Más allá de la belleza de las manchas de un felino en su piel, el jaguar representa nuestra propia supervivencia.
Por Esther Díaz, Coordinadora de Comunicación del Grupo Ecológico Sierra Gorda
Ciudad de México, 12 de enero (SinEmbargo/HuffingtonPost).- Cuando mi hermano me visitó por primera vez en la Reserva de la Biosfera Sierra Gorda, en México, no sabía nada de lo que hacíamos en Grupo Ecológico Sierra Gorda (GESG). Una semana después, cuando regresó a su casa, me dijo algo que nunca olvidaré: «Por fin he entendido por qué es importante que existan los jaguares».
Mi hermano, así como millones de personas que viven en las ciudades y están desconectadas de la naturaleza, pensaba que la pérdida de una especie era algo que preocupaba a los ecologistas más por la belleza de los animales que por su impacto real en el planeta. Sin embargo, después de una semana visitando los santuarios más imponentes de este pedazo de la Sierra Madre Oriental, entendió que, más allá de la belleza de las manchas de un felino en su piel, ese animal representa nuestra propia supervivencia.
Y es que, si un jaguar no reside en un hábitat que de manera natural fue pensado para él, esto significa que estamos en un territorio perturbado. La falta de comida (y, por ende, la desaparición de otras especies) llevará al jaguar a desplazarse a otros lugares. La escasez de agua (relacionada con las sequías) lo empujará a migrar. Sin cobertura vegetal suficiente (debido a la tala o las plagas causadas por el cambio climático), el animal se encontrará desprotegido y huirá… Ahora sume a este cóctel los incendios y la caza y obtendrá un resultado nada propicio para que el felino pueda sobrevivir.
Ahora dé un paso más y piense qué nos sucederá a nosotros, a medio plazo, si en ese hábitat no hay suficientes árboles (oxígeno, materia prima, carbono infiltrado en el suelo para combatir el cambio climático), suficiente agua (crisis hídrica, desabastecimiento, sed) ni suficientes animales (que abonan la tierra y dispersan semillas con sus excretas, que controlan plagas de manera natural…).
Esa conclusión, la misma que está sacando usted mientras lee estas líneas, es a la que llegó mi hermano. Ahora ya sabe para qué sirve un jaguar.
Estamos acostumbrados a ver anuncios de cómo los osos polares se van quedando sin su territorio. Animales hermosos que se encaraman a un pedazo de hielo en medio del inmenso océano porque no tienen dónde más ir. Osos famélicos que mueren por inanición. Las campañas publicitarias que cuentan con más presupuesto pueden mostrarle al mundo estas desgracias y mover corazoncitos para intentar salvar a un animal tan emblemático como ése.
Sin embargo, no todas las especies cuentan con la misma suerte. Cada día, ranas, salamandras, aves y una larga lista de etcéteras desaparece de la Tierra sin que ni siquiera sepamos de su existencia. No se mudan a ningún otro planeta: simplemente se extinguen, igual que lo hicieron los dinosaurios y pronto lo harán los osos polares.
La batalla, por desgracia, está prácticamente perdida. Pero entre «prácticamente» y «perdida del todo» hay un resquicio donde habita la esperanza. Y ese sentimiento no se alimenta de puros buenos deseos, mensajes de amor en facebook y marchas para exigir a los gobernantes mundiales que se pongan manos a la obra, sino que requiere, además de todo eso, excelentes ideas y muchos recursos.
Al llegar a este punto, no todos pueden participar de igual manera y no todos están dispuestos a dar lo mismo. Al llegar a este nivel de la conversación, muchos se retiran y prefieren quedarse con la idea que tenía mi hermano antes de visitar la Sierra Gorda: «total, si solo es una especie más…».
Sí, necesitamos apoyo para preservar los bosques más biodiversos del área natural protegida más ecodiversa de México. Sí, eso requiere un esfuerzo de tiempo y dinero.
Pero, ¿saben qué? Tenemos la opción y se llama Planeta Carbono Neutral.
Ahora la pelota está en su tejado. ¿Se anima a salvarle la vida a un jaguar y por tanto a salvar la suya o la de sus hijos o nietos?
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