La fracción priista de la Cámara de Diputados terminó su encomienda: aprobar el decreto de la Ley de Comunicación Social o «Ley Chayote», como fue rebautizada por las organizaciones civiles que se han opuesto a esta legislación.
El tiempo apremiaba y la prisa se sintió en las últimas dos semanas. Así, los legisladores del PRI, junto con los del Partido Verde Ecologista de México y del Partido Nueva Alianza, no dejaron espacio alguno para retrasar la Ley o para dejar que la oposición la regresara a comisiones.
Las organizaciones civiles saben que ahora la lucha tendrá como sede el Senado de la República, donde habrá otras fuerzas y otras posturas. Pero si el diálogo se da como con los diputados, la fuerza priista tiene la victoria asegurada.
Ciudad de México, 11 de abril (SinEmbargo).- El Partido Revolucionario Institucional (PRI), por su larga historia y por su modo de hacer política, ha acuñado varios términos que explican su modo de actuar. Uno de ellos es el de la «aplanadora». Y ayer recurrió a esa práctica en la aprobación de la Ley de Comunicación Social que busca regular la publicidad oficial por mandato de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Y funcionó.
Junto con el Partido Verde Ecologista de México (PEVM), Partido Nueva Alianza (Panal) y el Socialdemócrata, lograron que esta Ley –que describieron como un decreto que satisface a una sociedad «cada vez más exigente»– pasara al Senado de la República.
En punto de las 12 de la tarde comenzó la discusión en San Lázaro sobre lo que ya se veía venir pero que contaba con la unión de Movimiento Ciudadano (MC), Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) que desde un primer momento anuciaron que buscarían regresarla a la Comisión de Gobernación.
Fueron integrantes de ese partido los que también lograron lo que terminó siendo una gran hazaña para miembros de las organizaciones civiles del colectivo #MediosLibres: entrar al recinto y al Pleno a atestiguar la discusión de la Ley.
Tuvieron que esperar cerca de dos horas para que una camioneta del diputado Rafael Hernández Soriano ingresara a tres; cuatro más esperaron más tiempo afuera un oficio para luego poder entrar a lo que llaman «el corral» en el que entran y salen personas sin ningún problema aparente, porque como ocurrió con la sociedad civil, lo que sí es un problema es portar o por lo menos mostrar la intención de ponerse un playera con la leyenda: «Sin medios libres no se escuchan todas las voces».
A pesar de eso, desde el Pleno en múltiples ocasiones, miembros de todos los partidos nombraron al colectivo y a las dos organizaciones que han trabajado más el tema: Artículo19, quien fue quien promovió el amparo que terminó en la Corte a su favor, y Fundar, quien publicó que el Presidente Enrique Peña Nieto podría terminar su administración con un gasto en comunicación social de 60 mil millones de pesos.
LA APLANADORA EN ACCIÓN
El primer momento en el que se lució la aplanadora tricolor fue para negar la moción de suspensión para la Ley de Comunicación Social. Se hizo la votación para discutir la suspensiva o no. En medio de gritos de «¡en contra compañeros. En contra!», vino la votación: a favor votaron 165. En contra 187. No hubo ninguna abstención. Sí hubo aplausos y gritos, ahora de festejo.
Luego se procedió a la discusión y cada partido mostró su posición. El Verde habló de que la Ley obedecía a una mayor exigencia de rendición de cuentas y que respeta los preceptos de eficacia, economía y honradez, al contar con un marco jurídico que «no tendrá problemas» porque prevé la elaboración de informes detallados, lo que pararía las malas prácticas.
Arturo Goicoechea, del PRI, señaló que en dicho dictamen están incluidos cinco puntos que formuló Artículo19 como «básicos».
Aunque uno de ellos era establecer un tope al gasto, ya que este se ha rebasado año con año hasta en 100 por ciento, explicó que si no se contempla un límite es porque eso «incentiva el agotamiento del recurso», por lo que era mejor un régimen flexible «siempre a la baja».
Ese fue uno de los puntos que la oposición criticó. Indicaron que esta era una ley que no había contemplado a las organizaciones que llevaron el caso a la Corte y no se habían recogido sus propuestas.
Incluso hace una semana en durante la votación del predictamen de la Ley de Comunicación Social, la Comisión de Gobernación, la diputada del Verde, Sofía Torres invitó a las organizaciones civiles «a comer a un restaurante» para que le platicaran sus propuestas.
Luego de una ronda de intervenciones a favor y en contra en la que se explicó que la entrega de dinero a medios de comunicación debía tener un tope, que vulneraba el derecho de la libertad de expresión y que no era posible que se le diera todo el poder de la publicidad a la Secretaría de Gobernación y otros que la discusión era incluso vino otra votación, la general que se realizó con la reserva de 103 artículos: a favor, 205; en contra, 166.
Se procedió al desahogo de las reservas. Durante cerca de hora y media, el Pleno se vació y las y los diputados que no abandonaron la sala se dedicaron a otras cosas: aprovecharon para saludarse, tomarse fotos, consultar Facebook.
Sin embargo, sí tuvieron cuidado de, cada vez que se votara una reserva, levantar la mano cuando se escuchaba la opción «en contra». Ese fue el caso de Sofía Torres y de Brenda Borunda, quienes por cerca de 30 minutos mantuvieron una conversación con otra mujer y votaron en cuatro ocasiones sin escuchar la reserva en cuestión.
Cuando se desahogaban las últimas reservas incluso algunos diputados chiflaban al ponente y le gritaban «ve al grano».
La oposición se hablaba a ella misma. Los votos jamás le fueron favorables.
Cuando concluyó esa última ronda, el Pleno cambió otra vez. Llegaron todos los ausentes, incluso Carmen Salinas quien arribó, votó a favor de la Ley y tres minutos después, con la ayuda de dos personas, se retiró.
Con la aprobación los artículos reservados por 196 votos a favor y 146 en contra quedó aprobado, en lo general y en lo particular, el proyecto de decreto de la Ley de Comunicación Social y pasará al Senado de la República para su aprobación.
Cinco horas después de una discusión esteril se pasó la Ley en medio de aplausos, vítores poco acordes con la sepultura de una de las promesas presidenciales de Enrique Peña Nieto.