De acuerdo con un estudio del Cecafé, para cubrir todos los costos de producción del café en Guerrero se necesita vender el quintal en 265 dólares, pero el precio actual en el mercado mundial es de sólo 130 dólares.
Por Francisco Magaña y Bolívar D. Rojas
Ciudad de México, 10 de febrero (SinEmbargo/ElSur).– El daño causado a los cafetales por la enfermedad de la roya es resultado de dos décadas de abandono a la actividad cafetalera de Guerrero, principalmente en la Costa Grande y en particular en Atoyac.
El hongo que causa la roya proliferó con la humedad que trajo la tormenta «Manuel» en septiembre de 2013, y las altas temperaturas en ese año derivadas del cambio climático.
Pero la roya pegó fuerte porque los cafetales estaban en situación vulnerable, debido a la falta de atención al cultivo, que tiene un costo que la mayoría de los años no se alcanza a pagar con los precios determinados por el libre mercado, coinciden expertos en café y productores entrevistados.
De acuerdo con un estudio del Cecafé, para cubrir todos los costos de producción del café en Guerrero se necesita vender el quintal en 265 dólares, pero el precio actual en el mercado mundial es de sólo 130 dólares.
Las cifras oficiales desde comienzos de este siglo muestran una baja sostenida en la cosecha de café en Guerrero, resultado del neoliberalismo: el libre mercado mundial en el que México está en desventaja y los productores solos ante el abandono del Estado de sus funciones en la definición e impulso de políticas de desarrollo.
En un diagnóstico elaborado en 2011 que forma parte del documento Plan Innovador de la Cafeticultura en el Estado de Guerrero se encontró que sólo 18 por ciento de las plantaciones estaban en condiciones óptimas de producción, 9 por ciento eran plantas nuevas, y 73 por ciento ya estaban viejas.
Un cuadro elaborado por el consultor externo del Consejo Estatal del Café (Cecafé), Armando García Olid, muestra una baja sostenida en la productividad de las hectáreas sembradas con café en Guerrero, resultado de ese abandono y de la falta de cultivo. Ante los bajos precios de venta, los productores dejan de limpiar sus huertas, la fertilización y el combate a las plagas es parcial, y la renovación de los cafetos no se hace.
En 1993, considerado el mejor año de la cafeticultura en Guerrero, la productividad promedio en Guerrero era de 7 mil 60 quintales por hectárea; en 2012, todavía sin la roya, la productividad tenía ya un nivel crítico, de 1.55 quintales por hectárea, y desde ahí fue cayendo: 1.39 en 2013, 1.28 en 2014 y en pronóstico en 2015 es de 0.30 quintales por hectárea.
En cuanto a la superficie cultivada en el estado, en 1993 era 51 mil hectáreas, a cargo de 10 mil productores. Diez años después, en 2003, bajó a 36 mil hectáreas y los productores se sumaron 21 mil. Diez años después, en 2013, las hectáreas cultivadas fueron 42 mil y los productores 22 mil.
Sin embargo, ante el abandono de las parcelas derivada de los bajos precios de comercialización, el Cecafé calcula que las hectáreas con plantaciones de café en Guerrero son actualmente entre 22 mil 500 y 25 mil hectáreas.
El experto en café, y actual director de Planeación y Fomento Económico del Ayuntamiento de Atoyac, Federico Lorenzana Arzeta, informó que Guerrero cuenta con 40 mil 122 hectáreas en 14 municipios productores de café: Chilpancingo 278 hectáreas, José Joaquín de Herrera 87.35 hectáreas, Ayutla 1.70, San Luis Acatlán 2 mil 182 hectáreas, Atoyac 23 mil 182 hectáreas, Coyuca de Benítez 4 mil 458, José Azueta 118.4, La Unión 105.9 hectáreas, Petatlán mil 276, Tecpan mil 479 hectáreas, Acatepec 163, Iliatenco 5 mil 114 hectáreas, Metlapa 848.5 y Tlacoapa 121 hectáreas.