El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social dijo que en México la pobreza alimentaria está muy marcada, «apenas el 56 por ciento de los hogares puede consumir diariamente frutas y verduras, pero en estados como Guerrero y Chiapas, sur del país, es apenas el 30 por ciento».
Antes de la COVID-19 unos 25 millones de mexicanos reportaban carencia por acceso a la alimentación; entre el 40 y el 50 por ciento de la población «no puede contar con una dieta balanceada, con consumo de frutas y verduras».
México, 9 de octubre (EFE).- Contra la pobreza alimentaria por la pandemia de la COVID-19 es necesario transformar los sistemas alimentarios, algo difícil en América Latina por ser la región más cara del mundo para adquirir alimentos nutritivos, dijo este jueves Lina Pohl, representante de la FAO en México.
El último informe de la FAO sobre el estado de la seguridad alimentaria y nutricional en el mundo, indicó que en América Latina y el Caribe para 2030 se afectará a 67 millones de personas y esta previsión se hace sin considerar la COVID-19, refirió.
«Estamos hablando de casi un 10 por ciento de aumento de la pobreza y el hambre para 2030 y esto francamente en 2021 simplemente no se vale», apuntó Pohl.
Ante este escenario, Pohl consideró necesario transformar los sistemas alimentarios «porque en la región cuando nos preguntamos ¿por qué no tenemos acceso a los sistemas alimentarios nutritivos? pues porque la región de América Latina y el Caribe, es la región más cara del mundo para adquirir alimentos sanos y nutritivos».
Dijo que ello contrasta con el hecho de que América Latina tiene la mayor diversidad del mundo, «con mayor número de frutas, legumbres y demás que podrían estar accesibles a las personas».
Pohl, junto con otros especialistas, participó este jueves en la conferencia virtual «Pobreza alimentaria ¿el verdadero efecto de la pandemia en México?», convocada por la fundación la operadora mexicana de restaurantes Alsea.
La representante de la FAO dijo que es importante integrar la nutrición a los enfoques de la agricultura y reducir los factores que aumentan los costos en la producción como el almacenamiento, el transporte, la distribución y la comercialización de alimentos.
Además de reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos ya que si esto se reduce podemos lograr alimentar a nuestra población.
El secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, que mide la pobreza en México, José Nabor Cruz, dijo que en México la pobreza alimentaria está muy marcada.
«En México apenas el 56 por ciento de los hogares puede consumir diariamente frutas y verduras, pero en estados como Guerrero y Chiapas, sur del país, es apenas el 30 por ciento, mientras que el contraste con estados del norte, como Nuevo León y Baja California, donde el porcentaje de casi el 75 por ciento», apuntó.
Precisó que previo a la contingencia sanitaria de la COVID-19 unos 25 millones de mexicanos reportaban carencia por acceso a la alimentación y que entre el 40 y el 50 por ciento de la población «no puede contar con una dieta balanceada, con consumo de frutas y verduras».
El presidente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), Julio Santaella, señaló que en México el nivel de ingresos es muy importante para distinguir los sujetos que podrían estar en peligro ante una situación de pobreza alimentaria.
Puso como ejemplo que en Oaxaca el ingreso promedio es de 7 mil 165 pesos (unos 335 dólares) y el 42 por ciento se destina a alimentos, bebidas y tabaco, mientras que en Nuevo León, con casi el doble del ingreso, unos 14mil pesos (655 dólares), se destina el 29 por ciento.
Destacó que los alimentos en los que más gastan los mexicanos durante la pandemia son carnes, cereales, verduras leguminosas y semillas.
En México, la pandemia de la COVID-19 ha dejado más de 83 mil muertos y casi 804 mil casos confirmados en México, además de una contracción histórica anual de 18.7 por ciento del PIB en el segundo trimestre del año por el cierre de la economía.