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Redacción/SinEmbargo

11/12/2017 - 6:04 am

El Frente va con Anaya / El Ascenso de Anaya

La coalición electoral que inicialmente llevó el nombre de Frente Ciudadano por México quedó formalmente registrada antes las autoridades electorales, sin embargo las implicaciones de esta alianza partidista van más allá de la búsqueda de la presidencia de México en 2018.

El Frente va con Anaya
La coalición electoral que inicialmente llevó el nombre de Frente Ciudadano por México quedó formalmente registrada antes las autoridades electorales, sin embargo las implicaciones de esta alianza partidista van más allá de la búsqueda de la presidencia de México en 2018. Así lo asegura en Milenio, el periodista, novelista e historiador Héctor Aguilar Camín, quien escribe que: «contra augurios de medios y apostadores, Por México al Frente cuajó su coalición de partidos, se quitó el apellido ciudadano y se presentó ante los medios como lo que es: una negociación de políticos profesionales que buscan potenciar las estaturas electorales de sus respectivas organizaciones en 2018, y ganar. Ya se verá por su agenda y por sus compromisos, si el Frente gana o no la confianza de la ciudadanía, si pone por delante los intereses y agravios de esta, o conserva el ADN partidocrático. Los medios han puesto el acento en el acuerdo sobre la candidatura presidencial, que se definirá en el Partido Acción Nacional (PAN), previsiblemente para Ricardo Anaya, y en la candidatura de Ciudad de México, que se decidirá en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), previsiblemente para Alejandra Barrales. Pero bajo estas puntas visibles del acuerdo está el verdadero iceberg del Frente: el de la alianza para las elecciones federales del Congreso y para todas las elecciones locales en que logren ponerse de acuerdo. De los 500 distritos electorales de la elección federal, el PAN decidirá las candidaturas del Frente en 144, en 104 las decidirá el PRD y en 52 Movimiento Ciudadano. El PRD escogerá la candidatura al gobierno de Ciudad de México, y las de Gobernador en Morelos, Tabasco y Chiapas. El PAN definirá Puebla, Veracruz, Guanajuato y Yucatán. Movimiento Ciudadano se quedará con Jalisco. El Frente podrá ir o no en coalición en estas y las otras elecciones locales. Pero lo pactado hasta ahora les alcanza para tener una posición territorial sólida en la elección más grande de la historia de México, donde se disputarán simultáneamente más de 3 mil cargos de elección popular. Otro aspecto clave del Frente es que reduce la fragmentación política de las elecciones en puerta. Quedan en la competencia real tres alianzas de partidos: la de Morena, la del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y la del Frente. Son opciones claras y aclaran el panorama. Mi impresión es que las elecciones federales de 2018 serán menos confusas de lo que prometían».

Sobre la oferta electoral que representará el Frente en la boleta electoral, en El Universal, el periodista Salvador García Soto, escribe que: «la irrupción de Ricardo Anaya Cortés, como el anunciado candidato del Frente por México, no solo completa la boleta electoral con las tres opciones más fuertes que tendrán los mexicanos para elegir el 1 de julio de 2018, sino que confirma el acomodo de las fuerzas políticas para el arranque de las precampanas, en las que la alianza PAN-PRD-MC se ubica de salida, ya con candidato en la segunda posición, atrás de Morena, pero por arriba del PRI […]. Aunque no hubo sorpresa, al final la imposición de Anaya como candidato frentista, […] significa una primera derrota para el Presidente Peña Nieto y para el PRI. Porque desde el gobierno apostaron todo, primero por la no consolidación del Frente […] y segundo a que, de consolidarse esa alianza, el candidato no fuera el dirigente nacional del PAN. Fallaron en una y en otra […]. Porque hoy se sabe que uno de los argumentos que le vendió el canciller Luis Videgaray para la postulación de Meade era precisamente que él le garantizaba que un ‘bloque de gobernadores del PAN’ iban a ‘jalar y a apoyar’ al Secretario de Hacienda […]. Pero ayer, durante el acto en el que Ricardo Anaya fue lanzado como candidato del Frente en el WTC, la asistencia de 11 de los 10 gobernadores panistas pareció echar por tierra la idea de Videgaray […]. Hoy Anaya se convierte en la ‘piedra en el zapato’ para el proyecto de continuidad de Peña Nieto y la consolidación de la candidatura de José Antonio Meade […]. Y ayer el abanderado de la coalición Por México al Frente ya dio una muestra de hacia dónde irá su discurso y su estrategia de campaña: la propuesta de un ‘cambio profundo’ […]. Está claro, pues, que en el contraste que buscan posicionar desde el gobierno, entre el pasado del lopezobradorismo y el futuro que le atribuyen a la continuidad del candidato del panismo, ayer irrumpió la que apuesta a ser la ‘opción intermedia’ con un candidato que se le impuso al panismo, derrotó al gobierno y, contra todo lo que se ha dicho y documentado en su contra […] hoy está en la ruta de buscar la Presidencia».

En tanto en el Excélsior, su columna de trascendidos, Frentes Políticos, asegura que: «en un pequeño y abarrotado salón del World Trade Center, Ricardo Anaya agradeció que lo hayan elegido como candidato presidencial del Frente y, respaldado por los gobernadores de Acción Nacional, así como por los dirigentes del Partido de la Revolución Democrática y de Movimiento Ciudadano, expuso su visión de país, además de realizar una “autocrítica” a los gobiernos panistas. Pero en la reunión hubo un personaje que se llevó los reflectores. Enrique Vargas del Villar, edil de Huixquilucan y Presidente de la Asociación Nacional de Alcaldes, quien ha posicionado a su municipio como el mejor evaluado en la entidad. Fue el más ovacionado. Por Rafael Moreno Valle ni pregunte. No se apareció. ¿Por qué será?»

Sobre Moreno Valle, en Milenio, su columna de trascendidos Trascendió, asegura que: «una de las grandes ausencias en el registro de Ricardo Anaya como candidato de la coalición Por México al Frente fue el ex Gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle, también aspirante a la candidatura presidencial por el Partido Acción Nacional. Dicen los que saben que se está preparando para competir y ganar la interna de ese partido».

Quien también habló sobre Moreno Valle y la candidatura de Anaya fue El Universal, que en su columna de trascendidos Bajo Reserva, asegura que: «ayer en el acto en el que finalmente Ricardo Anaya aceptó que buscará la Presidencia de la República, y en el que se desbordó la cargada panista a su favor, el que no asistió fue el ex Gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, quien a últimas fechas se ha mantenido en silencio. Entre los miembros de la coalición Por México al Frente, algunos panistas y otros perredistas aseguran que don Rafael muy probablemente no compita por la candidatura panista, que quizá critique el proceso, pero hasta ahí, no más. Sin embargo, surgen dos preguntas: la primera, ¿Moreno Valle negoció? Y la segunda, ¿negoció con Anaya o con algún candidato de otro partido?»

En el diario Reforma, su columna de trascendidos Templo Mayor, asegura que: «siguen saliendo las facturas ocultas que pagó Ricardo Anaya para ser candidato presidencial del frente PAN-PRD-MC. Dicen que Rafael Moreno Valle logró una negociación muy ventajosa para sus propios intereses. De entrada, dicen, ya dejó amarrado que su esposa, Martha Érika Alonso, sea la candidata a la gubernatura poblana. Además, será el ex Gobernador quien decida las candidaturas al Senado por Puebla y palomeará la lista de los candidatos a diputados federales de la entidad. Eso sin mencionar que él mismo se perfila desde ya para tomar las riendas del panismo en el mediano plazo».

El Ascenso de Anaya
Ricardo Anaya parecer haber trazado a detalle su ascenso hasta la candidatura presidencial, mismo que es analizado en El Universal, por el periodista Ricardo Raphael, quien escribe que:  «Felipe Calderón acusó a Ricardo Anaya de haber secuestrado al PAN para autonominarse candidato a la Presidencia. El ex Presidente tiene razón en estar enojado. De no haber aparecido este joven político, muy probablemente su esposa, Margarita Zavala, habría sido candidata presidencial panista en el 2018 […]. Seis son los momentos clave de su ascenso al poder: la presidencia del PAN, la depuración del padrón panista, el triunfo electoral de 2016, la alianza con la izquierda, el método de distribución en las posiciones de la coalición y el proceso de selección interna del PAN para la candidatura presidencial. Ricardo Anaya llegó a la cabeza de su partido en agosto de 2015 con 8 por ciento de los votos de la militancia; una mayoría aplastante […]. Entonces, ante la presencia de la autoridad electoral, militantes y adherentes acudieron a ratificar su pertenencia al partido imprimiendo huella digital. Los detractores de Anaya aseguran que este movimiento le permitió hacerse del control panista ya que dejó fuera a militantes y adherentes que habrían apoyado a otros liderazgos como el de Margarita Zavala o Rafael Moreno Valle. Luego, en 2016, Ricardo Anaya se esforzó para que Acción Nacional tuviera triunfos electorales. Su partido fue el gran triunfador con seis gubernaturas y él emergió como el principal artífice de esos resultados […]. Los comicios de 2016 entregaron otra lección al dirigente panista: la sociedad con el PRD podía dar buenos frutos. Desde ese momento comenzó a tejerse una alianza formal con los líderes de Movimiento Ciudadano (MC) y del Sol Azteca […].  Los líderes de los tres partidos asumieron que la siguiente estación los convocaría a subirse en el mismo vagón. Mientras tanto Anaya leyó que él sería el político mejor posicionado para abanderar una candidatura presidencial de ese frente opositor. Solo tuvo que mover dos argumentos más para llegar a donde está hoy. Primero convenció a sus socios de que era injusto para el PAN renunciar a la candidatura presidencial, cuando el PRD no exhibe en las encuestas más de 7 por ciento de las preferencias y MC con dificultad alcanza 3 por ciento. En contraste, Acción Nacional ronda 19 por ciento en la intención de voto […]. La última jugada tiene más tiempo cocinándose. Había dos maneras en que Anaya perdiera la candidatura dentro de su partido. O una encuesta interna entre los aspirantes, donde participara Margarita Zavala, o bien una elección abierta que incluyera a no militantes del PAN. Cuando Zavala optó por postularse como candidata independiente se resolvió el primer obstáculo. Después, bastó con advertir que una elección abierta permitiría al PRI viciar el proceso para dejar fuera a Moreno Valle. Ciertamente ni Ernesto Ruffo, ni Luis Ernesto Derbez son precandidatos competitivos».

Los movimientos políticos de Ricardo Anaya para lograr su candidatura presidencial son cuestionado por el periodista Jorge Fernández Menéndez, quien en el Excélsior habla acerca de cómo el panista jugó sus cartas para llegar a donde está actualmente: «¿Habrán valido la pena las rupturas, los abandonos, incluso la ruptura de tantos compromisos? Ricardo Anaya, como todos sabíamos desde hace meses, se proclamó candidato a la Presidencia de la República por el PAN y por el Frente […] sin un proceso interno real. Logró quitar a todos los que le molestaban del PAN y que un PRD, atenazado por sus propios miedos y falta de personalidad, y un Movimiento Ciudadano, anclado a las posibilidades de Enrique Alfaro […], lo hicieran su candidato. Anaya no sólo se queda con la candidatura, se queda con el control de los spots y de los recursos de la coalición, con la mayoría de las candidaturas estatales que pueden ser viables, salvo la Ciudad de México y Jalisco, y en los hechos con el Frente en su totalidad. Pero ¿habrá valido la pena? Porque en el camino Anaya abandonó y rompió con Margarita Zavala, Felipe Calderón, Rafael Moreno Valle, Ernesto Cordero, los senadores rebeldes y con la mayoría de los gobernadores […]. ¿Habrá valido la pena tanto sacrificio para alcanzar la candidatura presidencial? Sin duda, Anaya dirá que sí, aunque el camino haya quedado sembrado de metafóricos cadáveres. Pero lo valdrá sólo bajo un supuesto: ganar la Presidencia de la República. Si Anaya no gana, el PRD se quedará con sus diputaciones, alguna senaduría y quizás hasta con el gobierno de la Ciudad de México […]; Movimiento Ciudadano probablemente con Jalisco y sin duda que con más de lo que tendrían solos. Pero Anaya, si pierde, perderá casi todo. Colocará a los suyos en posiciones en el Congreso, pero el PAN y sus señas de identidad se habrán ido hacia otros rumbos, otros dirigentes, otros personajes, si es que logra sobrellevar esa derrota. Si gana, claro, todo su escenario cambiará. Hasta ahora, Anaya ha asombrado a muchos de sus adversarios, internos y externos, usando una forma de hacer política muy similar a la de López Obrador, aunque se vista con un ropaje mucho más civilizado. Juega sus cartas, no se aparta un milímetro, hace compromisos, y si es necesario, no los cumple para seguir su camino […]. Hay quienes dicen que Anaya los ha engañado. Creo que lo subestimaron o se dejaron engañar. Hasta ahora, hay que reconocer que, jugando al límite y saltando reglas, Ricardo Anaya ha logrado casi todos sus objetivos: le falta el último, la Presidencia de la República, que es una apuesta a todo o nada. Me sigo preguntando si habrá valido la pena. La respuesta la tendremos el primero de julio próximo».

Ley de seguridad interior
Diversas organizaciones han señalado los riesgos de la aprobación de la ley de seguridad interior, así como la necesidad de un debate sobre sus implicaciones. Al respecto en Milenio, el periodista Carlos Marín, escribe que: «comprensible que Peña Nieto, en el acto del Premio Nacional de Derechos Humanos, pidiera a los senadores ampliar ‘los espacios de diálogo, de acercamiento con las distintas organizaciones de la sociedad civil para escuchar todas las voces’ antes de discutir el proyecto de ley de seguridad interior aprobado por los diputados. El Presidente de la CNDH había reiterado […] su tajante oposición. Aunque abundan supercherías en los alegatos, es irrebatible el argumento de que esta ley ‘no resuelve el problema de fondo…’, pero nadie de los inconformes aventura una propuesta y tampoco qué hacer ante la emergencia. La narcoviolencia incendió la casa y, sin que alguna ley lo contemple, regule y acote, los militares la hacen de bomberos mientras del otro lado de la calle gritan que el predio tiene distinto uso de suelo, que desperdician el agua que se necesita en otro lado; que hay más casas en riesgo, y que los soldados no fueron capacitados para apagar los fuegos ni rescatar quemados. O sea: ¿que se chingue la casa?»

Seguimos esperando
Luego de que durante meses, Emilio Lozoya negara haber sido parte de la red de sobornos de la empresa brasileña Odebecht, la semana pasada, Quinto Elemento Lab dio a conocer los videos de las declaraciones de funcionarios de dicha empresa en las que acusan Lozoya de haber aceptado “propinas”, a cambio de otorgar licitaciones a Odebrecht. Sobre estas polémicas revelaciones, el gobierno mexicano se ha mantenido callado, pese a que involucra a un importante ex funcionario. Por ello en Milenio, el periodista Carlos Puig, escribe que las declaraciones de los empresarios brasileños, «son parte del arreglo que la empresa y sus funcionarios hicieron con la justicia brasileña en algo que le llaman ‘colaboración premiada’. Con los videos, Quinto Elemento hizo públicos documentos de transferencias a empresas que, según los brasileños, eran controlados por Lozoya Austin. Respondió el abogado de Lozoya negándolo todo, pero del gobierno mexicano, ni pío […]. El 16 de octubre, día en que presentó su renuncia, el ex Procurador general de la República Raúl Cervantes dijo: ‘La procuraduría ha concluido las investigaciones respecto a uno de los mayores esquemas de corrupción internacional que en América Latina y en México se hayan visto. El complejo esquema para corromper funcionarios, obtener contratos públicos de manera indebida y luego tratar de esconder el dinero mal habido en paraísos fiscales puso a prueba nuestra determinación y a nuestras instituciones… Ya con ello, en los siguientes días, se harán las imputaciones correspondientes ante el Poder Judicial Federal’. Cervantes se refería a Odebrecht. Se van a cumplir dos meses de ese anuncio de Raúl Cervantes. Un mes después, el vocero de la Presidencia dijo en el programa de Carlos Loret que el actual procurador, Elías Beltrán, estaba revisando el expediente. En su anterior posición como Subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales, el señor Elías Beltrán fue hombre clave en la investigación, que, insisto, estaba concluida. ¿Cuánto más se tardará en revisar un expediente la oficina de un procurador que fue subprocurador con ese caso? ¿Algún día se presentará ante un juez el expediente? ¿Hay una decisión política de archivar la investigación? Insisto en estas dudas razonables que no tienen respuesta».

 

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