Taylor relató que antes todo era gris. Era como estar vivo, sin estar vivo. Ahora todo cambió, ya que por primera vez en su vida se siente como una persona real.
Ciudad de México, 11 de junio (SinEmbargo).– Taylor es de Colorado, Estados Unidos. Siempre sintió una disforia constante con su propio cuerpo y siempre se esforzó por sentirse bien consigo misma.
Entonces decidió cambiar las cosas, a sus 22 años. Radicalmente.
“Y, según ella, lo está logrando, aunque todavía no lo ha logrado del todo. A pesar de que ha pasado por la terapia de reemplazo hormonal durante más de un año, todavía está en transición”, narra el sitio Noard Panda.
Taylor ha compartido sus cambios en su cuenta de Instagram. “Supongo que ahora me siento como una persona real. Todo era gris antes. Estaba vivo, pero no vivo, si eso tiene sentido. Actuaba como una persona real y hacía cosas que la gente real hacía, pero todo parecía fingido”.
“Incluso justo después de comenzar con las hormonas, la diferencia fue asombrosa. Sólo tuve estrógeno en mi cuerpo durante un par de días y todo había cambiado notablemente. Era como si una alarma hubiera estado sonando en la parte de atrás de mi cabeza toda mi vida y estaba tan acostumbrada a ella que pensé que era normal, pero de repente se fue y por primera vez en mi vida pude realmente vivir y escuchar todo con tanta claridad sin que la alarma lo ahogue todo”, agrega en su cuenta.
“Fue como si pudiera ver los colores por primera vez, como si nunca hubiera sonreído realmente y estuviera aprendiendo cómo se sentía, como si nunca hubiera notado todos los hermosos árboles, flores, malezas y rocas a mi alrededor. A medida que mi cuerpo comenzaba a cambiar, me despertaba todos los días emocionado de notar algo nuevo. Mis músculos que tanto odiaba (levanté mucho peso en mi fase de negación) se encogieron repentinamente, mis senos estaban creciendo, mi piel estaba más suave y más sensible al tacto”, dice.
Taylor fue poniendo su especie de crónica de la transformación en cada foto: “Golpearía mi pecho contra el marco de la puerta porque no estaba acostumbrado a tener nada allí para golpear. Unos meses después, lo mismo comenzó a pasar con mis caderas”.
“Comencé a experimentar emociones como siempre deseé poder. Experimenté emociones que ni siquiera sabía que existían. Lloraba por un lindo meme en Instagram o una historia conmovedora de otra chica trans y se sentía como puro éxtasis. Cuando me sentía enojado o triste, no tenía que reprimir las cosas y dejarlas salir en estallidos de ira. Podía llorar y sentir y experimentar la tristeza y sentir que se desvanecía lentamente de mí”.