Dos aspirantes hispanos a la presidencia de EU salen reforzados de debate

11/11/2015 - 12:40 am

Por Cristina García Casado

Washington, 10 nov (EFE).- Los aspirantes hispanos del Partido Republicano a la Casa Blanca en 2016 Marco Rubio y Ted Cruz salieron reforzados este martes del cuarto debate de primarias, una conversación mas sustancial que las anteriores y donde hubo menos ataques personales.

Rubio revalidó su título de favorito en los debates, una habilidad a la que debe en buena medida su ascenso en las encuestas hasta la tercera posición, con el 11.8 por ciento de los apoyos según la media de Real Clear Politics, que se utiliza como referencia en Estados Unidos.

El joven legislador se mantuvo fiel a la estrategia que le funcionó en anteriores debates: ofrecer respuestas muy articuladas, evitar el cuerpo a cuerpo con otros candidatos y aprovechar toda ocasión para colocar sus mensajes de campaña.

El senador de origen cubano se abstuvo de arremeter en ningún momento contra su otrora mentor y ahora rival el exgobernador de Florida Jeb Bush, a pesar de que este le atacó abiertamente en el último debate y de que han trascendido recientemente los planes de su campaña para pasar a la ofensiva contra Rubio.

Lo que sí hizo su equipo fue publicar pocas horas antes del debate un vídeo sobre lo que opinaba Bush antes de «los ataques falsos» a Rubio, unas imágenes en las que el político se prodiga en halagos e incluso llega a decir que el joven legislador sería un gran presidente del país.

Para sorpresa de muchos, Bush no siguió por la línea de los ataques a Rubio pese a la frustración que vive su campaña al contemplar cómo el que fuera su pupilo ahora le arrebata el puesto de favorito del aparato del partido, el «establishment» republicano.

El hijo y hermano de expresidentes mostró una vez más que los debates no son su fuerte y evidenció su debilidad al comenzar pidiendo hasta en dos ocasiones que por favor le dejaran hablar porque en el anterior debate sólo tuvo cuatro minutos. Fue el que menos participó.

Este martes Bush volvió a quedar entre los últimos, con nueve minutos y 50 segundos de participación, solo por delante del neurocirujano Ben Carson, con 28 segundos menos, según los cálculos del diario Politico.

Carson, segundo en las encuestas, tuvo menos protagonismo del esperado ya que ninguno de sus compañeros buscó ponerlo en evidencia por las últimas polémicas surgidas en torno a él, entre ellas la acusación de mentir en su biografía sobre una beca de la Academia Militar de West Point.

El favorito en los sondeos, el magnate Donald Trump, se mostró más enérgico que en el anterior debate pero quedó claro que queda muy lejos ya el tiempo en que dominaba la escena y marcaba los ritmos. Sus frases eran las de siempre.

Con mucho menos revuelo está remontando en las encuestas el senador por Texas Ted Cruz, que hoy repitió por segunda ocasión una buena actuación en el debate tras colocarse cuarto en la carrera republicana con un 9.6 por ciento, muy cerca de Rubio, con un 11.8 por ciento.

Muchas voces apuntan ya a una estrategia efectiva de Cruz para emerger como candidato del ala más conservadora y competir con un Rubio al que todos dan ya por el nuevo favorito del aparato del partido, un sector más moderado.

Los dos senadores avanzan como alternativas a Trump y Carson, dos candidatos sin experiencia política que, de recibir alguno de ellos la nominación, tendrían que competir con gran probabilidad con la demócrata Hillary Clinton, que lleva más de tres décadas en la vida pública.

Rubio, en el mejor momento de su campaña, volvió a demostrar hoy que sabe convertir ataque en oportunidad al pronunciar una de las frases más ovacionadas de la noche cuando el senador Rand Paul cuestionó su conservadurismo por apoyar más gasto militar en Estados Unidos.

«No podemos tener economía si no tenemos seguridad. Estoy seguro de que el mundo es un lugar más seguro y mejor cuando Estados Unidos es la potencia militar más fuerte del mundo», se defendió Rubio, unas palabras que tuvieron gran acogida tanto en el plató como en las redes sociales.

Ese fue uno de los escasos enfrentamientos que tuvo el debate del martes, mucho más estructurado y controlado por los moderadores, y en el que los candidatos se ciñeron a la agenda económica marcada por los organizadores, Fox Business y el periódico The Wall Street Journal.

Contribuyó a la fluidez de la conversación que este fue el debate con menos candidatos, solo los ocho mejor situados en los sondeos, frente a los diez u once de ocasiones anteriores.

Los dos aspirantes más rezagados de esa lista, el gobernador de Ohio, John Kasich, y la ex consejera delegada de Hewlett-Packard Carly Fiorina, tuvieron un papel muy discreto sin ningún momento de gloria.

El brillo se lo llevó una noche más Marco Rubio, quien terminó su actuación con una frase muy celebrada que con toda probabilidad volverá a oirse, y mucho, en esta campaña: «Si yo soy candidato (frente a Clinton), ellos serán el partido del pasado y nosotros el del siglo XXI».

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Redacción/SinEmbargo
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