La casa de los secretos (Planeta) es un convite oaxaqueño – una calenda que festeja las tradiciones, música y gastronomía de la bella ciudad esmeralda, dice su autora, motivada por la necesidad de mostrar lo hermoso que es este país y todo lo que tiene todavía para ser celebrado
Ciudad de México, 10 de septiembre (SinEmbargo).- Patricia y su hermano Antonio son herederos de la fortuna de la familia García Allende, trapicheros de abolengo en el estado de Oaxaca, México.
Es 1920 y los oaxaqueños sufren las secuelas de la Revolución, las epidemias y los terremotos. El país es un caos. La gente tiene hambre. Patricia lucha por proteger a su familia – una tía anciana de Irlanda, su hija y su nieta – de los abusos de un gobierno inestable y de la avaricia de Antonio quien vive perdido en el juego y el trago.
En medio de tanta penuria la tía Cenne enloquece y Patricia no tiene más remedio que internarla en el manicomio. La novela se desarrolla durante ese último año de la vida de la tia Cenne. Patricia la visita durante las fiestas más importantes del calendario litúrgico y es durante esas visitas que la tía le comparte la historia de su vida en sus escasos momentos de lucidez: su arribo a México en 1847, la intervención estadounidense y el amor prohibido que siempre ha albergado en su alma. A través de esas charlas intimas Patricia va desvelando los secretos de su familia mientras su propio corazón debate entre cumplir con la dogma moral y asfixiante de la sociedad oaxaqueña o dar rienda suelta a la pasión que la consume.
Para la autora de La casa de los secretos, María de Lourdes Victoria, se trata de un modo de honrar la vida de un país que añora y en el que nació. Residente en los Estados Unidos, María nació en Veracruz. Es escritora de novelas, cuentos y literatura infantil en inglés y en español. Su primera novela, Los hijos del mar, fue finalista del Premio Mariposa en la Feria Internacional de Libros Latinos en 2006. Más allá de la justicia, su segunda novela, fue finalista del Premio Planeta en 2010 y recibió Mención Honorífica en la categoría de Mejor Novela en Español en los International Latino Book Awards en 2012. Sus cuentos han sido publicados en prestigiosas revistas literarias, como Nimrod y Quercus Review.
–Tu libro expresa la gran fuerza de la cultura oaxaqueña
–Oaxaca es un lugar mágico y único. Hay arte, cultura, misticismo, es un lugar especial
–Ha sido tan especial como para protagonizar La casa de los secretos…
–El tema de la novela explorar el mestizaje y hablar de los amores prohibidos, complicados, cuando esos amores se dan entre personas de diferentes ámbitos sociales y económicos.
–El paisaje funciona como otro personaje
–El escenario era fundamental para mí y traté de ser fiel no sólo al Oaxaca del pasado, sino también al del presente. Es por eso que me empapé de todos los textos históricos que hay alrededor de Oaxaca, un lugar que afortunadamente tiene grandes historiadores.
–Este viaje al pasado sirve para entender el presente
–Sí, se ven cómo hay temas recurrentes a lo largo de la historia. Hay conflictos que no acaban de resolverse y que venimos arrastrando desde hace mucho tiempo.
–¿Qué dirías de Patricia, este personaje tan fascinante que protagoniza La casa de los secretos?
–Patricia es una mujer que está tratando de sobrevivir en un periodo complicado de la historia mexicana. Es un personaje ficticio que trata de cuidar a su familia, que está integrada por una monja irlandesa, su hija y su madre. Oaxaca vive en el caos, hay epidemias, luchas por el poder y encima ella vive una historia de amor muy complicada.
–¿Existe la casona de la historia?
–Me inspiró una casa oaxaqueña a la que le fui agregando cosas
–Hay mucho misterio en La casa de los secretos
–Y sí, porque hay una búsqueda en la que Patricia descubre poco a poco su propio linaje y todos los secretos que habitan en el baúl de la familia. El lector la acompaña en esa búsqueda y en eso se crea el misterio.
–¿Es una novela enmarcada en la tradición de las escritas por Laura Esquivel?
–Ojalá, me siento muy halagada con esa comparación. No sé si es una novela histórica o una novela feminista o una novela latinoamericana. Mi intención es simplemente escribir lo que traigo en el alma, lo que me viene a la cabeza, los personajes se van dibujando en algún escenario que me atrapa. Nada más. No pienso conscientemente en si una historia será romántica o de otro género. Maurice Sendak, el autor de Dónde viven los monstruos, dijo cuando le preguntaron si hacía literatura infantil que él escribía y que los demás decidían si era infantil o no. Así me siento un poco yo.
–¿Cuáles son tus intereses literarios?
–En todo lo que escribo, no solamente en las novelas, sino también en los cuentos breves, aparece México, tal vez porque vivo fuera de mi patria. Cargo con esa nostalgia y extraño todo, a los mangos, la gente, mis costumbres y por supuesto que estoy preocupada por lo que pasa ahora en mi país. Escribir se ha vuelto un pretexto para volver a mi tierra, regresar.
–En relación con tu literatura, ¿qué reflexión te produce la violencia?
–Estoy al tanto de la literatura que ese está haciendo respecto del México actual. Me da tristeza lo que sucede. Y cuando publiqué La casa de los secretos lo hice con la intención de resaltar nuestras tradiciones, la fiesta de la Gelaguetza, las calendas, el Día de Muertos. Un libro que nos diga y nos recuerde lo hermoso que es México y todo lo que tenemos que celebrar de nuestros Estados, sobre todo Oaxaca. Tenemos problemas, pero también tenemos belleza y hay que celebrarla.
–Con tu libro vemos lo distinto que se vivió la Revolución Mexicana en Oaxaca…
–Y sí, de Oaxaca salieron los grandes líderes como Benito Juárez y Porfirio Díaz y escribo mucho sobre ellos. Uno se vuelve a entusiasmar y a enamorar de gente como Benito Juárez, cuyas palabras hacen eco hoy para todo el mundo.
–¿Por qué escribes?
–Porque tengo que hacerlo. No me siento bien cuando no lo hago. Escribo pase lo que pase. Lo gozo. Es un placer para mí, no lo veo como trabajo. Hubiera escrito la novela aun si no se hubiera publicado. Por suerte se publicó y pude llegar a Oaxaca, a pesar de los problemas que había en el momento en que salió La casa de los secretos. Uno de mis presentadores fue el artista plástico Fulgencio Lazo, quien me contó que mi novela fue el primer libro que su madre, zapoteca, se compró en su vida. Con esas cosas me doy bien pagada.
–¿Pensaste que la novela podía tener una segunda parte?
–(risas) Había otra historia que finalmente saqué para que la novela se volviera un revoltijo. Es una historia que tenía que ver más con Irlanda…así que sí, podría ser…