Desde que estudiaba Literatura Inglesa –donde tuve a Laura Juarroz, la esposa del mismísimo poeta- leo a Martin Amis. He leído también notas sobre el dream team birtánico y he sabido leer a Ian McEwan, a mi admirado Hanif Kureishi, tal vez un poco menos a Salman Rushdie. Pero siempre vuelvo a leer a Martin Amis.
Desde que conocí Campos de Londres, esa novela monumental que intenta lavar los trapos sucios con su querida Inglaterra, he seguido cada publicación del escritor.
Lo último que me ha conmovido ha sido Lionel Hasbo. El Estado de Inglaterra, una novela que dialoga en forma directa con el lector. Como debe ser. Desatando un universo donde las acusaciones de misoginia o de fascismo con que suele etiquetarlo la crítica británica, se desvanecen frente a la experiencia transformadora y profunda que plantean sus novelas.
Hay dos Martin Amis, me parece. Por un lado todo el universo que plantean sus novelas, ese mundo al que regresas una y otra vez para encontrarse con un hombre amigo, con un cómplice que piensa lo mismo que tú y que lo dice de un modo irremplazable, hasta ese víctima del sistema de comunicación donde una y otra vez expresa pensamientos extremos, impropios para ese escritor que tanto amas.
Pasó con la negativa de Francia y Alemania a publicar su novela The zone of interest, por reírse del Holocausto, pero sin embargo vas a la obra y encuentras que esa misma risa constituye el mayor horror que puede despertar la represión contra los judíos, el nazismo.
No sé cómo son las letras en Inglaterra, pero durante mucho tiempo las noticias de Martin Amis fueron sus dientes, su pelea con su mejor amigo íntimo Julian Barnes y todas las declaraciones –concisas- sobre Oriente y Occidente, que lo pintan como el hombre más derechista del mundo.
Él no lee las críticas ni la información, pero cuando se trata de una entrevista como la de Jordi Graupera, para el sitio Jot Down, una larga entrevista llevada a cabo en su departamento de Nueva York, uno comienza a cerrar el círculo entre el escritor y el hombre de verdad.
Es una nota de fines del año pasado, Martin Amis ha dejado de beber y de fumar. De hecho, tiene un cigarrillo electrónico durante toda la entrevista. Comienza la entrevista hablando de su horrible relación con la prensa británica, algo que él llama “odio”.
Habla también de su padre, el famoso Kingsley Amis: “Teníamos una relación fantástica. Era una relación padre-hijo muy buena. Christopher Hitchens decía que era la mejor que había visto nunca. Pero además era una amistad literaria. Y aunque teníamos opiniones diferentes sobre literatura moderna, estábamos de acuerdo en los principios básicos. O sea que no, no me puedo quejar.”
Habla de los escritores y la ciencia, de su cuestionado ateísmo, prefiriendo ser considerado agnóstico y por supuesto, habla de todo lo que piensa en torno al islamismo.
Volver a leer a Martin Amis. Aquí está: http://www.jotdown.es/2015/10/esta-martin-amis-que-se-ponga/