«Me fascinó que, a la vez que demostraba un carácter fuerte y una gran obsesión por controlarlo todo, era muy tierna y sincera. Sólo quería reflejar cómo todos estos rasgos coexistían con su nuevo trabajo en la pornografía», comentó Katia Repina.
Por Priscilla Frank
Ciudad de México, 9 de noviembre (SinEmbargo/The Huffington Post).- La fotógrafa afincada en Barcelona Katia Repina conoció a Marta en su segunda semana de trabajo. Marta era actriz porno y Repina estaba preparando un documental sobre esta industria. Marta tenía 23 años y nadie la obligó a meterse en el porno; no hubo ninguna circunstancia excepcional en su vida que la forzase a entrar ahí. Fue ella quien eligió hacer carrera en la pornografía.
«Cuando la conocí, me sorprendió mucho lo abierta y sincera que era», explicaba Repina a The Huffington Post. «Me pareció que era muy distinta de las demás actrices porno. Recuerdo que pensé que probablemente era porque ella sólo llevaba dos semanas trabajando. Todas las chicas cambian cuando entran en la industria».
Repina decidió descubrirlo por sí misma. Llamó a Marta y le preguntó si podían verse. Ya llevan tres años de amistad, dos de los cuales están narrados por Repina a través de su cámara. La serie de fotos resultantes, titulada Llámame Marta, documenta la iniciación de una joven en el mundo del porno y los momentos (ordinarios y no tanto) que suceden entretanto.
«Me fascinó que, a la vez que demostraba un carácter fuerte y una gran obsesión por controlarlo todo, era muy tierna y sincera», comenta Repina. «Sólo quería reflejar cómo todos estos rasgos coexistían con su nuevo trabajo en la pornografía».
Las fotografías en blanco y negro documentan a una mujer que es mucho más que la etiqueta de su trabajo. En una imagen, Marta se aplica maquillaje antes de empezar a rodar, en otra levanta pesas en el gimnasio. Pasea a su perro, se sube encima de un cuerpo desnudo durante una sesión, pide a su novio que le ayude a depilarse el vello púbico… Repina presenta esta serie sin juicios ni intereses, ni como una defensa a la industria del porno ni como crítica. Nada que ver con documentales como Hot Girls Wanted [Se buscan chicas calientes]. En vez de eso, las imágenes dibujan un retrato difuso pero revelador de una mujer joven y compleja. No hay un mensaje dominante, ni moraleja. Sólo Marta.
«Es una persona impresionante con un corazón enorme», decía Repina, «y si quiere a alguien, es de verdad».
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