Imagina por un momento que embarazas a tu novia. Sabes que nada volverá a ser lo mismo y más cuando eres tan sólo un joven estudiante. ¿Qué harías? El autor presenta Por la noche blanca (Ediciones B, 2017), el sendero de la cocaína, un dealer en una ciudad demencial como México.
Ciudad de México, 10 de junio (SinEmbargo).- Hay novelas que surgen inmediatamente, con una pluma densa y certera que no puede esperar. Eso le pasó a Luis Muñoz Oliveira con Por la noche blanca (Ediciones B), encontrar pronto la propia voz y hacer una historia de crimen, amor y fuga en la ciudad de México.
Un protagonista que se llama Otelo y siempre esa mujer sensual que te obliga a hacer cosas que no harías voluntariamente. Así, el muchacho se convierte en dealer y muchas cosas le contaminarán la vida hasta que, un beneficio que le otorga Luis Muñoz, puede fugarse.
Oliveira (Ciudad de México, 1976) es filósofo y se dedica a la investigación y la docencia como miembro del claustro académico de la UNAM.
Es autor de las novelas Bloody mary (2010) y Resaca (2014) y de los ensayos La fragilidad del campamento (2013) y Árboles de largo invierno (2016).
Por la noche blanca / El sendero de la cocaína no tiene que ver con él. “Es cero autobiográfica. Se trata de un niño de 19 años que termina vendiendo cocaína en un Uber”, dice el autor.
“El título original iba a ser Über coca, para copiarle a Sigmund Freud, pero no me dejaron y básicamente es una historia de aventuras, de un niño que cae en las redes del narcotráfico. Es un dealer y tiene que escaparse”, adelanta Luis Muñoz.
–¿Tiene que escaparse?
–Bueno, no quiero adelantar tanto de la novela, pero digamos que el final es un poco feliz, al menos no lo matan.
–¿Es una historia de amor?
–En realidad él está casado y justamente porque se embaraza su chica tiene que empezar a vender droga. En el trabajo conoce a una mujer que se llama La Barbie, una chica muy guapa, que es la que lo mete a la venta. No sé si es una historia de amor, porque él a quien en realidad ama es a Otelito, su hijo. Es una historia de amor paternal, quien lo motiva es ese niño de meses.
–¿Cómo nació esta novela?
–Esta novela salió muy rápido. Me gustó el título, a partir de ahí construí una historia muy fácil, cuando encontré la voz narrativa sólo tenía que contar la historia. En todo el proceso fue más o menos un año. El ensayo del año pasado lo había trabajado más tiempo y hay otra novela casi ya armada que saldrá por Alfaguara, que me ha llevado cinco años.
–¿Hay una etapa más formal en tu carrera?
–¿Serán los años? Mira, estoy escribiendo mucho, esa es la verdad. Estoy atrapado en mi escritorio, tengo muchas historias para contar…También uno va agarrando experiencia y escribir se vuelve más fructífero, más productivo.
–¿Por la noche blanca tiene una crítica al narcotráfico?
–A mí no me gusta tomar al toro por los cuernos. Es una decisión que tomo como autor. En mi novela anterior, muy de a poquito, Resaca, se dejaba ver el crimen, muy tangencialmente. Aquí no, el protagonista está totalmente metido pero no quise hacer una historia típica del narcotráfico. Lo es pero no lo es, a nivel de dealer. Lo que hice fue una alegoría, hay un momento que la guerra narca se ceba con la Ciudad de México, hay todo un reportaje periodístico donde se cuenta esa guerra y te das cuenta cómo Otelo está metido en el ojo del huracán, a pesar de que no se da cuenta nunca.
–Uno puede ser un dealer sin tener ningún conflicto con el crimen…
–Exacto. Es como vender pizzas a domicilio. La Barbie le dice a Otelo dos cosas. Una es venderle a mujeres porque vas a tener líos y meterte a cierta zona porque no nos corresponde. Y Otelo termina vendiéndole a esta chica que se llama La Bucles, que vive en la zona prohibida. Todo eso hace que estalle la guerra y Otelo es la gota que derrama el vaso. Se arma una lucha de bandas, los albinos y los mendigos, hay algunas cosas tomadas de la realidad, hay algún edificio de La Condesa, que puede ser el que estaba tomado hasta hace poco, pero no es periodismo real, es una historia de ficción.
“Cuando se te acabe dejas de contestar y la mañana siguiente avisas, no seas ambicioso. Y entiende bien esto: nada de regateo, no tenemos promociones, nada de que te la chupe mi amiga por un gramo. De hecho, tienes prohibido tener clientas. La tentación es tremenda, no hables con el diablo. Y otra cosa que es muy importante, si te preguntan si vendes dices que no, sólo le das a quien yo te mando y nunca, pero nunca, vendas en la zona que te voy a enseñar en el mapa, pero ni por error, cabrón. Si te agarran ahí nos vas a meter en problemas bien graves a los dos, nos matan. La regla más importante es que nunca hables de mí con nadie. Otra cosa, cuando llegues a tu casa, te tomas una de éstas, son somníferos, vas a dormir profundamente, para que ya no llegues con esa cara de cansado”.
–Lo que sí es cierto es que es una historia en la Ciudad de México, algo raro…
–Así es, las autoridades y las personas en general no han querido aceptar que la Ciudad está cada vez más violenta. No trato de hacer un juicio moral en la novela, es decir nunca digo qué buenas son las drogas o qué bueno es ser dealer, pero trato de contar los hechos, suceden las circunstancias. Si hubiera querido hacer una moraleja burda, Otelo hubiera terminado acribillado.
–Bueno, tal vez no morir tiene con trabajar en la Ciudad
–Sí, tal vez sí. Yo no sé realmente cómo funcionan los dealers y la relación que tiene Otelo con La Barbie, que es su superior inmediata, es una relación que se vuelve de pasión. La Barbie es una norteña, de pelo rubio, que se viste toda ajustada, el estereotipo de la mujer narca, que guarda su distancia con Otelo y sin embargo terminan huyendo juntos.
–¿Cómo estás con la literatura?
–Bien, aunque a veces noto en los colegas ciertas ganas de competir con los demás, en lugar de competir consigo mismo. Eso me parece que los desvía de su labor verdadera. En eso estoy bastante centrado, sin pleitos. Con respecto a la política nacional, estoy un poco desencantado. Me frustra mucho la alianza PAN/PRD. Me hubiera esperado un PRD menos pragmático.