Desde finales de los años treinta del siglo XX ya se hablaba del potencial de la energía nuclear para fines bélicos. Fue hasta 1945 que la humanidad encaró su verdadera capacidad destructiva, cuando dos ciudades japonesas, Hiroshima y Nagasaki, eran literalmente borradas del mapa. Desde entonces los seres humanos nos hemos vueltos más eficientes para desarrollar armas de destrucción masiva cada vez más efectivas, pero con esa eficacia, también hemos favorecido el riesgo de auto destruirnos y de acabar con la vida del planeta entero. Entonces vale cuestionarse: ¿es inteligente generar mecanismos de defensa tan agresivos que podrían consumirnos? Inteligente solución o no, es una realidad y un peligro latente.
Ciudad de México, 11 de octubre (SinEmbargo).- Desde las primeras pruebas en el desierto de Nuevo México en 1945, 2 mil 475 bombas nucleares han sido detonadas alrededor del mundo, de las cuales, el 85 por ciento fueron llevadas al cabo por los Estados Unidos (mil 132) y por la otrora Unión Soviética (981), refiere un video publicado por RealLifeLore.
Asimismo, de esas detonaciones sólo dos han ocurrido en el marco de una afrenta bélica, cuando en agosto de 1945, durante la Segunda Guerra Mundial, una misión del Ejército de Estados Unidos lanzó dos bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, situación que obligó al emperador japonés a rendirse y a dimitir su origen divino.
Según la grabación, la bomba detonada en Hiroshima produjo una explosión de 15 kilotones, es decir, un estallido equivalente al provocado por 15 mil toneladas de Trinitrotolueno (mejor conocido como TNT), misma que dejó una nube radioactiva que se alzó hasta los 10 mil metros de altura.
Ahora imagine la bomba utilizada en Nagasaki, que con una aplastante fuerza de 21 kilotones y a pesar de contar con una enorme capacidad destructiva, en nada se compara con las nuevas versiones, pues hoy en día, tal y como lo menciona el video, existen “mucho más y más terroríficas armas nucleares”.
En ese sentido, el narrador de la grabación menciona la bomba “B83”, una de la más potentes armas conocidas con la que cuenta el Gobierno de los Estados Unidos en la actualidad, cuya capacidad explosiva es de 1.2 megatones -siendo que cada megatón equivale a la explosión causada por un millón de toneladas de TNT, o bien, equivale a mil kilotones, es decir, una bomba 80 veces más poderosa que la de Hiroshima-. Su nube alcanza los 20 mil metros de altura -más de 11 mil metros más alta que el Monte Everest-.
Además, menciona que esa no es ni de cerca la más potente y destructiva arma nuclear, ya que refiere que existen modelos probados como la estadounidense “Castle Bravo” de 15 megatones -mil veces la potencia de la de Hiroshima, capaz de alcanzar los 40 mil metros de altura-; o la rusa “Tsar” de 50 megatones (3 mil 333 veces más potente que la de Hiroshima).
Sin embargo, explica, los rusos tenían planes para desarrollar una bomba todavía más poderosa: una que alcanzara una potencia de 100 megatones, que además de generar una nube radioactiva que superaría los 50 mil metros de altura, tendría una capacidad destructiva de 100 megatones, una explosión 6 mil 666 veces más poderosa que la de Hiroshima.
Actualmente, alrededor del mundo existen cerca de 15 mil 600 bombas nucleares controladas por nueve países: el 92 por ciento de ellas en manos de rusos (7 mil 300) y estadounidenses (6 mil 970); y el 8 por ciento restante en manos de franceses (300), chinos (260), ingleses (215), tunecinos (125), indios (115), israelíes (entre 60 y 400) y norcoreanos (10). Dicha cantidad es suficiente para borrar al planeta Tierra de la existencia en múltiples ocasiones.
Por estas y más razones, la política armamentista adoptada por muchos países ha sido cuestionada, ya que implica el fin de la vida, un riesgo latente aunque no se haya apretado ningún botón… aún.
