La CEDH de San Luis Potosí emitió recomendaciones a las fuerzas de seguridad del estado por dos casos de tortura y otro de asesinato ocurridos de 2013 a 2015, cometidos por elementos policiacos.
Por Miguel Barragán
Ciudad de México, 10 de febrero (SinEmbargo/El Sur).- Los policías de San Luis Potosí tienen el deshonroso privilegio de ser a los que más ha recomendado la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) por abusos y tortura.
Prácticas que se suponía, caducarían con el nuevo sistema penal, pero que siguen siendo los medios de obtención de información favoritos de algunos uniformados.
TOTOLTEO
La escena se desarrolla en un lugar alejado de San Martín Chalchicuautla, a donde trasladan al novio de una enfermera que desapareció y días después apareció muerta en un paraje.
Hombres altos y robustos lo llevan ahí, lo sientan en una silla y le tapan los ojos. No ver lo que sucede alrededor ya debería ser suficiente tortura, pero entonces uno de los captores conectó un gancho con la derecha en la boca del estómago del cautivo. Todo el aire se escapa de su cuerpo y cuando quiere tomar una bocanada, le ponen una bolsa de plástico en la cabeza y el polietileno se le adhiere al rostro, a las trémulas fosas nasales y a la boca que se queda sin oxígeno. Le gritan, le exigen que confiese que él mató a su novia, que él la mutiló. No cede, por el simple hecho de que no era verdad.
Entonces uno de los hombres le mete el cañón de un arma en la boca con fuerza, llevándose el esmalte de los dientes en la fricción. Siente el pánico del acero frío en la boca. Cierra los ojos con fuerza, porque en cualquier momento podría dejar el mundo. Lo siguen presionando para que hable. No les dice nada. Sacan el cañón del arma de su boca. Con una chicharra le empiezan a descargar electricidad en los tobillos, en el muslo y en el abdomen. El dolor es intolerable, pero se aguanta, porque no les dice nada.
Luego viene lo que parece más apegado al crimen organizado: uno de los jefes de los que ahí golpeaba y torturaba le gritó que si no les confesaba a modo todo lo que querían oír, que se “llevarían” a su padre de su casa y que lo desaparecerían.
Esto que acaba de leer lo narró un hombre de la comunidad de Totolteo, en el municipio de San Martín y se encuentra contenido en el expediente 2VQU0076/2014 y que luego se emitió en la recomendación 38/2015 que fue de las últimas emitidas en el año pasado, pero que se integró después de una exhaustiva investigación de la CEDH hasta terminar con esta advertencia a la Secretaría de Seguridad Pública del Estado.
El hombre narró esto a un abogado de Derechos Humanos y recordó que todo ocurrió el 6 de abril de 2014 y los que lo torturaban eran policías estatales. Era el novio de una mujer que fue asesinada con frialdad por un desconocido al que nadie ha capturado. Es la última recomendación de Derechos Humanos de 2015, de acuerdo con la segunda visitadora, Elvira Viggiano Guerra.
CHIQUINTECO
En Chiquinteco un hombre que viajaba en una motocicleta y otro que caminaba en otro lado y en otro tiempo fueron “convertidos” en cómplices a contentillo de los estatales, porque de acuerdo con el expediente de queja 2VQU-0732013 y de la posterior recomendación hecha por Derechos Humanos, la 1/2016, la primera de este año, en el año 2013, dos hombres fueron llevados a las inmediaciones de un arroyo en el municipio de Tampamolón y ahí, mediante el método de paliza, cuestionaron a los dos quejosos, a quienes les preguntaban qué sabían sobre la desaparición de un policía estatal.
Los inclinaron, les bajaron los pantalones y la trusa y les golpearon con una tabla en las nalgas y en las piernas. Las lesiones tardaron en sanar. Tampoco obtuvieron nada de ellos y, luego de amedrentarlos como suelen hacerlo, los dejaron seguir con su existencia que había tenido ese lapso de pesadilla.
Esta recomendación fue dirigida a Arturo Gutiérrez García, Secretario de Seguridad Pública del Estado, quien la recibió y donde se especifica que aparte de la reparación del daño, el Gobierno tendrá que proveer el servicio de especialistas en psicología para intentar sobrellevar semejante trauma.
XILITLA
Pero eso no es todo: La CEDH también está laborando en la investigación del caso de Óscar Ruiz Santiago, de 32 años de edad, quien presuntamente fue arrojado a un barranco cercano a su casa, por dos policías a los que no quiso obedecer cuando le marcaron el alto en su camioneta.
El xilitlense que se convirtió en el último muerto con violencia en el 2015, porque los hechos ocurrieron como a las nueve de la noche del 31. De hecho, Óscar regresaba a la comunidad de La Escalera con los alimentos para preparar la cena de noche vieja junto con su familia. Le marcaron el alto los policías estatales y no se quiso parar. Lo siguieron, manejando con temeridad, los uniformados. Llegó a su casa, se apeó y fue interpelado por dos agentes estatales que, mientras hablaban, lo fueron orillando a un borde desde donde hay una caída entre maleza y piedras, muy al estilo de los desniveles de Xilitla. Al fondo de esa hondonada fue a parar.
Un policía está en la cárcel por homicidio y abuso de autoridad y otro está libre.
El expediente es el 2VQU 001/2016, que es el primer trabajo iniciado en la Segunda Visitaduría en el presente año fiscal.