Luego de los últimos atentados terroristas en París, la policía desplegó un operativo. En la entrada a la estación de tren Gare du Nord, en los andenes, en las escaleras mecánicas, en el boulevard que lleva al estadio, en cada puerta de acceso al Stade de France, omnipresentes, las fuerzas policiales metropolitana, ferroviaria, civil y militar se hicieron tan visibles.
París, 10 jun (dpa) – Policías, policías y más policías. El traslado y los accesos al Stade de France de Saint-Denis para el partido inaugural de la Eurocopa de futbol entre Francia y Rumania estuvieron hoy custodiados al extremo por las amenazas tras los últimos atentados terroristas en París.
En la entrada a la estación de tren Gare du Nord, en los andenes, en las escaleras mecánicas, en el boulevard que lleva al estadio, en cada puerta de acceso al Stade de France, omnipresentes, las fuerzas policiales metropolitana, ferroviaria, civil y militar se hicieron tan visibles como los coloridos hinchas galos y rumanos en la apertura del torneo.
En medio del gentío de hinchas, turistas, voluntarios, valijas y bicicletas, los fornidos hombres de negro vigilaron cada rincón de la caótica estación Gare du Nord, principal punto de partida hacia el Stade de France.
En el arribo a la estación La Plaine, desde el tren los hinchas eran recibidos por policías armados y protegidos con equipos de combate, auscultando a posibles atacantes con miradas intimidantes.
En la Avenue du Stade de France, boulevard de acceso al estadio, decenas de revendedores ofrecían tickets (hasta tres veces el valor original) a la vista de los policías.
«Últimas dos entradas», gritaba por un megáfono Víctor, un español con las dos manos en alza mostrando sus billetes para el partido inaugural. A metros, la policía vigilaba atenta. «¿Qué me pueden decir? Que se ocupen de los que ponen bombas», cuestionaba el revendedor.
Es que los oficiales enfrentan problemas más serios: el 13 de noviembre pasado, los atentados terroristas del autodenominado Estado Islámico en París causaron 130 muertes, y uno de los objetivos de los atacantes era el estadio nacional.
Desde hace siete meses, Francia se prepara para afrontar el reto terrorista durante la Eurocopa. Por eso, el Gobierno decidió desplegar más de 70.000 policías, gendarmes y militares para garantizar la seguridad de los millones de espectadores y visitantes que se esperan durante el torneo.
La presencia policial se incrementaba a medida que el público se acercaba al estadio. A los uniformados se le suman policías en moto y decenas de minibuses blancos con agentes listos para una emergencia.
A metros del primer acceso al Stade de France, los propios policías revisaban los bolsos. Luego, los clásicos cacheos y, antes del ingreso al estadio, un último control: el detector de metales de los aeropuertos.
El Parlamento francés prorrogó el estado de emergencia en el país y el despliegue de seguridad no tiene precedentes para una competición así, pero la seguridad en Francia es más prioritaria que una victoria del seleccionado local.