¿Qué pasó con los héroes de la escena musical británica? De la misma manera que Trainspotting 2 recupera, tras veinte años, a unos antiguos yonquis para ver qué ha sido de ellos, buscamos qué se hizo de la banda sonora que definió ese momento.
Ciudad de México, 11 de febrero (SinEmbargo/ElDiario.es).- Elige la vida. Elige un trabajo. Elige una secuela de la película que definió qué era ser joven y yonqui en el Edimburgo de los noventa.
La llegada el próximo 24 de febrero de Trainspotting 2 – basada en Porno, la continuación literaria de Irvine Welsh sobre Spud, Renton, Sick Boy y Begbie- se ha convertido en uno de los estrenos del año, precedido por gran atención mediática y la reunión, tras veinte años sin trabajar juntos, del tándem formado por Ewan McGregor y el director Danny Boyle.
Tras constantes filtraciones sobre trama, argumento y demás detalles, también se acabó haciendo pública la banda sonora del film. ¿El resultado? Repiten los temas Lust for Life y Born Slippy. Y salvo algunas excepciones que renuevan savia -Young Fathers, Wolf Alice y Fat White Family- nos encontramos ante clásicos musicales ochenteros: Frankie Goes to Hollywood, Run DMC, The Clash, Blondie e incluso Queen.
Trainspotting fue tan conocida por su traslación de una obra literaria a la gran pantalla como por traer a la palestra a un nuevo y joven cine británico. La aspiración era exportar un cine alejado de las adaptaciones clásicas de Jane Austen o E. M. Forster a los que tan acostumbrados nos tenían en cuanto a éxito comercial fuera del Reino Unido.
Era el momento de mostrar una renovación, y para eso, la música fue pieza fundamental de la ecuación. Pulp, Elastica, Sleeper, Primal Scream, Underworld, Damon Albarn… la construcción de la banda sonora era un alegato sobre cuáles eran los grupos a seguir en ese fenómeno musical del nuevo laborismo de Tony Blair que aupó a lo que se bautizó como la escena del Britpop.
En el libro The Last Party, de John Harris, la cantante de Sleeper Louise Wener describía la banda sonora como una suerte de » casting del que todo el mundo quería formar parte. Si molabas, te llamaban. Y nadie quería no molar». Tras el estreno, llegaron los éxitos, las acusaciones de fomentar el consumo de heroína a través de su sofisticación -en aquello que se conoció como heroin chic-, y la consagración. ¿O no?
Qué fue de…
¿Qué pasó con los héroes de la escena musical británica? De la misma manera que Trainspotting 2 recupera, tras veinte años, a unos antiguos yonquis para ver qué ha sido de ellos, buscamos qué se hizo de la banda sonora que definió ese momento.
Trainspotting, Primal Scream: Los integrantes de otro grupo de éxito, Blur, los denominaban con sorna «los Rolling Stones del momento», y no era para que lo tomaran como elogio. Los pioneros del indie dance se dieron al cliché de la juerga -esencialmente Bobby Gillespie- y se dedicaron a reinventar su sonido con variable éxito en cada álbum. Su bajista Mani Mounfield definía en 2011 a los Primal Scream sobrios como «un puñado de tíos viejos», pero siguen renovando público e intenciones con colaboraciones como las de Sky Ferreira.
2:1, Elastica: Hay quien olvida que su álbum de debut Elastica fue el primero de toda la etiqueta Britpop en convertirse en un superventas en Estados Unidos. Tras el bombazo, su cantante Justine Frischmann y Donna Matthews se dieron a la heroína. Tardaron cinco años en publicar el siguiente álbum, The Menace, cuando la fiesta había ya terminado. Frischmann decidió dejar el grupo y a su novio, Damon Albarn, durante la misma semana y se fue a la playa, a desintoxicarse. Produjo el primer disco de M.I.A. y en la actualidad es artista visual en San Francisco. Donna Matthews es cristiana renacida y ha vuelto a componer música.
Atomic, Sleeper: La banda liderada por Louise Wener fue una de las damnificadas por la burbuja musical de los noventa. Tres de sus álbumes estuvieron en las listas de éxitos, vendieron más de medio millón de discos y realizaron giras por todo el mundo. Tras un disco de platino, llegó otro más flojo y la discográfica decidió no promocionar su siguiente disco Pleased to Meet You. Wener es ahora una exitosa novelista.
Born Slippy, Underworld: Si hubo un hit en Trainspotting fue Born Slippy, la mezcla de techno, house y drum n’ bass que bailó una generación entera en cualquier lugar donde pusieran música a partir de 1996. El solista Karl Hyde se dio al alcohol y Darren Emerson decidió dejar la banda. Hyde y Rick Smith continuaron con giras y álbumes, trabajando a su vez con el director Danny Boyle en sus siguientes películas. Hyde, ya recuperado, colabora con Brian Eno.
Mile End, Pulp: Tras participar en la banda sonora con una recreación de lo que es vivir en una casa okupa llena de heroinómanos, Pulp se consagró como la banda indie más proclive a tener éxito con distancia irónica de su generación. A Different Class le siguió This is Hardcore, un álbum más oscuro que anunciaba el fin del Britpop y la llegada del desencanto generacional. Russell Senior abandonó el grupo, argumentando que se trataba ya de una banda de acompañamiento del carismático Jarvis Cocker.
Este último se convirtió en el alma de la fiesta, y tras varios ataques de ansiedad se retiró a vivir a París. Steve Mackey produce a Florence + The Machine y The Young Blondes, entre otros, y Candida Doyle colabora con Cocker en sus discos en solitario. Pulp se reunieron con gran éxito de público para una serie de conciertos entre 2011 y 2013.
A final hit, Leftfield: Definieron el house progresivo en los noventa, y pudieron, así, escapar el canibalismo del pop de la década. Coparon titulares por el volumen de sus conciertos, que les hicieron acumular denuncias en Ámsterdam y Bélgica. En la actualidad, compaginan trabajos como DJs en solitario con el grupo, que ha ido incorporando a vocalistas, percusionistas y programadores.
Closet Romantic, Damon Albarn: El cantante de Blur simultaneó sus enfrentamientos con Oasis con la conquista del público mundial. Tras su paso por Trainspotting en 1996, la banda buscó sonidos menos pop y encadenó un bombazo tras otro, en parte subidos a las alas de Song 2, que se convirtió en la canción “que todo el mundo usa en eventos deportivos cuando quieren hacer entender que algo pasa muy rápido”, como ironizaba el bajista Alex James.
La salida de Graham Coxon por tensiones con Albarn le ayudó a desarrollar el grupo sin miembros permanentes Gorillaz. En la actualidad compagina su carrera en solitario con proyectos de difusión de música de Malí y Nigeria.