Con apoyo del Fondo Mixto del Conacyt, organizaciones civiles, bancos de alimentos y la iniciativa privada, se busca que la recuperación de comida desperdiciada sea más eficiente y llegue al más de un millón de personas con carencia alimentaria en ese estado.
Por Montserrat Muñoz, Agencia Informativa Conacyt
Ciudad de México, 10 de marzo (SinEmbargo/AgenciaConacyt).– A nivel nacional, más de 28 millones de personas son consideradas en pobreza alimentaria, acorde con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
En Jalisco, son alrededor de un millón 300 mil personas quienes están en situación de carencia alimentaria. Sin embargo, los bancos de alimentos recuperan únicamente cinco por ciento del alimento desperdiciado.
A través de una convocatoria del Fondo Mixto (Fomix) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) con el Gobierno de Jalisco, se aprobó un apoyo de 20 millones de pesos al proyecto Modelo logístico para el aprovechamiento, conservación y manejo tecnificado de alimentos, en el que participan universidades, centros de investigación, gobierno, iniciativa privada y organizaciones no gubernamentales para buscar disminuir la pobreza alimentaria e impulsar el aprovechamiento de alimentos en el estado.
Esta propuesta está liderada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), el Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (Ciatej) y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), campus Guadalajara, así como por los bancos de alimentos de Guadalajara, Zapotlanejo y Tepatitlán.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, el doctor Francisco Urrutia de la Torre, coordinador de investigación y posgrado del ITESO, señaló que los objetivos del proyecto son promover la donación a los bancos de alimentos, facilitar la logística de recolección y distribución de los productos donados y desarrollar tecnologías que prolonguen la vida de anaquel de los alimentos, así como generar una plataforma que propicie la superación de la pobreza alimentaria de los beneficiarios.
“Los bancos de alimentos hacen una labor titánica, atienden en Jalisco alrededor de 100 mil personas, lo que es cerca de 10 por ciento de lo que se necesita. Es una labor ejemplar. Cada familia atendida por los bancos de alimentos recibe una despensa quincenal con un valor aproximado de mil 200 pesos, por la cual se le solicita una cuota de recuperación de 120 pesos”, aseguró el responsable del proyecto.En tanto, el doctor Urrutia de la Torre señaló que por cada punto porcentual que logre aumentar este proyecto, se atenderán 13 mil personas más, es decir, dos mil 708 familias beneficiadas con despensas quincenales.
El proyecto consta de tres etapas: la primera, de seis meses de duración, para elaborar los diagnósticos y el diseño de las estrategias; una segunda etapa, con 12 meses de duración, será para el desarrollo de los trabajos; y una tercera etapa, también de seis meses, para implementar los pilotos de cada una de las líneas de acción. Se espera que el proyecto esté concluido a inicios de 2019.
“En Jalisco se desperdicia tanto alimento que podríamos darle alimento a todos, el problema es que no tenemos la infraestructura ni la logística. Los bancos de alimentos estamos para rescatar el alimento apto para el consumo humano y hacerlo llegar a aquellas familias que viven en pobreza alimentaria”, señaló en un comunicado Antonio Hernández Orozco, director del Banco de Alimentos de Zapotlanejo.
AUMENTAR LA VIDA DEL ANAQUEL, UN RETO
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, el doctor José de Anda Sánchez, investigador adscrito a la Unidad de Tecnología Alimentaria del Ciatej, comentó que los bancos de alimentos frecuentemente reciben los productos muy próximos a caducar, lo cual se refleja en mermas importantes.
“Contrasta la riqueza agroalimentaria de Jalisco con el número de personas que están en pobreza alimentaria. No debería haber. Es uno de los estados que en promedio tiene uno de los mayores ingresos per cápita pero hay miles de personas que no tienen qué comer”, aseveró el investigador.
El doctor De Anda Sánchez, quien forma parte del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) con nivel I, añadió que los sistemas de conservación como refrigeradores implican un costo muy elevado para estas instituciones, por lo cual la contribución del Ciatej al proyecto es la de dotar a los bancos de alimentos de tecnología de procesamiento de alimentos que permita dar mayor vida de anaquel a los productos frescos que se reciben en donación.
“Cuando se reciben en los bancos de alimentos productos del campo como papas, aguacate, cebolla, mangos, jitomate, papaya o plátano, que estén a punto de perecer, se pueden procesar para obtener deshidratados, purés o harinas. Eso extiende muchísimo la vida de anaquel y se puede mejorar la planeación logística para poderlos llevar a las manos más necesitadas, además de que los beneficiarios podrán recibir un producto con una extensión de vida de anaquel de dos a tres meses más”, afirmó el investigador.
Los formatos en que serán entregados los alimentos aún están por decidirse, dado que se debe hacer un estudio que identifique cuáles son las necesidades nutrimentales y la cultura alimentaria de los beneficiarios.
El equipo de Ciatej diseñará y construirá una planta piloto de procesamiento de alimentos que contará con una inversión aproximada de 10 millones de pesos. “Si el modelo funciona, estaría abierto este proyecto a ser replicado, al igual que el sistema logístico, primeramente en el estado de Jalisco, después en la región Occidente y, finalmente, en todo el país”, compartió el doctor De Anda Sánchez.
TECNOLOGÍA VS HAMBRE
Ante la falta de herramientas tecnológicas de vanguardia bajo la que trabajan los bancos de alimentos, una de las propuestas del proyecto es implementar tecnología para optimizar los procesos de logística, almacenamiento y manejo de alimentos. Al momento ya se trabaja en el desarrollo de software para ser implementado en plataformas con base en Internet y en un manual de procedimientos.
A través de una plataforma tecnológica, se buscará mejorar la comunicación entre los bancos de alimentos y los donatarios, así como coordinar la recolección y distribución de los alimentos.
“Se va a desarrollar un software que nos permita llevar esos procesos de manera informatizada y va a tener una versión de teléfono móvil para que los productores puedan avisar en tiempo real cuando tengan alimentos disponibles. Entonces va el camión, acopia y distribuye, no se hacen más viajes de los necesarios y se llega a tiempo por el alimento”, señaló Urrutia de la Torre.
MARCO JURÍDICO ADECUADO
Otra vertiente del proyecto es la creación de un marco jurídico que prevenga el desperdicio de alimentos en el estado, así como una serie de reformas fiscales que incentiven a los potenciales donatarios. Este aspecto será desarrollado por el Observatorio Legislativo del ITESO y será acompañado de una campaña de mercadotecnia social bajo el sistema de innovación abierta desarrollada por el grupo Démola-Guadalajara, en donde el ITESO cuenta con laboratorios de cocreación.
Por otra parte, el Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos y personal de la licenciatura en nutrición y ciencias de los alimentos del ITESO trabajarán una caracterización socioeconómica de la población meta, que pueda definir las necesidades nutricionales específicas de cada sector.
BANCOS DE TERCERA GENERACIÓN
En el afán de alejarse de los esquemas asistencialistas, alumnos e investigadores del ITESM, campus Guadalajara, diseñarán y desarrollarán una plataforma electrónica que promueva que cada vez más personas superen la pobreza alimentaria y se activen económicamente.
“Los bancos de alimentos vienen pensando en transformar su modelo de atención hacia un modelo de superación de pobreza. Esto, en el mundo de los bancos de alimentos, son considerados bancos de tercera generación”, comentó el doctor Francisco Urrutia de la Torre.
Esta segunda plataforma hará las veces de bolsa de trabajo, pero también ofrecerá alternativas de capacitación, emprendimiento, desarrollo humano y acceso a microcréditos.