The New York Times dio más detalles sobre las finanzas de Donald Trump al revelar que antes de la campaña presidencial recibió millones de dólares que, aunque registros fiscales no especifican si ayudaron a apuntalar la campaña, sí muestran cómo el efectivo benefició, en una cadena de transacciones, a varias empresas controladas por el actual Presidente de EU.
Ciudad de México, 9 de octubre (SinEmbargo/EFE).– Era 2016. Donald Trump estaba quebrado, su campaña electoral no tenía un dólar y le urgía dinero después de que un banco le dio la espalda. Y le llegó. De “un amigo de Las Vegas”, revela The New York Times.
“Donald J. Trump necesitaba dinero”, empiezan su relato los periodistas Susanne Craig, Mike McIntire y Russ Buettner. “Su campaña presidencial ‘autofinanciada’ estaba escasa de fondos y luchaba por ganarse a los recelosos donantes republicanos. Sus campos de golf y el hotel que pronto abriría en la antigua oficina de correos de Washington estaban devorando el efectivo que tenía a mano, según muestran sus registros fiscales”.
Y a principios de 2016, agregan, por si fuera poco Deutsche Bank, el último gran prestamista que seguía haciendo negocios con él, rechazó inesperadamente su solicitud de préstamo. “Los fondos, dijo Trump a sus banqueros, ayudarían a apuntalar su resort de golf Turnberry en Escocia. Algunos banqueros temían que el dinero se desviaría a su campaña”.
Ese enero, continúa The New York Times, Trump vendió muchas acciones, por valor de 11.1 millones de dólares. Vendió otros 11.8 millones en febrero y 7.5 millones en marzo. En abril, vendió 8.1 millones más.
“Y los registros fiscales ocultos durante mucho tiempo por el Presidente, obtenidos por The New York Times, también revelan esto: cómo diseñó una ganancia financiera repentina: más de 21 millones en lo que los expertos describen como pagos únicos altamente inusuales del hotel de Las Vegas que posee con su amigo el magnate de los casinos Phil Ruffin”.
En artículos anteriores sobre los registros tributarios, recuerda el Times, se informó que, en todos los años desde el 2000, salvo unos pocos, las pérdidas comerciales crónicas y las estrategias contables agresivas le han permitido a Trump evitar en gran medida el pago de impuestos federales sobre la renta. “Y mientras los cientos de millones de dólares obtenidos de ‘El aprendiz’ y su celebridad rescataron su carrera empresarial, esas riquezas, junto con el poder de marketing de la marca Trump, estaban menguando cuando anunció su carrera presidencial de 2016”.
¿De dónde había llegado la explosión de efectivo?, se pregunta el diario. “Los registros fiscales, por su naturaleza, no especifican si los más de 21 millones de dólares en pagos del hotel Trump-Ruffin ayudaron a apuntalar la campaña, sus negocios o ambos. Pero sí muestran cómo fluyó el efectivo, en una cadena de transacciones, a varias empresas controladas por Trump y luego directamente al propio Trump”.
La mayor parte del dinero pasó a través de una empresa llamada Trump Las Vegas Sales and Marketing que tenía pocos ingresos anteriores, no tenía un propósito comercial claro y no tenía empleados. La empresa conjunta Trump-Ruffin lo descartó todo como un gasto comercial.
De acuerdo con los periodistas, los expertos en leyes tributarias y de financiamiento de campañas consultados por el diario dijeron que si bien se necesitaba más información para evaluar la legitimidad de los pagos, estos podrían ser legalmente problemáticos.
EL ESCÁNDALO POR LOS IMPUESTOS
El diario The New York Times publicó el 28 de septiembre un extenso reportaje que detalla 18 años de ingresos, gastos e impuestos del Presidente estadounidense en las que no aportó nada al fisco en impuestos federales durante 11 años y solo pagó 750 dólares en sus primeros dos años en la Casa Blanca, al tiempo que dedujo gastos extravagantes como sus 70 mil dólares en peluqueros.
El trabajo del diario muestra a un Trump con negocios ruinosos, un volumen de deudas que pone en riesgo su solvencia y una estructura de deducciones, triquiñuelas legales y posibles conflictos de intereses que podrían llevar al Servicio de Recaudación de Impuestos (IRS), que como presidente él mismo supervisa, a reclamarle unos 100 millones de dólares.
Un segundo reportaje de las andanzas financieras de Trump muestra como su momento de más holgura económica llegó después de firmar en 2004 un contrato para ser el presentador del ‘reality show’ «The Apprentice», donde además de embolsarse 197 millones de dólares por su trabajo durante 16 años, acaparó otros 230 millones por patrocinios de diversa índole, desde galletas Oreo de doble capa a marcas de detergente.
La fortuna amasada la fue dilapidando con la compra de campos de golf que han resultado ser ruinosos y en 2012 muestran a un magnate desesperado por obtener liquidez.
Trump tomó un préstamo de 100 millones de dólares contra el valor de la Torre Trump, su inversión más rentable; retiró 95.8 millones de su participación en una sociedad inmobiliaria y en 2014 liquidó la mayor parte de su cartera de acciones y bonos por valor de 98 millones.
El artículo muestra a un Presidente que pronto tendrá que hacer frente a préstamos que el Deutsche Bank le concedió para financiar el Trump Hotel de Washington (160 millones de dólares) y su campo de golf y resort en Doral, Florida (148 millones de dólares).
–Con información de EFE.