Especialistas médicos han encontrado que niñas y niños de Lequeito, un ejido de Coahuila, beben agua con veneno, o mejor dicho: veneno con agua. “En una chancita usted va a poder ver a los niños tomando agua de los bebederos, agua que viene directamente de los pozos, agua contaminada, muy contaminada con arsénico. Obviamente estamos hablado de un proceso crónico de exposición” , afirma el jefe del departamento de Biología Celular y Ultraestructura del Centro de Investigación Biomédica de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Coahuila.
Numerosos estudios atribuyen la contaminación a actividades relacionadas con la producción de leche, como las emprendidas por la empresa Lala. En la Comarca Lagunera, durante más de 40 años, las investigaciones sobre los efectos del consumo de agua contaminada por arsénico y han revelado la aparición, a largo plazo, de diversos tipos de cáncer, sobre todo de piel, pulmón, riñón y vejiga.
Por Jesús Peña
Saltillo, 12 de enero (Vanguardia/SinEmbargo).– Se proyectó como un estudio pionero, un trabajo sin precedente, la más completa investigación sobre los efectos del hidroarsenicismo en niños del ejido Lequeitio, municipio de Francisco I. Madero, Coahuila y quedó en nada, todo… por falta de dinero.
Esta historia comenzó una noche de principios de diciembre de 2014, cuando recibí una llamada del doctor Javier Morán Martínez, jefe del departamento de Biología Celular y Ultraestructura del Centro de Investigación Biomédica de la Facultad de Medicina de la UAdeC, en Torreón, y coordinador de la maestría Multidisciplinaria en Salud, para invitarme a una atípica posada, una posada diferente a todas las que yo había ido.
Se trataba, me dijo el galeno, de un convivio en honor de los niños de una primaria lagunera, la “Apolonio M, Avilés”, organizado por el propio médico, sus alumnos del posgrado y odontopediatras de la Escuela de Odontología de la UAdeC, Unidad Torreón.
Durante la fiesta, en la que habría bolos, piñata y refrigerio, aquel equipo de investigadores aprovecharía para completar una serie de pruebas psicológicas, sanguíneas y odontológicas, que había empezado aquel año, 2014, con el propósito de analizar las secuelas del consumo crónico de agua contaminada con arsénico en infantes de Lequeitio, cuyas edades oscilaban entre siete y 11 años. Aquello sonaba realmente interesante, y no podía, pensé, dejar pasar la oportunidad de ir a esa fiesta.
El equipo de entre 20 y 25 estudiantes de maestría y licenciatura, partiría de la Facultad de Medicina de Torreón al ejido el 5 diciembre por la mañana. Que ahí me esperaba, me insistió Morán, que no faltara, como suele decir la gente cuando te invita a un cumpleaños.
La madrugada de aquel día, reportero y fotógrafo, salimos rumbo a la fiesta.
Cuando llegamos a Torreón ya un grupo de entusiastas estudiantes, muchachas y muchachos veinteañeros, aguardaba fuera del cubículo del médico Morán en la Facultad. Luego montaron en un autobús rentado por la Universidad, otros en vehículos particulares y se fueron, nosotros detrás de ellos, en caravana.
“Hemos enviado solicitudes a Peñoles, a Lala, al Gobierno, al PRI, por ejemplo, y nunca hemos recibido respuesta de tener un vehículo. Como usted ve tenemos que meter los vehículos de nosotros”, me diría más tarde el doctor Javier Morán.
Sólo el Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología estaba apoyando con el financiamiento parcial de algunos estudios del proyecto, y la Universidad Autónoma de Coahuila con el traslado de los muchachos al ejido, en camiones.
“La empresa de la que más esperábamos ayuda, nunca nos apoyó: Lala…”, dijo Morán.
Al rato, después de transitar por una carretera de paisajes áridos y a veces salpicados por sembradíos de alfalfa, llegamos todos a Lequeitio, un pueblo de cuatro mil habitantes, casas bajas con porche, palmas y algunas calles asfaltadas.
En los patios de la Escuela Primaria “Apolonio M. Avilés”, era la algarabía de los chiquillos.
“En una chancita usted va a poder ver a los niños tomando agua de los bebederos, agua que viene directamente de los pozos, agua contaminada, muy contaminada con arsénico. Obviamente estamos hablado de un proceso crónico de exposición…”, me dijo el doctor Morán.
Según registros del Centro de Investigación Biomédica de la Facultad de Medicina de la UAdeC, Unidad Torreón, el agua de Lequeitio tenía concentraciones de hasta 761 microgramos de arsénico por litro, siendo que los parámetros de la Organización Mundial de Salud (OMS) dictan que debe ser de 10 microgramos de arsénico por litro de agua y la Norma Oficoal Mexicana, 127-SSA1-1994 de Salud Ambiental, Agua para uso y consumo humano, de 25 microgramos de arsénico por litro para el agua se pueda beber.
Aquel día, el día de la posada en Lequeitio, platiqué con Jesús Fernando Caballero Guerrero, el entonces director general del Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento de Francisco I. Madero, y me dijo que “mienten, mienten, afirmo categóricamente que mienten”, y que según los últimos monitoreos realizados por el SIMAS, el agua de la región contenía entre 90 y 110 microgramos de arsénico por litro, niveles que, reconoció, estaban muy por encima de los parámetros de la OMS y la NOM.
“Rebasan en mucho la norma, pero quiero decirte que de los municipios de la Laguna, Madero está con los niveles más bajos de arsénico. La burbuja de agua menos contaminada está aquí en Madero”.
En aquellos días, finales de 2014, había arrancado la instalación de filtros o Potabilizadoras para Remoción de Arsénico a pie del pozo en la Comarca Lagunera, impulsada por el Gobierno del otrora Presidente Enrique Peña Nieto.
¿CONSECUENCIAS?
Los niños de Lequeito, un ejido de la Comarca Lagunera, bebían agua con veneno, o mejor dicho: veneno con agua.
LA POSADA DE SANGRE, ANÁLISIS Y DUDAS
Se organizó una con el propósito de analizar las secuelas del consumo crónico de agua contaminada con arsénico en infantes de Lequeitio, cuyas edades oscilaban entre siete y 11 años.
POQUITO, ¿NO MATA?
761 microgramos de arsénico por litro de agua fueron encontrados en las muestras analizadas de Lequeito en 2014.
10 microgramos de arsénico por litro de agua en los parámetros de la NOM de agua para uso y consumo humano.
25 microgramos de arsénico por litro en el agua es el límite máximo para que se pueda beber, según la OMS.
“Ya arrancó la instalación de los nuevos filtros. Es filtración con reactivos químicos. El agua pasa por este sistema de filtración y luego se deposita en la red”, recuerdo que me dijo Caballero Guerrero.
―¿Qué es lo que ha provocado el abatimiento de los pozos y con ello el aumento en los niveles de arsénico en agua de la Laguna?
―La cuenca lechera nos ha venido a impactar a todos, sobre todo a quienes estamos extrayendo agua para uso humano, que son volúmenes muchos menores a los que estos señores extraen.
En la Comarca Lagunera, durante más de 40 años, se han realizado numerosos estudios sobre los efectos de los altos niveles de hidroarsenicismo, provocado por el abatimiento de los mantos friáticos, en la salud humana.
Tales estudios han revelado la aparición, a largo plazo, de diversos tipos de cáncer, sobre todo de piel, pulmón, riñón y vejiga; hasta el desarrollo de enfermedades como diabetes y presión arterial, consecuencia del consumo crónico de agua contaminada con este metal tóxico.
“Hemos hecho muchos estudios en adultos, y obviamente por el tiempo de exposición y cronicidad los daños son muy evidentes. En niños, por le edad, no vemos todavía afectaciones como en los adultos, pero sí hay algunas tendencias”, me dijo Morán antes de que comenzara la fiesta.
Después Alberto Vielma García, director del Centro de Salud rural de Lequeitio, me diría que en la actualidad ha sido menos recurrente la problemática del arsénico en la Laguna.
“Ya no se ve la incidencia de enfermedades como antes. Te soy sincero, anteriormente veíamos mucho cáncer de piel, leucemias, muchos cánceres de estómago, de colon, en la región, pero últimamente ha sido menos recurrente, porque la mayoría de los ejidos ya tienen agua potable. Ya no es la misma incidencia, pero no con eso quiere decir que ya no tenga arsénico el agua”.
Aquella mañana del 5 de diciembre de 2014, el doctor Javier Morán Martínez había llegado a Lequeitio, con un equipo de entre 20 y 25 químicos, biólogos, psicólogos y odontopediatras, para completar un estudio multidisciplinario, sin precedente en la Laguna, aseguró, sobre el impacto de la ingesta de agua contaminada con arsénico en el ADN de la sangre y la mucosa oral, así como de la salud mental de 160 chicos de entre siete y 11 años.
“Y estamos evaluando la concentración de arsénico en orina también, para saber cómo andan los niños de arsénico propiamente dicho. Son acciones, si usted gusta, incipientes, pero efectivas. Nosotros buscamos decir qué es lo que está pasando, al gobierno le tocaría tomar acciones directas sobre esta problemática de salud pública”, me explicó.
―Dice la Secretaría de Salud que en la Laguna no hay daño por el hidroarsenicismo.
―Ellos podrán tener sus razones, pero yo no sé si vengan a hacer esos estudios aquí cono los hacemos nosotros y si conocen de cerca la problemática que existe en la región.
Se tiene que estar aquí, con la gente, y ver el día a día de su sistema de vida, su interacción con el ambiente… Yo no conozco que haya alguna brigada, campañas.
Intervenciones como ésta, de atención a los niños, no las hay. No sé qué medida estén tomando ellos en cuenta o en qué se basan para decir que no hay afectación.
Que cuál era la relevancia de aquella investigación, le pregunté al médico Morán, “con el tipo de análisis que se están haciendo, los tipos de pruebas psicológicas que se están aplicando, prácticamente somos pioneros aquí en la Laguna”, respondió.
Recuerdo que durante los años siguientes al estudio, telefoneé, en reiterada ocasiones, al doctor Javier Morán Martínez para preguntarle sobre los resultados que habían arrojado las pruebas y su respuesta era siempre la misma: “no hay lana, pero tal vez para dentro de un mes, tres meses, cuatro meses, seis meses…”.
El día de la posada en Lequeitio la maestra Delfina Andrade Zamarripa, directora de la primaria “Apolonio M. Avilés”, me contó que en ocho años de estar al frente, doctores, de ya no recordaba qué instituciones, habían venido muchas veces al plantel para tomar muestras de sangre y orina a familia completas, y jamás volvían con los resultados.
“Nunca supimos qué pasó, si las familias tenían o no tenían arsénico”.
Por eso cuando el doctor Javier Morán y su equipo de jóvenes científicos se presentaron con el proyecto, ella aceptó participar, pero les hizo hincapié en que quería respuestas, resultados del estudio,
“’La gente participa, – les dije -, pero quiere respuestas’. Pedimos un resultado, queremos un resultado. A veces los padres no quieren participar porque dicen, ‘no, es que nomás vienen y sacan las muestras y se llevan ellos su estudio y no hay un seguimiento’. Ya citaron a las madres de familia, les explicaron. A mí lo que más me interesó es cómo (el arsénico) está afectando o si es que afecta la inteligencia de los niños, porque es con lo que nosotros trabajamos. Me gustaría que se concretara el estudio, que nos dieran resultados y, sobre todo, saber qué podríamos nosotros hacer”.
Una vez que su equipo de investigadores obtuviera los resultados del estudio, prometió el doctor Morán, regresarían al ejido a platicar con los padres y los maestros para informar el estado de los chicos y las medidas a tomar.
El 5 de diciembre de 2018 se cumplieron cuatro años de aquella investigación y aun no hay conclusiones, todo…por falta de dinero, por falta de apoyo de las autoridades y la iniciativa privada lagunera.
Que quien tendría que apoyar, le pregunté a Morán, “No pos el que quiera, pero el chiste es que nadie quiere ayudar en eso, nadie quiere apoyar en eso”, respondió.
EL ABANDONO
Lequeitio, Coahuila
Poco a poco el arsénico ha incidido negativamente en los índices de bienestar social de este pueblo lagunero.
LA RESPUESTA DE LALA
> Grupo LALA es una empresa mexicana, nacida en La Laguna, enfocada en la industria de alimentos saludables y nutritivos, este año cumple 70 años de experiencia en la producción, innovación y comercialización de leche, derivados lácteos y bebidas bajo los más altos estándares de calidad.
> Grupo LALA tiene integrado a sus operaciones la generación de valor social a través de acciones que impulsen la sostenibilidad social, económica y ambiental así como la responsabilidad social.
Para la protección y uso eficiente del agua en la Comarca Lagunera, apoyamos al Consejo Ciudadano por el Agua, a fin de que se garantice el abasta de agua de calidad para consumo humano y para las actividades económicas de la región.
Destacó además que darán seguimiento a estas 4 iniciativas:
1. Programa Irritila y El apoyo al Consejo Ciudadano con el Agua.
2. Como empresa “por ser nuestro lugar de origen estamos comprometidos con un uso sustentable, análisis de fondo y medidas para conservar el bienestar de nuestra tierra.
3. Añadió que no se ha recibido solicitud de apoyo de parte de la UAdeC en los últimos dos años, pero que de ser necesario, pueden referirla a Lala.
4. Hizo énfasis en una “total apertura para dialogar por el bien de la comarca Lagunera”.
―¿Lala?
―No, como es un problema que ellos han generado, pos menos nos dan. El hidroarsenicismo es en esencia por eso no hay vuelta de hoja. Peñoles antes no ayudaba a medir algunas cosas en sus laboratorios, pero nos dijeron que ya no, que era mucho trabajo.
Aquella mañana, en las aulas de la escuela, la brigada de investigadores se ocupaba en tomar muestras de sangre, de mucosa oral y en aplicar pruebas psicológicas a los pequeños.
Después, anuncio Morán, vendría la posada.
“Venimos a hacer un convivio con los niños y a tomar algunas muestras que están todavía pendientes en este estudio, pero es un convivio. Le llamo yo una gratificación o una atención a los niños. Les trajimos un bolo y unas piñatas. Usted va a ver que los bolos están constituidos por pastas de dientes, cepillos, jugos, cosas que donaron algunas empresas como Colgate, Jumex, Coca- Cola, entre otros”.
El grupo de jóvenes científicos, me contó el doctor Morán, había solicitado a la compañía Lala algún donativo para la posada, pero no hubo respuesta.
“No tuvimos ninguna aportación de esa empresa, siendo, pudiéramos pensar, que es la que más debiera apoyar por el sistema productivo que tiene y que es el que afecta directamente la calidad del agua en la región. Es un proceso muy conocido del abatimiento de los mantos friáticos por el consumo excesivo de agua para los cultivos que se tienen en la Comarca Lagunera”, dijo Morán.
En uno de los salones conversé con María Soñadora Niño Castañeda, química fármaco bióloga y alumna de la maestría Multidisciplinaria en Salud, mientras realzaba la toma de muestras sanguíneas a los chicos.
Sobre estas muestras, me dijo, se realizaría posteriormente un análisis para medir el daño causado por el consumo de agua contaminada con arsénico, a nivel del ADN.
“Ya no es tanto un examen superficial sino que ya nos vamos a nivel de ADN, que es muy importante porque el hidroarsenicismo puede causar, en casos muy extremos, mutaciones en las células y estos podría afectar al momento de ellos tener hijos, causar alguna malformación. En casos muy extremos, estoy exagerando, se podría provocar algún tipo de cáncer… La gente no se da cuenta. Es algo común tomar agua de la llave, cocinar con agua que toman de ahí mismo. Los niños de esta escuela toman agua de los bebederos…”.
Y sin precisar cifras, Niño Castañeda, comentó que este tipo de estudios suelen ser muy caros.
Más allá, rumbo a los jardines, me encontré con Abraham de Jesús Guerra Alanís, licenciado en psicología y también estudiante de la maestría Multidisciplinaria en Salud, aplicaba un cuestionario a una madre de familia.
Abraham me contó que desde enero de 2014 su equipo de psicólogos había aplicado un total de 160 pruebas de inteligencia en niños de siete a 11 años, con el fin de analizar los efectos del hidroarsenicismo en su coeficiente intelectual y, en términos generales, su salud mental.
“Aplicamos pruebas de autoestima, nutrición, depresión, ansiedad, bullying, para hacer el sondeo de cómo se encuentra la salud en los niños, sobre todo la salid emocional. Hablamos mucho de deserción escolar, bajo nivel académico y tratamos de buscar culpables: el sistema educativo, la ignorancia de los padres, pero creo que es importante ver qué otros factores están interviniendo en el desarrollo de los niños, en el desenvolvimiento emocional y cognitivo. Ese desenvolvimiento también tiene que ver con algunos agentes como es el arsénico, el plomo, manganeso, fluor, que están en el agua y hay muy poquitos estudios sobre eso”.
Los resultados preliminares que habían arrojado las pruebas hasta ese momento, indicaban que la mayoría de los niños examinados tenían un coeficiente intelectual de 80, cuando la escala normal es de entre 90 y 110 puntos.
“Hemos encontrado una asociación en el tiempo en el que los niños han vivido en el ejido y la inteligencia, una asociación significativa. Y hemos encontrado aparte del tiempo la edad: entre más grande es el niño, menores puntuaciones de inteligencia tiene. Estamos por concluir el análisis de las muestras de orina de los niños y ahí vamos a determinar si a mayores concentraciones de arsénico, menor coeficiente intelectual, pero podemos inferir que hay algo que está destruyendo su coeficiente intelectual…”, dijo Guerra Alanís.
Alejandra Delgado, otra psicóloga, me adelantó que en el tiempo que llevaban estudiando a los niños de Lequeitio habían encontrado índices de agresión, de depresión y ansiedad.
“Es una de las teorías que tenemos: que aparte de todas las afecciones físicas que ya sabemos que tiene el arsénico, afecta a otros niveles, en este caso psicológico y emocional. Encontramos una tendencia muy marcada hacia lo que es depresión y ansiedad. Todavía estamos en el análisis de datos, pero al menos en la observación profesional es lo que hemos podido ver. Los estudios siempre se habían centrado en todos los efectos físicos; que propensión de cáncer, muchas cosas. Con esto podremos saber que el arsénico tiene un efecto más allá de lo físico y que está afectando a niños de siete años”.
Para ello, precisó Alejandra, el grupo de psicólogos estaba llevando a cabo una batería de pruebas psicológicas tendientes a medir el coeficiente intelectual; un Inventario de depresión, una escala de ansiedad, una escala de autoconcepto y entrevistas con los padres.
“Nos ha arrojado muchos datos que van siendo muy prometedores en el análisis. Hemos estado aplicando durante meses porque son pruebas largas, pesadas”.
―¿Qué tan grave es la problemática del arsénico en Lequeitio?
―Muchos mencionan que en su casa ya tienen agua embotellada, pero aquí nosotros vemos a los niños en los bebederos, pegados a los bebederos o a las mangueras y sabemos que esa no es agua purificada, siguen ellos con el consumo de arsénico.
Que por qué habían elegido Lequeitio, le pregunté a Abraham Guerra, “de las regiones cercanas es el que más arsénico tiene, por eso…”, comentó.
La realización de estos exámenes le llevó al equipo un año, en jornadas de 10 horas
Esto sin contar el tiempo que el grupo se quedó varado en Lequeitio, cuando se descomponían los coches en los que se trasladaba al ejido, situado a una hora de Torreón.
Por último, en los pasillos de la escuela topé con Eunice Ordaz, odontopediatra de la Facultad de Odontología de Torreón, y me platicó que antes de integrarse este proyecto, ella y un equipo de colegas se hallaban realizando un estudio sobre los daños que el plomo, vertido al ambiente por la empresa Peñoles, ocasiona en la boca de los pobladores, a nivel estético, manchas en la mucosa oral y los dientes.
Pero el doctor Morán le sugirió hacer una investigación más profunda: la fragmentación del ADN en células de mucosa oral, asociada a hidroarsenicismo, en los niños del ejido Lequeitio y a ella se interesó.
“Estamos haciendo un estudio de la mucosa oral de los niños para ver las células y el daño que puedan tener, debido a los niveles de arsénico en sangre y orina. Es ver qué tantas células se mueren a nivel de mucosa, si hay muchas células que se mueren o células que tienen muchos cambios de ahí salen muchas enfermedades, tumores, cáncer… Las células empiezan a mutar o se mueren muchas por eso”.
Javier Morán abundó que dichos efectos podrían manifestarse a largo plazo en los niños, aunque hasta el momento, “no hemos visto casos en la exposición crónica al arsénico digamos… de un cáncer a nivel de la mucosa oral…”.
COLOFÓN
Ya han pasado más de cuatro años de mi vista a Lequeitio.
Me había prometido volver una vez que se obtuvieran los resultados de aquel magno estudio y completar así este reportaje, pero me quedé esperando…
Eventualmente llamaba al doctor Morán para preguntarle si ya había algún reporte de la investigación y él contestaba que no, que porque no había dinero.
La última vez que le telefoneé fue el pasado 2 de enero:
―Estamos viendo lo de los análisis moleculares y lo del arsénico sigue pendiente, no lo hemos podido medir …
―¿Por qué?
―Ah pos porque no hay dinero…