Para reflexionar sobre esa parte de nuestra mexicanidad en plena semana patria. Basado en el libro El machismo invisible de Marina Castañeda
Ciudad de México, 9 de septiembre (SinEmbargo).- No en sus aspectos más violentos y degradantes, pero sí en sus expresiones cotidianas más sutiles o ya descritas por Marina Castañeda en su clásico libro El machismo invisible. Por ejemplo: en la necesidad de ciertos hombres de demostrar que son «muy hombres»; en los mutuos juegos de poder y manipulación entre hombres y mujeres; en la creencia en que las mujeres no pueden vivir sin el apoyo y la protección de los varones; en la incompetencia asumida, por parte de los hombres, para hacerse cargo de cualquier labor doméstica o expresar sus emociones.
Ese machismo lite ya no tiene cabida ni sentido, en la vida moderna, de ahí que se haya vuelto caricaturesco. Asimismo, las viejas figuras del político arrogante, el patrón prepotente, el padre autoritario, el marido controlador -en suma, el clásico macho mexicano- se han convertido, sin que se den cuenta de ello, en personajes de risa.
Lejos de disminuir, el machismo se ha fortalecido en los últimos tiempos. Los males que aquejan no sólo a nuestro país sino a casi todo el mundo lo han exacerbado: la desigualdad, el desempleo, la falta de oportunidades y de futuro; no en sus aspectos más violentos y degradantes, pero sí en sus expresiones cotidianas más sutiles o lite, ya descritas por Marina Castañeda en su clásico libro El machismo invisible. Por ejemplo: en la necesidad de ciertos hombres de demostrar que son “muy hombres”; en los mutuos juegos de poder y manipulación entre hombres y mujeres; en la creencia de que las mujeres no pueden vivir sin el apoyo y la protección de los varones; en la incompetencia asumida, por parte de los hombres, para hacerse cargo de cualquier labor doméstica o expresar sus emociones.
Han pasado cuatro años desde la aparición de la primera edición de El machismo ilustrado y las autoras no han quitado el dedo del renglón, ni del personaje: el macho. El protagonista de tantas conductas absurdas y obsoletas sigue siendo un tema perfecto para cualquier caricaturista, aunque sea tan doloroso. Ese machismo lite ya no tiene cabida ni sentido en la vida moderna, de ahí que se haya vuelto caricaturesco. Asimismo, las viejas figuras del político arrogante, el patrón prepotente, el padre autoritario, el marido controlador —en suma, el clásico macho mexicano— se han convertido, sin que se den cuenta de ello, en personajes de risa.
El macho que descubre El machismo ilustrado no se reconoce a simple vista. Ha perfeccionado nuevas formas de dominación que suelen pasar desapercibidas y que se insinúan en las relaciones de manera profunda y casi inconsciente mediante la crítica, el juicio y la vigilancia. Disfrazado de amor o interés, en realidad es una forma de control, un machismo invisible.