El Presidente de EU describió como un «problema enorme» la adicción a los opiáceos en su país. Mientras que el Departamento de Estado señaló que entre el 90 por ciento y el 94 por ciento de la heroína que se consume proviene de México.
Por Lucía Leal
Washington, 10 de agosto (EFE).- El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió hoy «ganar» la batalla contra los opiáceos, que matan a 91 estadounidenses al día, mediante el refuerzo de la seguridad en la frontera con México, el endurecimiento de penas a los narcotraficantes y las campañas de prevención de la adicción.
Trump hizo una pausa en sus vacaciones en Bedminster (Nueva Jersey) para conversar con su equipo sobre la crisis generada por la adicción a analgésicos opiáceos con receta como OxyContin o Vicodin, que lleva a muchos estadounidenses a engancharse después a la heroína, más barata en el mercado negro.
«Nadie está a salvo de esta epidemia, que amenaza a todos, los jóvenes y los viejos, los ricos y los pobres, las comunidades urbanas y las rurales. Todo el mundo está amenazado. Las sobredosis por drogas son la causa principal de muerte accidental en Estados Unidos», aseguró Trump durante la reunión.
El mandatario describió como un «problema enorme» la adicción a los opiáceos, que incluye tanto los analgésicos recetados como la heroína y el fentanilo, una potente sustancia que se mezcla con otras drogas para aumentar su potencia y cuyo consumo dispara el riesgo de sobredosis.
Cada día, 91 estadounidenses mueren por sobredosis de opiáceos, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), un problema que se ha disparado desde comienzos de siglo y que está relacionado con el aumento en la venta con receta de analgésicos, que se ha cuadruplicado desde 1999.
«El problema es muy complicado, y ahora mismo estamos en el bando perdedor de esta guerra», reconoció la consejera presidencial Kellyanne Conway en una conferencia de prensa tras la reunión.
Trump prometió, sin embargo, que su Gobierno ganará esa batalla, y lo hará «por los jóvenes» del país y «por muchas otras personas, no necesariamente jóvenes, que están completamente adictos y tienen problemas graves».
La promesa del Presidente tiene una vertiente electoral: según un estudio publicado en diciembre por la Universidad Estatal de Pensilvania, el mandatario sacó sus mejores resultados en los comicios de noviembre pasado en aquellos condados con las mayores tasas de mortalidad por drogas, alcohol y suicidios.
Pero Trump ha recibido críticas en la última semana por haber dicho, en una llamada telefónica en enero con el Presidente mexicano Enrique Peña Nieto, que muchos en Nuevo Hampshire habían votado por él porque ese estado era «un antro infestado de drogas».
El mandatario recordó hoy que durante la campaña prometió «luchar la batalla» contra los opiáceos, que en 2016 mataron a casi 60.000 estadounidenses, según los datos preliminares del Gobierno de EU.
«Estamos siendo muy, muy duros en nuestra frontera sur, y yo diría que de una forma que ciertamente nunca se había visto en este país, ese tipo de fuerza», subrayó Trump.
Según el Departamento de Estado, entre el 90 por ciento y el 94 por ciento de la heroína que se consume en Estados Unidos proviene de México y Trump ha argumentado que el muro que quiere construir en la frontera sur disminuiría el flujo de drogas.
El mandatario aseguró, además, que los juicios en tribunales federales por narcotráfico «aumentarán rápidamente» bajo su Gobierno, y se impondrán penas más largas a los responsables.
El tercer ingrediente, según Trump, es «evitar que la gente use drogas», porque «si no empiezan, no tendrán un problema, y si empiezan, es terriblemente difícil dejarlo».
«Quizá podemos hablar con los jóvenes y decirles: no es bueno, es realmente malo para ti en todos los sentidos», agregó.
En marzo pasado, Trump creó una comisión presidencial para combatir la crisis de opiáceos, que está liderada por el gobernador de Nueva Jersey, el republicano Chris Christie.
La semana pasada, esa comisión emitió un informe que recomendaba a Trump declarar inmediatamente una emergencia nacional por el problema de los opiáceos, un mecanismo que eliminaría algunas barreras burocráticas y presionaría al Congreso para otorgar al Gobierno más fondos para combatir el problema.
Pero el secretario de Salud de EU, Tom Price, sugirió hoy que Trump no seguirá esa recomendación, al asegurar que todos esos objetivos pueden cumplirse sin declarar una emergencia nacional.
«El Presidente tiene todas las opciones sobre la mesa, pero lo que estamos tratando de hacer es presentarle una estrategia» que implique a todas las agencias del Gobierno para luchar contra el problema, y que Trump recibirá «pronto», explicó Price.