Gabriela Bautista tenía 43 años, era mesera de un bar de la zona, madre de cuatro hijos, es abuela, estaba divorciada y, según los reportes de la necropsia, murió degollada. Página Negra visitó la casa de Francisco Maldonado que se encuentra en la calle Valle Colorado junto a la barranca y habló con su padre para conocer la historia del feminicida.
Por Karen Meza*
Ciudad de México, 11 de enero (SinEmbargo/PeriódicoCentral).- El sábado siete de enero por la noche, Francisco Javier Maldonado y su pareja Gabriela Bautista bebían adentro de su casa en la colonia Del Valle, en Puebla. Después de discutir, el hombre de 33 años golpeó a Gabriela, la degolló y la dejó envuelta en una sábana tirada en el piso de la cocina.
Javier caminó unos pasos hasta la casa de sus padres donde dormían los tres hijos que le dejó su ex esposa cuando lo abandonó por violento. Pidió comer algo muy picoso, porque estaba muy tomado, su mamá le hizo unas enfrijoladas con salsa, le dijo que se fuera a su casa pero él decidió quedarse a dormir con el pretexto de estar con sus vástagos.
El domingo siguió tomando en la casa de sus papás mientras el cuerpo de Gabriela se empezaba a descomponer al interior de su casa. Alrededor de las 22:00 horas, cuenta su padre —un señor de avanzada edad—, los ministeriales tocaron a su puerta con el reporte de que había una persona muerta en el cuarto de al lado.
No saben quién lo delató, los obligaron a ir por las llaves para abrir el cuarto y ahí estaba Gabriela tendida, envuelta en una sábana, el cuerpo lo vieron ensangrentado los padres de Javier. Corrieron a buscarlo a su cuarto, seguía borracho.
—¿Qué hiciste?
—Nada
—¿Dónde está tu novia?
—No sé, no la he visto.
Lo obligaron a pararse de la cama de sus hijos y a rastras lo llevaron hasta el cuarto donde estaba muerta Gabriela. Cuando la vio, frente a los ministeriales confesó: “Sí, yo la maté porque ella me provocó”
Gabriela Bautista tenía 43 años, era mesera de un bar de la zona, madre de cuatro hijos, es abuela, estaba divorciada y, según los reportes de la necropsia, murió degollada. Página Negra visitó la casa de Francisco Maldonado que se encuentra en la calle Valle Colorado junto a la barranca y habló con su padre para conocer la historia del feminicida.
ERA ALCOHÓLICO
Francisco Javier Maldonado de 33 años de edad es originario de Chiautla de Tapia y llegó a la ciudad de Puebla porque su familia decidió mudarse en búsqueda de empleo. Apenas y terminó la secundaria en el módulo abierto. Su oficio albañil y su vicio el alcohol.
“Javi”, como le dicen de cariño, tiene tres hermanas y es el más pequeño de la familia. Tenía graves problemas con el alcohol, pues por varios días se encontraba en estado de ebriedad y frecuentemente, después de trabajar, iba por las tardes a las cantinas.
Su primera relación fue a los 17 años con una joven de 14, con ella tuvo tres hijos, la mayor tiene 9 años. El año pasado el matrimonio se terminó porque había malos tratos, golpes, gritos y ofensas hacia su expareja.
La mujer decidió abandonarlo y también dejó a su cargo a los tres niños. Javier vivía en una pequeña casa de lámina junto a sus padres, quienes decidieron apoyarlo con el cuidado de los niños. Los infantes dormían con sus abuelos.
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GABRIELA DEJÓ HIJOS Y NIETOS
Gabriela Bautista era divorciada, tuvo 4 hijos y varios nietos. Trabajaba por las tardes-noches en un bar sobre el boulevard del camino a la junta auxiliar de Santa María Xonacatepec.
El padre de Javier dijo que Gabriela mantenía en secrecía su vida privada, que vagamente les dijo que tenía una familia y una vivienda en la colonia el Salvador por Clavijero.
También refirió que tenía una conducta agresiva con él y sus amigos. Los dos consumían alcohol en su vivienda y ambos se golpeaban.
«NO ME VOY A IR PORQUE TE AMO»
Javier tenía el vicio del alcohol y frecuentaba los bares. En una cantina de Xonacatepec conoció a Gaby en donde ella trabajaba de mesera.
Aunque no se sabía de su relación, hace cinco o seis meses, Gaby llegó a la casa de Javier sin invitación. Gaby estuvo toda la semana pasada llegando en las madrugadas a la casa de Javier, sin embargo, él agresivamente la corría hasta el día en que ella dijo tajante “no me voy a ir porque te amo” y después rompió la puerta y los vidrios de la ventana.
La relación fue agresiva por parte de los dos. Gaby y Javier siempre tomaban alcohol juntos. Él constantemente la ofendía y la corría de su casa aunque al final le pedía perdón y le decía que lo disculpara porque «estaba loquito».
El padre del asesino recordó que una ocasión Gaby llegó llorando a su casa y se quejó de las groserías de su hijo. Su esposa le dijo que lo dejará, porque Javier no la quería y ante esos argumentos, Gabriela se ofendió.
Gaby murió asesinada un sábado 7 de enero. Antes del crimen, Javier invitó a su cuñado y un amigo beber a su casa.
En el cotidiano encuentro de alcohol solo quedó Javier y Gabriela y terminó cuando discutieron fuertemente y él decidió quitarle la vida. Nadie escuchó nada pues como es costumbre, la música en la vivienda estaba a todo volumen.
El crimen fue descubierto por una denuncia anónima a las 10 de la noche del domingo 8 de enero, cuando los ministeriales lo sacaron de su cama para presentarles el cuerpo de su expareja. El muchacho entre dormido observó el cuerpo y no tardó minutos para reconocer que la asesinó tras una pelea de la que evitó dar detalles.
«Si me van a llevar, ya llévenme», les dijo a los policías para no responder los cuestionamientos. Fue trasladado en una patrulla aún en estado de ebriedad.
*REPRODUCIDO EN SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE LA AUTORA Y DE PERIÓDICO CENTRAL DE PUEBLA