La primera astronave que transitará por la corona del Sol, fue suspendida hoy porque no hubo tiempo suficiente de revisar el equipo, la NASA reprogramo el lanzamiento para mañana domingo.
Miami (EU), 11 de agosto (EFE).- El lanzamiento de la sonda solar Parker, la primera astronave que transitará por la corona del Sol, fue suspendida hoy hasta mañana domingo, con este ya son tres los aplazamientos en la base de Cabo Cañaveral (Florida) donde la cuenta atrás se detuvo a sólo un minuto y 55 segundos del despegue.
Las dos demoras previas al lanzamiento abortado en la jornada de hoy impidieron que pudiera aprovecharse la ventana con unas muy favorables condiciones meteorológicas del 90 por ciento y que, para mañana, serán en cambio favorables en un 60 por ciento, informó la NASA.
La NASA explicó que no hubo tiempo suficiente para las comprobaciones y el reposicionamiento de los equipos lo que condujo al nuevo aplazamiento.
La nueva hora para esta misión, que pretende ayudar a esclarecer los misterios que esconde el astro rey y tiene previsto que llegue a destino el próximo noviembre, será las 03.31 hora local (07.31 GMT del domingo).
El cohete Delta IV Heavy de la compañía United Launch Alliance tenía previsto inicialmente el despegue a las 03:33 hora local (07.33 GMT) desde la base aérea de Cabo Cañaveral de la Agencia Aeroespacial de EEUU (NASA).
Los científicos confían en que esta misión pueda contribuir a resolver cuestiones como la diferencia de la temperatura de la atmósfera del astro rey que está a más de un millón de grados mientras que la propia superficie solar está a 6.000 grados.
Tras años de investigación, los investigadores han hallado una manera de que la sonda resista a un calor equivalente a 500 veces lo que experimentamos en la Tierra y realizar, así, observaciones «in situ».
Han diseñado un escudo térmico para soportar temperaturas de 1.400 grados centígrados y mantener los instrumentos del interior de la aeronave a temperatura ambiente (30 grados centígrados).
La sonda, de pequeñas dimensiones (65 kilos y 3 metros de altura), llegará a una distancia de 6 millones de kilómetros del Sol, lo que equivale a 4 centímetros de él si la Tierra estuviera a un metro del Sol.
Además, alcanzará los 700.000 kilómetros por hora, la mayor velocidad que hasta ahora ha desarrollado cualquier otra nave construida por el hombre.
Una velocidad que equivale a viajar entre Nueva York y Tokio en un minuto y que permitirá a la sonda alcanzar el Sol en noviembre.
La sonda, que orbitará 24 veces alrededor del Sol y se irá acercando progresivamente a éste con la ayuda de la gravedad de Venus, llegará a su punto más cercano en 2025, cuando se podrá reunir la información de más valor.
La sonda tiene un coste de 1.500 millones de dólares (1.200 millones de euros) y llevará por primera vez el nombre de una persona en vida, el físico estadounidense Eugene Parker, de 91 años, quien desarrolló en los años 50 la teoría del viento solar
Según ha explicado el científico español David Lario, que forma parte del equipo al que la NASA encargó el proyecto, la sonda Parker orbitará 24 veces alrededor del Sol aprovechando el empuje de la gravedad de Venus para acercarse cada vez más al astro, hasta realizar sus tres órbitas más cercanas al Sol en 2025.
Los hallazgos de la sonda Parker aportarán, subrayó, además de conocimiento científico, una aplicación práctica para la Tierra.
«Ha habido efectos producidos por el Sol que han afectado los satélites de alrededor de la Tierra. También afectaciones a las redes eléctricas o a instrumentos que utilizan el campo magnético de la Tierra», comentó Lario sobre las llamadas «tormentas solares».
En el caso de poder predecir las eyecciones de masa solar, se podrían desconectar «momentáneamente» los satélites que orbitan alrededor de la Tierra para que no quedasen afectados sus componentes eléctricos, explica Lario, que ha estado trabajando en el proyecto durante los últimos diez años.
Aunque no todo es aplicación práctica, sino conocimiento para entender cómo funcionan otras estrellas que afectan a los planetas que éstas tienen a su alrededor.
«Hay científicos preocupados en definir si estos planetas pueden tener vida o no. Conocer cómo funciona nuestra estrella, nos permite saber cómo funcionan las otras», explica este participante en un proyecto calificado de «revolucionario».