Esta obra nos recuerda el poder transformador que el teatro y el resto de las disciplinas artísticas tienen en las personas y en las sociedades, desde un punto de vista en el que no hay bueno ni malos, sólo seres humanos.
Ciudad de México, 11 de marzo (SinEmbargo).– A través de una historia situada en el siglo XVIII, cuando Inglaterra vivía una época de crimen y desigualdad que se reflejaba en su sistema penitenciario. Un hombre tuvo la idea de montar una obra de teatro dentro de la cárcel y así, formar una nueva sociedad.
Artus Chávez, uno de los protagonistas de El Bien del País, platicó con Magazine sobre este montaje que se presenta en el Teatro Helénico.
«Es una historia verdadera, sobre la primera colonia de presidiarios que llegó a poblar Australia en 1788, en esta colonia había actos de crueldad, pasaban mucha hambre y estaban empezando a fundar una nueva nación a través del castigo de los presidiarios. Para mejorar las cosas, al Gobernador se le ocurre la idea de montar una obra de teatro y a partir de ahí empieza a cambiar la sociedad porque el arte tiene un poder transformador muy importante en todas las sociedades y esta obra es un claro ejemplo de eso», dice.
Menciona que todos los personajes representados existieron realmente y tienen actualmente un paralelismo en México con la Compañía de Teatro Penitenciario, que lleva el Foro Shakespeare en Santa Martha Acatitla. «La directora del Foro, Itari Marta, que también es parte de El Bien del País, fundó esta compañía hace nueve años y los resultados han sido notorios puesto que el sistema penitenciario es un desastre, que no sirve realmente para reintegrar a las personas a la sociedad sino como un lugar donde se fomenta la corrupción, el castigo y el desamparo de las personas. Esta obra cuestiona de una forma muy divertida y al mismo tiempo muy dramática, la ineficiencia del sistema penitenciario en el mundo, nos habla de la redención del ser humano a través del arte y del poder del teatro para generar una comunidad.», dice Artus.
Y, ¿cómo logran que una obra ambientada en el siglo XVIII conecte con el público en la actualidad?
«Es muy fácil porque lo que estamos contando es la historia de seres humanos, aunque hayan pasado un par de siglos, los seres humanos seguimos siendo iguales. El paralelismo también es muy fácil de notar porque estamos en una época en Inglaterra en la que había una enorme ola de crímenes, porque había mucha desigualdad. Es evidente el espejo en el que nos podemos mirar porque nuestro país está atravesando por uno de los momentos más duros de nuestra historia en cuestión de criminalidad que es también resultado del sistema en el que vivimos, donde la desigualdad es enorme, donde hay unos cuantos que tienen mucho y hay muchísimos que no tienen nada.
Cuando digo que estamos hablando de seres humanos, me refiero a que no estamos abordando a los personajes como criminales malosos, porque en cuestión de crimen, incluso el que vivimos nosotros en nuestro país, todos somos responsables, no es que veamos a un criminal y digamos que nació con la maldad desde la cuna y el diablo se apoderó de él, sino que somos un sistema en donde no le damos oportunidad a la gente de desarrollarse, de tener acceso durante la infancia a la educación, a la belleza al amor, al teatro, al deporte a la cultura, todas las cosas que aderezan una sociedad para que se genere el sentido de comunidad entre nosotros. Entonces, cuando nos alejamos del equilibrio en esta balanza de igualdad, se genera falta de aprecio por la sociedad, por la propiedad privada, por el otro, por la comunidad, y es muy fácil querer acceder al dinero desde una manera rápida, una satisfacción inmediata de una necesidad muy grande. No justifica el crimen, solamente estamos diciendo que todos somos seres humanos», dice el entrevista.
La historia tiene como premisa «la esperanza de formar una nueva sociedad a partir del teatro», ¿es esto verdaderamente posible?
«Yo creo que sí, pienso que el teatro tiene un enorme poder transformador no solo para quien lo hace sino para quien lo ve, porque como sucede en vivo, frente a tus ojos, los sentimientos son muy poderosos, muy reales. Y el conflicto que aparece frente a nosotros pone al público en una disyuntiva y se cuestiona quién es y sus valores. Espero que quien vea nuestra obra salga con preguntas, nosotros no tenemos ninguna respuesta pero el teatro abre preguntas sobre quién soy, qué papel juego en esta sociedad, cómo puedo retribuir lo que yo tengo a los demás.
El poder transformador del arte desde adentro, si tú perteneces a un grupo que puede ser amateur, universitario, escolar, obviamente generas lazos sociales, aprecias la literatura, el lenguaje con el que se escribe el teatro, el trabajo en equipo, algo que todos los seres humanos deberíamos tener acceso al ocio, al deporte y al arte, todos deberíamos de invertir unas horas de nuestra semana a hacer ejercicio y a dedicarnos a algún tipo de arte, pintura, escultura, música, lo que sea, hacía ahí deberíamos estar mirando y por el contrario, cada año se recorta más el presupuesto a la cultura, a la educación y pienso que estamos invirtiendo el dinero en donde no deberíamos», finaliza el actor.
El Bien del País
Elenco: Itari Marta, Alejandra Ambrosi, Artus Chávez, Teté Espinoza, António Algarra, Everardo Arzate, Jerónimo Best, Kriss Cifuentes, Nohemi Espinosa, Salvador Petrola.
Director: Zachary Fine
Teatro: Helénico (Av. Revolución #1500 Col. Guadalupe Inn)
Temporada: 15 de febrero al 25 de marzo
Días y Horarios: jueves y viernes 20:30 hrs, sábado 17 y 20 hrs, Domingo 17 y 20 hrs
Género: Drama
Precio: $400, $300, $200, $100
Sinopsis: Producciones Foro Shakespeare presenta por primera vez en México «El Bien del País» una comedia basada en hechos históricos que narra como un grupo de convictos monta la primera obra de teatro representada en Sidney en 1788. Ladrones, prostitutas y rufianes malencarados son dirigidos por un teniente bonachón ysin carácter. Lo que para ellos resulta un caos, para nosotros es una hilarante y emotiva historia sobre la esperanza de formar una nueva sociedad a partir del teatro.