Tomás Calvillo Unna
10/06/2020 - 12:05 am
El otro tema al atardecer
«No dejemos de ver las palmas de nuestras manos a pesar del ardor en los ojos, no nos equivoquemos».
No se necesita reprimir,
sino contener, o en todo caso
volverse ojo de hormiga
como aquel domingo
26 de enero de 2020
Ya llevamos dentro el temor,
no respiramos pausadamente,
advertimos que estamos a la deriva
algo muy profundo se quebró…
Los discursos, las noticias, los análisis,
comienzan a ser inútiles,
continuarán por un tiempo más;
se desprendieron y se irán como girones de viento…
No tenemos palabras para asentarnos y comprender,
innumerables explicaciones lo pretenden
pero no encajan, no cuajan,
dentro sabemos que no.
La prisa que nos trajo aquí es sólo ruido ya,
tal vez siempre lo fue, aunque creíamos en otras cosas,
ahora nos damos cuenta que el derrumbe
no deja nada en pie, sombras, ecos, restos;
la presencia desapareció, la presencia que asumíamos eterna.
Sentimos que nos falta aire, oxígeno,
sabemos que nos quedamos sin nada.
Es un naufragio colectivo inmenso
miles todavía no lo saben,
continúan atrapados, raptados por lo que ya no está,
ese oasis que creíamos
y se descubre hoy como múltiples espejismos.
Todavía hay quienes afirman que estamos de un lado
o de otro.
Ya no estamos en ningún lado,
el temor está dentro
y el gran vacío es un testimonio que emerge
y nos hará enmudecer muy pronto.
Vivimos un desgarramiento,
lo pretendemos postergar,
no es la cuarentena.
Ella sólo nos mostró a cabalidad
su evidencia.
Aun así, pocos escuchan dentro de sí
ese susurro que advierte
la densa neblina interior
que nadie puede disipar.
No dejemos de ver las palmas de nuestras manos
a pesar del ardor en los ojos, no nos equivoquemos.
más leídas
más leídas
entrevistas
entrevistas
destacadas
destacadas
sofá
sofá