Después de ocho años de no hacer largometrajes, Carlos Cuarón regresa a las salas de cine con Amalgama, una comedia de humor negro protagonizada por Tony Dalton, Miguel Rodarte, Manolo Cardona y Stephanie Cayo.
Ciudad de México, 10 de diciembre (SinEmbargo).– Cuatro dentistas, tres hombres y una mujer, se encuentran aislados en una paradisíaca isla de la Rivera Maya lejos de su rutina, apartados de la conexión que implica el tener un celular porque no tienen señal. Sin embargo, al mismo tiempo están tan cerca de sus instintos más bajos y de las voces de su cabeza que no los dejan descansar.
Así es como comienza la trama de Amalgama, la nueva cinta de Carlos Cuarón que explora entre kilos de testosterona en la masculinidad tóxica de tres hombres que se enfrentan por poseer a Elena, su colega, una mujer que distante a ellos lleva sobre sus hombros el propio peso de su decisiones.
«Se me ocurrió en un lugar tan paradisiaco como el que retrato, en una isla un poco más grande pero muy similar en Colombia, las Islas del Rosario, al lado de Manolo Cardona y de sus amigos, y de su familia. Se me metió la idea de filmar ahí, o en un lugar como ese, que fue lo que acabé haciendo, y cuando regresamos esa tarde de la Cartagena ya tenía el concepto de esto, de cuatro seres humanos encerrados en una islita, confrontando sus egos y resolviendo conflictos personales», cuenta Carlos Cuarón en entrevista con SinEmbargo.
El cineasta, que regresa a las pantallas después ocho años de su última película Besos de azúcar (2013), escribió el guión de Amalgama junto a Luis Usabiaga, justo con quien había trabajado antes de alejarse de los largometrajes para dar vida a cuatro personajes atormentados que enfrentan sus problemas a través de la comedia.
El primero de los dentistas en escena es Hugo (Miguel Rodarte), quien se encuentra en un congreso de la costa del mar Caribe a Saúl (Tony Dalton), un antiguo colega con el que llevaba una amistad. En medio del bullicio de la profesión y actividades agendadas, conocen a Elena (Stephanie Cayo) y a Chema (Manolo Cardona).
Todo quedan prendados de la belleza de Elena y para acercarse más ella, Saúl los invita escapar del congreso a una paradisiaca isla.
«Stephanie hace el papel del arquetipo del fruto prohibido, pero un fruto prohibido distinto en el sentido de que no es una mujer siglo XX, es una mujer siglo XXI que decide por sí misma, que cae en su conflicto por decisiones propias, no porque le hayan dicho X o Y o que la manden. Al mismo tiempo es dueña de esa sensualidad muy femenina, con la cual es capaz de manipular a los tres hombres en la historia, y que por desgracia, porque así es la vida, se enamora de un macho tóxico y tiene que solucionar ese pequeño problema», detalla Cuarón.
Pero el aislamiento los pone a prueba, y cada uno dejara a flor de piel el dolor que arrastran.
«En el caso de Miguel y el mío son como los que más tienen este conflicto hablando de masculinidad, era eso, ir viendo como se comunicaban los dos peonajes, qué tanto uno y qué tanto el otro, el ‘tire y al afloje’ al llegar a lo que vemos en pantalla y cómo acabó siendo como la dinámica entre nosotros dos», comenta Tony Dalton sobre la relación de estos dos personajes donde el ego se convierte el enemigo a vencer, y algo que también confirma Miguel Rodarte:
«Yo creo que esta rivalidad de querer vencer al otro para obtener ‘el gran trofeo’ que es la mujer y que de alguna manera la objetivizan y trae una masculinidad súper tóxica a la mesa, precisamente es muy paradójico en el caso de mi personaje porque digamos que su imagen máxima de protección es su madre. Creo que muchas veces los hombres cuando se trata de fregar al otro con el objetivo de obtener a alguien, quien sea, los hombres pueden incurrir en actos muy tóxicos que salen a relucir. La película de alguna manera te ilustra eso e invita a cada uno los personajes que hagan una reflexión en torno a eso, aunque no les quede de otra, pero sí a sanar esos vicios que traen arrastrando cada uno de ellos».
En contraste a estos dos personaje está el de Manolo Cardona, Chema, un tipo que no titubea al compartir lo que piensa y siente, aunque el también termina por ser una víctima de la catarsis colectiva que provoca el inmenso mar.
«Acerca de su masculinidad de Chema, creo que es el que más yin y yang puede tener. Tiene también dentro de su masculinidad mucha feminidad, tiene desarrollada de una manera muy balanceada su yin y su yang. Mi personaje es de alguna manera extrovertido y media estas situaciones entre estos dos peronés hablando de la masculinidad. Cada uno en su viaje personal tiene una catarsis en esta isla alrededor de esta mujer, cada uno tiene una catarsis y una reflexión muy importante, cada uno desde su propio dilema que creo que ese es el mensaje también de la película, el poder reflexionar y el poder enfrentarte a tus situaciones que estés viviendo, poder hablarlas, decirlas, expresarlas y poder sanarlas, que creo que es lo mas importante», comenta Cardona.
El creador también de Rudo y cursi (2008) regresa a las salas de cines este 9 de diciembre con está película que confronta el aprender aceptar el dolor bajo el eslogan «Es amor es un dolor de muelas».
«A veces el amor es un dolor de muelas, no siempre, como todas las emociones, y lo que pasa es que el amor es una emoción tan importante para el ser humano que cuando duele, duele como una muela» reflexiona Carlos Cuarón.