No hablaremos de qué cubiertos usar ni de modales en la mesa, más bien de comportamientos de civilidad que son necesarios no sólo durante esta época, sino en la vida diaria. Recuerda, hay costumbres que pueden llegar a dañar el bienestar del medio ambiente, las mascotas, la familia y la propia.
Ciudad de México, 11 de septiembre (SinEmbargo).– Es momento de festejar, comer y brindar con familia y amigos, pero todo es mejor hacerlo sin exceso y sin transgredir la ley.
A continuación, damos algunos consejos de cómo disfrutar plenamente las Fiestas Patrias, sin consecuencias negativas.
NO BEBER EN EXCESO
Se ha repetido hasta el cansancio, «si toma, no maneje», pero aún así, México ocupa el séptimo lugar a nivel mundial en muertes por accidentes de tránsito, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Según la cantidad de alcohol y las condiciones en las que se ingiera, tiene un impacto significativo en las reacciones físicas y capacidad de atención de una persona.
En 2012, el Centro de Experimentación y Seguridad Vial México (Cesvi) informó que durante los festejos de Independencia, los accidentes vehiculares incrementan en un 15 por ciento, y según datos de la Secretaría de Salud, seis de cada diez percances viales están relacionados con un consumo de bebidas alcohólicas.
El organismo explica que algunos de los efectos de consumir alcohol y alimentos en exceso son el sueño, pérdida de capacidades de reacción y mareos, entre otros.
Además, si acaso todavía se podría pensar que el alcohol no engorda, no hay que estar tan seguro, pues las bebidas más comunes en México y sobre todo en estas épocas, son la cerveza y el tequila. La bebida favorita de los mexicanos aporta 43 calorías por cada 100 gramos, es decir, una lata común equivaldría a 150 calorías. Un shot de tequila (30 mililitros) da 64 cal.
NO COMER EN EXCESO
Sí, la comida es probablemente la mejor parte de los festejos. Tan típica, tan deliciosa, y también, tan grasosa y enchilosa. Y a esas horas de la noche y combinada con alcohol, puede provocar más problemas de los que parecen.
De acuerdo con la nutrióloga María de la Paz Gutiérrez, de la Universidad Autónoma Metropolitana, un menú de Noche Mexicana tradicional aporta unas 900 calorías en una sola sentada, de las alrededor de las mil 300 que se recomiendan al día, entre el pozole, tostadas y alguna cervecilla.
Si además se agrega refresco o un postre, se puede tener la sensación de pesadez, pues cuando el azúcar entra en el cuerpo se producen grandes cantidades de insulina que pueden convertirse en serotonina o melatonina, ambas inductoras de la somnolencia.
PROHIBIDOS LOS «CUETES»
La tradición de utilizar pirotecnia no desaparece pese al exhorto continuo de las autoridades a no usarla, decomisarla y sancionar.
En la capital mexicana se considera una infracción contra la seguridad ciudadana el » detonar o encender cohetes, juegos pirotécnicos, fogatas o elevar aeróstatos, sin permiso de la autoridad competente».
Y además de que son contaminantes, e implican un riesgo para la salud de los involucrados en su quema, constantemente se hacen campañas para eliminarla por el bien de las mascotas.
El doctor Marco Antonio de Paz Campos, jefe del Hospital de Pequeñas Especies de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dijo a SinEmbargo que “los perros son más susceptibles a los sonidos, por lo que buscan escapar o resguardarse en un lugar seguro, pues no entienden lo que está pasando y por eso buscan huir”.
Ello les causa estrés, lesiones en los oídos, enfermedades respiratorias, y miedo, que los puede hacer salir de la casa y causarles un accidente o extravío.
Recomendó poner tapones en las orejas de sus mascotas, “pueden ser como los que utilizan las personas cuando van a nadar, siempre y cuando se tenga el cuidado de que se puedan extraer”, advirtió.
NO CONTAMINAR
Pasado el punto de la obvia polución que causa la pirotecnia, están las grandes cantidades de basura que se forman en plazas públicas donde se reúnen las personas a festejar.
El año pasado, se necesitaron 300 trabajadores, 11 barredoras, dos pipas de agua y una grúa para levantar las 207 toneladas de basura dejada en la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México y alrededores.
La labor de limpieza incluyó los 82 mil metros cuadrados del Zócalo y 16 kilómetros de calles aledañas.