La undécima Supercopa del Real Madrid es la segunda del preparador francés. El hombre que no pierde finales y que logró en Yeda su noveno título en lo que lleva de carrera.
Por Santiago Aparicio
Yeda (Arabia Saudí), 12 ene (EFE).- El acierto desde el punto de penalti coronó al Real Madrid como campeón de la Supercopa de España en el King Abullah Sport City tras un duelo cerrado, equilibrado y sin puntería en el que tuvo que recurrir a los once metros para derribar al Atlético Madrid.
Fue la única manera de establecer el desenlace de un partido sin dueño, un duelo del corte de los que suelen protagonizar ambos adversarios. Los errores en los penaltis de Saúl, que lanzó al palo, y Thomas Partey proporcionaron el éxito al Real Madrid y alimentaron la leyenda ganadora de su técnico, Zinedine Zidane, un experto en finales que de una u otra forma sale triunfal de cada cita decisiva.
La undécima Supercopa del Real Madrid es la segunda del preparador francés. El hombre que no pierde finales y que logró en Yeda su noveno título en lo que lleva de carrera.
Por quinta vez en los tiempos recientes el desenlace requirió de, al menos, la prórroga. Ocurrió con las dos finales de la Liga de Campeones que ganó el Real Madrid ante el equipo rojiblanco, con la Copa del Rey que conquistó en el Santiago Bernabéu el Atlético en 2012 y en la Supercopa Europea de hace dos años. Tenía pinta.
Los dos equipos menos goleados de la Liga española proporcionaron un clásico al uso con la moneda en el aire. Equilibrado, espeso, excesivamente táctico, respetuoso y sin alegrías. Nada que ver con el desparpajo de las semifinales. Y que necesitó la prórroga.
Zidane prolongó su confianza en el once que superó al Valencia, con cinco centrocampistas y solo Luka Jovic en punta. Quería el balón el técnico francés, que parece haber dejado de lado el fútbol directo de no hace mucho. Enfrente, un rival ordenado, sin espacios, que dio un paso al frente en la presión en cuanto vio las dificultades del Real Madrid para sacar la pelota.
Dos tiros lejanos de Casemiro y Luka Modric apenas inquietaron al Atlético Madrid. Balas de fogueo para Jan Oblak, sin trabajo en la primera parte.
El Atlético Madrid se animó con un par de fogonazos. Pero le faltó algo de convicción. Joao Félix no se pudo creer que la pelota le llegara a los pies regalada por Sergio Ramos en una de las pifias que el capitán blanco realiza ocasionalmente. El portugués desperdició el regalo y tiró fuera. Igual que Álvaro Morata después de otro error de la zaga rival.
Ahí estuvo el Atlético más ambicioso. Se animó. El Real Madrid tenía el balón pero nada de profundidad. Su control excesivo llegaba a ninguna parte. Diego Pablo Simeone lo debió ver pronto y puso a Vitolo a calentar bastante antes del intermedio, al que se llegó después de una intencionada internada de Ferland Mendy que tiró al primer palo y un desviado cabezazo de Casemiro que salió alto.
No hubo noticias de Luka Jovic hasta el inicio de la segunda parte, cuando emprendió una carrera desde el centro del campo con cuatro perseguidores a su alrededor que terminó en córner cuando alcanzó el área. Ni siquiera llegó a tirar. Pero se animó el serbio. Recibió otro balón y firmó otra carrera. En esta ocasión cruzó el balón. Amenazó, pero chutó fuera.
Poco antes de la hora de partido entró al campo Vitolo en lugar de Héctor Herrera. Una declaración de intenciones. También dio un paso al frente Zidane, que quitó a Isco, lejos del nivel de la semifinal, y recurrió al joven brasileño Rodrygo. Compañía para Jovic.
Fue el serbio el que originó la ocasión más clara en una incursión al área que acabó con un centro a Fede Valverde. El uruguayo, con toda la portería para él y de cara a Oblak, acabó mal la acción.
Thibaut Courtois se erigió en salvador a diez minutos del final. Cuando el partido enmudecía, frustró una clara ocasión de Morata que le encaró sin oposición. El partido se desabrochó pero no lo bastante para ir a una prórroga que pudo evitar Rodrygo, en el tiempo añadido, al que le salió un mal disparo.
Zidane puso todo su arsenal sobre el campo. Primero Mariano, después Vinicius. Simeone optó por el oxígeno. Santiago Arias ocupó el lugar de Joao Félix después de que Marcos Llorente sustituyera a Lodi.
Una mala salida de Courtois en un córner pudo costarle caro al Real Madrid, pero aún más a su rival si Oblak no sale airoso del bombardeo blanco en un momento desde las botas de Luka Modric y Mariano.
Una entrada por detrás, que le costó la expulsión a Fede Valverde, evitó un mano a mano de Alvaro Morata con Courtois a falta de cinco minutos. El portero belga sostuvo a su equipo en el tramo final en el último arreón rojiblanco.
No hubo forma y el desenlace llegó en los penaltis. Saul y Thomas fallaron. En el Real Madrid todos marcaron. Hicieron al equipo blanco campeón