Gabriel Sosa Plata
11/07/2017 - 12:00 am
El Universal y las renuncias
Colaboradoras, colaboradores y organizaciones de la sociedad civil tomaron la decisión de ya no escribir en el periódico El Universal por la cobertura periodística de este diario en torno de la creación del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), particularmente en la integración de su Comité de Participación Ciudadana (CPC).
Colaboradoras, colaboradores y organizaciones de la sociedad civil tomaron la decisión de ya no escribir en el periódico El Universal por la cobertura periodística de este diario en torno de la creación del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), particularmente en la integración de su Comité de Participación Ciudadana (CPC).
“Nos ha sorprendido la posición del periódico mediante notas imprecisas, sin sustento fáctico, refractarias a verificar la información disponible y que, en cambio, han insinuado conflictos de interés y la comisión de prácticas indebidas en las que, de una u otra manera, todos nosotros estaríamos involucrados”, afirman las y los articulistas en una carta pública dirigida a Juan Francisco Ealy Ortiz y su hijo Juan Francisco Ealy Jr., propietarios del diario.
Firman la misiva José Luis Caballero Ochoa (Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana), Enrique Cárdenas Sánchez (Centro de Estudios Espinosa Yglesias), Edna Jaime Treviño (México Evalúa), Sergio López Ayllón (Centro de Investigación y Docencia Económicas), Pedro Salazar Ugarte (Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM) y Jacqueline Peschard (presidenta del CPC).
Días después, en solidaridad, las organizaciones Fundar, GIRE, Oxfam y Alianza por la Salud también dejaron los blogs que tenían en el sitio web del periódico.
Efectivamente, quienes rubrican la misiva participaron en la conformación del CPC y la honestidad de su trabajo fue puesta en duda cuando El Universal publicó el pasado 29 de junio, como nota principal, que se encontraron evidencias de trampa en la selección de los integrantes del CPC. El texto firmado por el periodista Alberto Morales refiere que se actuó con favoritismo para colocar en el Comité a Mariclaire Acosta en lugar de Gerardo Lozano Dubernard, no obstante que este aspirante tuvo más puntos que la seleccionada.
La Comisión de Selección del CPC ha dicho que el puntaje alcanzado por cada aspirante fue un elemento a considerar, pero no definitivo, ya que se tomaron en cuenta otros factores como «la diversidad de género, geográfica, de experiencias profesionales y de perspectivas disciplinarias», con base en la metodología de selección, publicada en diciembre de 2016. Es decir, su decisión se apegó a las reglas con total transparencia.
El día que se publicó la nota, la coordinadora de la Comisión de Selección, Edna Jaime, envió una réplica a El Universal para hacer precisiones como las anteriores. Su escrito fue difundido en el diario el 30 de junio. Sin embargo, esta postura fue subestimada. En su lugar se publicó, el primero de julio, otra nota con las declaraciones del senador Pablo Escudero, del Partido Verde, en la que se reiteran las dudas sobre la limpieza del proceso y con ello abonar al descrédito de la naciente institución.
Hasta ayer por la mañana El Universal no había manifestado su versión sobre lo ocurrido y ha dejado que los cuestionamientos sobre esta cobertura periodística crezcan. Conocer su posición habría sido muy útil, ya que para quienes renunciaron al diario y para un sector de la opinión pública, el diario la hizo de comparsa de los grupos que pretenden dañar, desde sus cimientos, a una autoridad que busca terminar con el grave problema de la corrupción en México. “¿A quién beneficia erosionar la autoridad de quienes deben desarrollar tareas claves para la consolidación de nuestra frágil democracia?”, se pregunta Jacqueline Peschard en su última colaboración en El Universal el 3 de julio. No ofrece una respuesta, pero es obvio: a los corruptos.
En un artículo publicado el pasado domingo en Reforma, otro de los aludidos indirectamente en la nota de El Universal, Juan E. Pardinas, director general del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) (y, por cierto, uno de los personajes espiados con el malware Pegasus), señala la falta de rigor periodístico del diario y lo acusa de ser un “bulto de tinta y papel donde los políticos mandan autoelogios, golpes y difamaciones”.
Duras acusaciones para un medio que, ante notas periodísticas tan cuestionadas, debería transparentar sus decisiones editoriales a través, por ejemplo, de una Defensoría del Lector y, en su caso, considerar sus recomendaciones para respetar los principios éticos del periodismo, entre éstos los equilibrios informativos y la consulta a las fuentes relacionadas con un hecho, como parte de sus compromisos con sus suscriptores y lectores.
Además de lo ocurrido con el SNA, El Universal ha sido cuestionado en este sexenio por otras coberturas periodísticas. Por ejemplo, el seguimiento crítico a la labor del gobernador del estado de Chihuahua, Javier Corral (quien durante varios años fue también colaborador del diario y promotor activo de la democratización de los medios de comunicación), contrasta con el tratamiento editorial a otros gobernadores, como el del Estado de México, Eruviel Ávila, o a diversos funcionarios del gobierno federal, pese a que también habría mucho que revelar sobre sus acciones u omisiones como funcionarios públicos. La nota “Pega a Chihuahua crimen, mientras Corral juega golf”, difiere de encabezados como “Aún no es momento de destapes: Osorio Chong”.
LA MOLESTA AUTORREGULACIÓN
Desafortunadamente, El Universal, como la mayoría de los medios de comunicación en nuestro país, incluido Reforma, tienen un grave problema con la autorregulación. No les gusta, les parece molesta, porque suelen revelarse los intereses políticos o económicos que están en juego con alguna decisión editorial o las deficiencias en la producción de un trabajo periodístico. En ambos casos, la ética o el profesionalismo son puestos en duda, lo que tampoco toleran por su fobia a la autocrítica y al reconocimiento de los errores.
Como afirma el académico Omar Raúl Martínez, “pese a su incipiente desarrollo, la autorregulación mediática puede significar un blindaje a la libertad de expresión de cara a la sociedad. Igualmente puede significar un faro de orientación y apoyo para las y los periodistas, particularmente frente a dilemas éticos generados por coberturas informativas de alta complejidad” (Revista de Derechos Humanos, CDHDF, mayo 2016).
No obstante, para que funcione la autorregulación, hace falta la existencia y funcionamiento efectivo de algún mecanismo de seguimiento que vele por el respeto y aplicación de los códigos de ética, trátese de un consejo editorial, un observatorio ciudadano o, ya decía, una defensoría del lector. “Sin una instancia que monitoree, analice, valore y determine sobre la calidad de los contenidos y su apego a las normas éticas, el código tenderá a convertirse en un recurso ornamental”, dice Omar Raúl Martínez.
La renuncia de tal cantidad de colaboradoras y colaboradores, con amplio reconocimiento público, y de organizaciones sociales tan respetadas, debe preocupar y ocupar no sólo a El Universal, sino a otros medios de comunicación que continúan subestimando estas muestras de descontento, de enfado, por coberturas “informativas” a modo, más cercanas a los intereses particulares que a los intereses de la sociedad. El daño que provocan es no sólo a sus empresas, sino a la credibilidad del periodismo, como fuente relevante para la toma de decisiones, y a la construcción nuestra frágil democracia, como dijo Jacqueline Peschard.
FORO Y UAM RADIO
Para visibilizar entre la comunidad universitaria la situación del ejercicio periodístico en México y estrechar más los vínculos entre docentes e investigadores con las y los periodistas, el jueves 13 de julio se lleva a cabo el foro “Violencia, amenazas y espionaje contra comunicadores”, con la participación de José Alberto Escorcia, de LoQueSigue.tv; José Gil Olmos, reportero de la revista Proceso; Daniela Pastrana, de la Red Periodistas de a Pie; Jesús Robles Maloof, de Enjambre Digital, y Ana Cristina Ruelas, de Artículo 19. La cita es a las 10 de la mañana en la Sala de Consejo Académico de la UAM-Xochimilco.
La semana pasada, el pleno del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) autorizó el aumento de potencia de UAM Radio 94.1. Es una excelente noticia para la radio universitaria porque sus contenidos podrán ahora escucharse en casi toda la Ciudad de México y poblaciones de municipios aledaños del Estado de México. La emisora transmitía con tan sólo 20 watts de potencia en cada uno de sus planteles y se perdía con facilidad su señal. Cuando se lleve a cabo el cambio de los parámetros técnicos, sólo utilizará un transmisor, en lugar de cinco, pero transmitirá con una potencia de tres mil watts, desde Cuajimalpa.
@telecomymedios
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