salí del quirófano para hablar con el señor y darle informe de que su niña estaba mal. Le expliqué que había caído en paro y estaba delicada. Me volví a subir para atenderla. En el quirófano seguía personal de enfermería y anestesiólogo; todo mi equipo de apoyo. Finalmente la niña desafortunadamente falleció», dijo.
El señor subió al quirófano con otro familiar. Lo tomaron de brazos y piernas, y lo bajaron cargando por las escaleras. Otros hombres y una mujer también se aproximaron y lo sacaron de la clínica. El doctor, aún con su pijama de quirófano, fue golpeado e insultado, se ve en un video de la clínica.
«Estaba aterrorizado. Me golpearon, me insultaron. No sé qué tanta barbaridad decían. Iba pasando un par de patrullas, me subieron a la patrulla. El señor se subió a la otra. Y nos llevaron al MP», afirmó. Los otros agresores de quedaron en la calle. «Si no pasaban las patrullas, no sé si me hubieran levantado o matado».
Aunque suponía que le tomarían declaración sobre la agresión, lo señalaron de presunto homicidio simple y lo encerraron por tres días. «¡Yo fui el acusado! Ya era el 21 en la madrugada. Si no se aclaraba, me iban a pasar al reclusorio», recordó. Su abogada logró que lo liberaran y, por el temor de mayor agresión, él y su familia salieron del Estado de México.