La segunda oleada de COVID-19 golpea a Europa antes de que inicie la temporada de influenza

10/10/2020 - 6:32 am

Las tensiones van en aumento en ciudades en donde se han impuesto nuevamente las restricciones. Cientos de trabajadores de la industria restaurantera y hotelera de Rumania se manifestaron esta semana luego de que Bucarest ordenó nuevamente el cierre de servicio de restaurante en interiores, teatros y salones de baile.

Por Nicole Winfield

ROMA (AP).— La segunda oleada de infecciones de coronavirus golpea a Europa mucho antes de que la temporada de influenza siquiera haya empezando, llenando nuevamente los pabellones de cuidados intensivos y cerrando los bares. Para empeorar las cosas, las autoridades informan, de un caso generalizado de “Fatiga por COVID”.

Máximos históricos de infecciones diarias en varios países del este de Europa y marcados repuntes en países del occidente del continente que resultaron fuertemente afectados, han dejado en claro que Europa realmente nunca aplanó la curva de la COVID-19 como esperaban lograrlo luego de los confinamientos durante la primavera.

Esta semana, España declaró estado de emergencia en Madrid en medio de crecientes tensiones entre las autoridades locales y nacionales en torno a las medidas de contención contra el virus. Alemania ofreció desplegar soldados para ayudar con el rastreo de contactos en nacientes focos de infección. Italia ordenó el uso obligatorio de mascarillas en espacios abiertos y advirtió que, por primera vez desde que el país se convirtió en epicentro europeo de la pandemia, el sistema de salud enfrenta “importantes problemas críticos” a medida que los hospitales se llenan.

La fiesta de “Adiós a la COVID” que se realizó en la República Checa en junio, cuando miles de residentes de Praga cenaron en una mesa de 500 metros colocada sobre el Puente Charles para celebrar la victoria sobre el virus, luce dolorosamente ingenua ahora que el país padece de la mayor tasa de infecciones per cápita en el continente, 398 por cada 100 mil habitantes.

“Debo decir claramente que la situación no es buena”, admitió el Ministro del Interior checo Jan Hamacek esta semana.

Epidemiólogos y residentes por igual apuntan hacia los gobiernos por no haber aprovechado la reducción de casos durante el verano para prepararse adecuadamente para el anticipado repunte otoñal, ahora que hay una escasez crítica de pruebas de diagnóstico y personal de cuidados intensivos. Esta semana en Roma, las personas hicieron fila entre ocho y diez horas para practicarse pruebas diagnósticas, mientras que los médicos de primera línea de Kiev a París se encuentran nuevamente cubriendo extenuantes turnos con poco personal en pabellones hacinados.

“Cuando se abandonó el estado de alarma, era el momento para invertir en la prevención, pero eso no se hizo”, se lamentó Margarita del Val, experta en inmunología viral del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, que pertenece al principal organismo de investigación de España, el CSIC.

“Estamos en la oleada de otoño sin haber resuelto la oleada del verano”, dijo a un foro en línea esta semana.

Las tensiones van en aumento en ciudades en donde se han impuesto nuevamente las restricciones. Cientos de trabajadores de la industria restaurantera y hotelera de Rumania se manifestaron esta semana luego de que Bucarest ordenó nuevamente el cierre de servicio de restaurante en interiores, teatros y salones de baile.

“Estuvimos cerrados por seis meses, los restaurantes no trabajaron y los casos siguieron subiendo”, dijo Moaghin Marius Ciprian, duelo del popular Grivita Pub n Grill, quien participó en la protesta. “No soy especialista, pero tampoco soy estúpido. Desde mi punto de vista, no somos los responsables de esta pandemia”.

A medida que el número de infecciones aumenta en varios países de Europa, algunos  incluyendo a Bélgica, Holanda, Reino Unido, España y Francia— diagnostican más nuevos casos al día, per cápita, que Estados Unidos, según los promedios por cada siete días difundidos por la Universidad Johns Hopkins. El viernes, Francia, con 70 millones de habitantes, reportó una cifra récord de 20 mil 300 casos nuevos.

Los expertos señalan que la alta tasa de infecciones en Europa se debe en gran parte a las pruebas de diagnóstico generalizadas que están dando a conocer muchos más positivos asintomáticos que durante la primera oleada, cuando únicamente se les practicaban los exámenes diagnósticos a los enfermos.

De cualquier forma la tendencia es alarmante, considerando que la temporada de influenza ni siquiera ha comenzado, las escuelas están abiertas para la enseñanza presencial y el clima frío aún no envía a los europeos al interior, donde la infección se puede propagar con mayor facilidad.

“Estamos viendo reportes de 98 mil casos en las últimas 24 horas. Ese es un nuevo récord regional. Eso es muy alarmante”, dijo Robb Butler, director ejecutivo de la oficina regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud. Aunque parte de ese número se debe al aumento de pruebas, “También es preocupante en términos del resurgimiento del virus”.

También es preocupante que muchos países aún carecen de la capacidad de pruebas, rastreo y atención para lidiar con una segunda oleada de la pandemia cuando la primera realmente nunca concluyó, dijo el doctor Martin McKee, profesor de salud pública europea en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.

“Debieron usar este tiempo para implementar sistemas sólidos de localización, pruebas, rastreo y aislamiento. Nadie lo hizo”, dijo McKee. “De haberlo hecho, habrían podido identificar los brotes conforme se originaban y atacar las fuentes”.

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