El profesor emérito de ciencia en la cátedra Albert Einstein de la Universidad de Princeton, tiene un par de cosas en común con uno de los personajes más famosos de la televisión Sheldon Cooper, protagonista de la serie The Big Bang Theory: ambos son grandes físicos teóricos y tiene un nobel en la misma disciplina.
Por Carmen Rodríguez
Estocolmo, 9 dic (EFE).- El premio Nobel de Física James Peebles, uno de los padres de la cosmología moderna, nunca ha visto un episodio entero de The Big Bang Theory, pero se para un rato si lo encuentra zapeando. Una comedia «en cierto sentido realista» y con un protagonista, Sheldon Cooper, que «es encantador».
Peebles, canadiense de 84 años, ha recibido el galardón con los suizos Michel Mayor y Didier Queloz por contribuir a entender «la evolución de universo y el lugar que la Tierra ocupa en el cosmos», según el comité Nobel.
En concreto, Peebles ha creado un marco teórico que describe la evolución del universo desde su infancia, basándose en la radiación de fondo de microondas, que corresponde a primera luz liberada por el cosmos, cuando solo tenía 380 mil años, y que permanece como si fuera un fósil.
El profesor emérito de ciencia en la cátedra Albert Einstein de la Universidad de Princeton, tiene un par de cosas en común con uno de los personajes más famosos de la televisión Sheldon Cooper, protagonista de la serie The Big Bang Theory: ambos son grandes físicos teóricos y tiene un nobel en la misma disciplina.
Quizás por eso se ríe con ganas cuando se le pregunta si ha visto la comedia que el pasado mayo puso fin a sus doce años en antena, y dice que por las noches, cuando hace «zapping» para ver las noticias, si da con ella se queda un rato.
«Nunca he visto un episodio entero, pero tiene su encanto, en cierto sentido es realista. Me gusta -dice- la noción de gente joven entusiasmada con la física, con la ciencia en cualquiera de sus formas».
«Además, Sheldon es una persona encantadora. Creo que es bastante realista, quizá comparado conmigo, y eso es divertido (…) Diría que es un buen programa -considera- porque muestra a personas haciendo ciencia de la forma en que se hace, un poco caótica».
El físico canadiense ha estudiado el universo desde su primera infancia -cuando empezó a expandirse-, pero no cree que lleguemos a tener una comprensión total de lo que pasó en el momento de su inicio.
«No veo ningún motivo para pensar que haya una buena teoría final en física o en cosmología. Mi apuesta es que seguiremos haciendo mejoras, pero nunca, nunca tendremos la respuesta final», una historia «convincente de lo que estaba haciendo el universo antes de expandirse».
Sin embargo, no cree que sea una situación frustrante. «Estoy tan agradecido por poder dedicarme a esas pocas cosas que se pueden hacer, que no tengo tiempo de sentirse frustrado por lo que no puedo hacer».
El nobel recordó que sus compañeros de galardón lo han recibido por encontrar el primer exoplaneta (un planeta que orbita una estrella que no es nuestro Sol). Lugares «donde pueden estar pasando cosas maravillosas -puedes estar segura de ello- y que la raza humana nunca verá».
Y pregunta: «Algo así, es para ti ¿frustrante o romántico? Para mi es un poco romántico».
Hay que entender «de manera muy clara -asegura- que estamos orgullosos de lo que hemos logrado en el establecimiento de las leyes de la naturaleza», pero a la vez hay que ser conscientes de lo «tremendamente restringidos» que estamos en lo que podemos hacer.
Aunque Peebles no se siente incómodo con tantos misterios por resolver, en los últimos años su «sueño» ha sido que sepamos mas sobre la materia oscura y la energía oscura.
A lo largo de su carrera, desarrolló herramientas teóricas que se han aplicado para descubrir la existencia de esos dos componentes, que son los más misteriosos del universo.
La materia de la que está hecha todo lo que vemos supone solo un 5 por ciento del cosmos, el resto es materia oscura (26 %) -se conocen algunas de sus propiedades- y energía oscura (69 %) de cuya existencia se sabe por sus efectos y se cree que está relacionada con la expansión acelerada del universo.
Para acercarse a la naturaleza de estos componentes hay que conocer con mucho mayor detalle la estructura de las galaxias, algo que se puede hacer -explica- con los grandes telescopios.
«Este es el tipo de problema que me encanta -reconoce-, porque tiene un componente observación y un profundo problema teórico».