Una investigación dirigida por la Universidad de Texas en Austin (Estados Unidos) ha aportado algo de claridad al papel del clima en la infección de COVID-19, con un nuevo estudio que descubre que la temperatura y la humedad no juegan un papel significativo en la propagación del coronavirus.
Madrid, 9 de noviembre (Europa Press).- Al comienzo de la pandemia de coronavirus, había grandes esperanzas de que las calurosas temperaturas del verano pudieran reducir su propagación. Aunque el verano no trajo un alivio generalizado, la conexión entre el clima y la COVID-19 sigue siendo un tema candente. El clima influye en el entorno en el que el coronavirus debe sobrevivir antes de infectar a un nuevo huésped. Pero también influye en el comportamiento humano, que mueve el virus de un huésped a otro.
Ahora, una investigación dirigida por la Universidad de Texas en Austin (Estados Unidos) ha aportado algo de claridad al papel del clima en la infección de COVID-19, con un nuevo estudio que descubre que la temperatura y la humedad no juegan un papel significativo en la propagación del coronavirus. Eso significa que, tanto si hace frío como calor afuera, la transmisión de COVID-19 de una persona a otra depende casi totalmente del comportamiento humano.
«El efecto del clima es bajo y otras características como la movilidad tienen más impacto que el clima. En términos de importancia relativa, el clima es uno de los últimos parámetros», explica Dev Niyogi, el líder de la investigación, que se ha publicado en la revista científica International Journal of Environmental Research and Public Health.
Global to USA County Scale Analysis of Weather, Urban Density, Mobility, Homestay, and Mask Use on COVID-19 https://t.co/4XAP2pc55X via @MDPIOpenAccess 1/3
— Σωκράτης Λέφας (@SokratisLefas) November 9, 2020
El estudio definió el clima como «temperatura equivalente del aire», que combina la temperatura y la humedad en un sólo valor. Los científicos entonces analizaron cómo este valor rastreado con el coronavirus se propagó en diferentes áreas de marzo a julio, con una escala que va desde los estados y condados de EU a los países, regiones y el mundo en general.
A escala de condado y de estado, los investigadores también investigaron la relación entre la infección por coronavirus y el comportamiento humano, utilizando datos de teléfonos celulares para estudiar los hábitos de viaje. El estudio examinó el comportamiento humano en un sentido general y no intentó conectarlo con la forma en que el clima puede haber influido en él. En cada escala, los investigadores ajustaron sus análisis para que las diferencias de población no sesgaran los resultados.
A través de las escalas, los científicos encontraron que el clima casi no tenía influencia. Cuando se comparó con otros factores utilizando una métrica estadística que desglosa la contribución relativa de cada factor a un resultado en particular, la importancia relativa del tiempo a escala de condado fue inferior al 3 por ciento, sin indicación de que un tipo específico de tiempo promovido se extendiera sobre otro.
En contraste, los datos mostraron la clara influencia del comportamiento humano y la enorme influencia de los comportamientos individuales. Hacer viajes y pasar tiempo fuera de casa fueron los dos principales factores que contribuyeron al crecimiento de COVID-19, con una importancia relativa de alrededor del 34 y el 26 por ciento, respectivamente. Los siguientes dos factores importantes fueron la población y la densidad urbana, con una importancia relativa de alrededor del 23 y el 13 por ciento, respectivamente.