La Agencia Central de Inteligencia (CIA) estaba tramando plan para matar al líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, el mismo día en que el Presidente John F. Kennedy fue asesinado. Según el «Informe sobre conspiraciones para asesinar a Fidel Castro».
Ciudad de México, 10 de noviembre (RT/SinEmbargo).- El mismo día en que el Presidente de EU John F. Kennedy fue asesinado, la CIA estaba tramando un plan para matar al entonces al líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, con un bolígrafo envenenado, revela en uno de los nuevos documentos desclasificados este jueves por los Archivos Nacionales relacionados con el magnicidio del mandatario norteamericano.
Según el archivo, titulado «Informe sobre conspiraciones para asesinar a Fidel Castro», el 22 de noviembre de 1963, un oficial de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense se reunió en París con un agente cubano encubierto, a quien le entregó la pluma que en su interior contenía una jeringa hipodérmica con la que se pretendía suministrar el veneno.
El agente encubierto era Rolando Cubela, un médico y militar que participó junto a Castro en la Revolución Cubana. En aquel encuentro, Cubela dijo estar dispuesto a regresar a su país decidido a iniciar un golpe de Estado. Por su parte, el oficial de la CIA le aseguró que Kennedy y EU le prestarían todo el apoyo necesario.
Reacción a la noticia de la muerte de Kennedy
Cuando terminaron la reunión, los dos fueron informados de que el Presidente estadounidense acababa de ser asesinado. Cubela «se sintió visiblemente conmovido por la noticia y preguntó: «¿Cómo puede pasar algo así con las personas buenas?», recoge el documento. Tres años más tarde, Cubela fue detenido en Cuba por la Policía y condenado a 30 años de prisión.
Pero la pluma letal no fue la única forma con la que la CIA pretendía atentar contra Fidel. Los archivos desclasificados muestran que el asesinato del líder cubano era una obsesión recurrente de Kennedy. Entre otras tramas, destaca que los servicios de Inteligencia estadounidenses pretendían envenenar el aire del estudio de radio al que solía acudir Castro para dirigirse a la población.
Otro de los esfuerzos de la CIA estaban dirigidos a provocar un levantamiento popular que conllevara al derrocamiento del líder de la Revolución Cubana. Estos planes incluían hacer que Fidel Castro fumara un cigarro contaminado antes de un discurso, de tal forma que se desorientara y hablara cosas incoherentes, para así minar su credibilidad ante el público.