Ciudad de México, 9 de diciembre (SinEmbargo).–El consumo de carne y productos lácteos es un importante motor del cambio climático, ya que las emisiones de gases de efecto invernadero del sector ganadero representan más que las del sector del transporte, de acuerdo con una investigación de Chatam House.
De acuerdo con este estudio, México se encuentra en el sexto lugar de países que son grandes consumidores de carne, tres lugares antes que Argentina. China, la Unión Europea y Estados Unidos ocupan los tres primeros sitios.
Las emisiones de gases del sector ganadero representan un 14.5 por ciento del total mundial y se estima que esta cifra continúe en crecimiento por el incremento en la demanda mundial de carne y productos lácteos, a pesar de las intenciones de reducir la intensidad de estos números.
Se espera también que para el 2050, el consumo de carne aumente un 76 por ciento, comparado con el 40 por ciento de cereales.
México está entre los territorios donde se produce mayor cantidad de ganado, después de India y Brasil. La industria en la que más se enfoca México es en la avícola y en vacuno, tanto en producción como en consumo de huevos y leche donde ocupa el octavo lugar.
Es por ello, que dicho estudio también propone un cambio en la demanda mundial de carne y productos lácteos para alcanzar las metas y evitar el cambio climático. Análisis recientes demostraron que es poco probable que exista un aumento de temperatura global sin que altere la carne y el consumo mundia de productos lácteos.
La reducción de la demanda de productos de origen animal también podría reducir significativamente los costos de mitigación en los sectores no agrícolas al aumentar su presupuesto de carbono disponible.
Otro de los puntos que señala esta investigación es que hay una escasez evidente de esfuerzos para reducir el consumo de carne y productos lácteos por parte de los gobiernos en diferentes países.
Uno de los factores por las cuales algunos gobiernos son reacios a aplicar políticas o campañas para cambiar el comportamiento del consumidor, es por temor a reacciones violentas.
De acuerdo a las encuestas que realizaron en dicho estudio, concluyeron que los consumidores con un mayor nivel de consciencia son más propensos a expresar el deseo de reducir su consumo de carne y productos lácteos con el objetivo de reducir el impacto en el cambio climático.
El cambio climático no es una consideración importante a la hora de elegir los alimentos, pues este tema no es tomado lo suficientemente en cuenta como el sabor, el precio, la salud y seguridad de los alimentos.
Las economías emergentes fueron importantes para este estudio, ya que al menos China y Brasil fueron los territorios que mejor respondieron a la aceptación del impacto del hombre en el cambio climático, con mejor consideración sobre las alternativas al consumo de carne y leche, así como una mejor voluntad para modificar su comportamiento de consumo que los demás países.