Fania Oz-Salzberger, catedrática, ensayista, escritora y activista israelí, autora –junto con su padre, el novelista Amos Oz– del libro Los judíos y las palabras– nació en el kibuts de Hulda, en 1960, y es la hija mayor del Premio Príncipe de Asturias de las Letras, cuya obra ha sido traducida a más de 40 idiomas y lo ha convertido en candidato, numerosas ocasiones, al Premio Nobel de Literatura.
Ciudad de México, 9 de septiembre (SinEmbargo).- En una entrevista llevada a cabo en la Feria del Libro Judío, la historiadora Fania Oz ha presentado el libro Los judíos y las palabras, escrita con Amos Oz, su padre y ha expresado su propuesta de paz con el pueblo de Palestina: un estado independiente, una nación democrática y que no nos tiren disparos, ha dicho.
Amos y Fania escribieron un libro destinado a los amantes de los libros, un trabajo que hay que leer con paciencia y esmero, distribuido en “Continuidad”, “Mujeres con voz”, “Tiempo e intemporalidad” y “Cada persona tiene un nombre, o ¿necesitan los judíos el judaísmo?”.
Sus autores dialogan literalmente sobre lo divino y lo humano, asumiendo que “la continuidad judía ha girado siempre alrededor de palabras pronunciadas y escritas, de un laberinto de interpretaciones, debates y desacuerdos en constante expansión, así como de un singular marco de relaciones humanas”.
El libro se realiza en un marco que Fania Oz define como “un renacimiento de la cultura hebrea o judía” en estos momentos, “algo que ha venido ocurriendo hace 20 años y tiene que ver con el renacimiento en especial de la literatura del cine israelita, que se ha traducido a varios idiomas y es uno de los hechos más prominentes de la actualidad”.
“Es una cultura que se redescubre a partir de sus propios recursos, de una manera muy energética y creativa”, dice Fania Oz.
LOS JUDÍOS Y LAS PALABRAS: LA RELACIÓN CON LAS PALABRAS
En Los judíos y las palabras (Siruela) Amos Oz y Fania Oz-Salzberger ofrecen su visión personal sobre un aspecto esencial de la historia judía: la relación de los judíos con las palabras. Dice que la historia y la identidad de los judíos como pueblo forman una peculiar continuidad, que no es n étnica ni política. “Cierto que las ascendencias étnicas y políticas son parte de nuestra historia, pero no constituyen sus arterias principales. En su lugar, la genealogía nacional y cultural de los judíos ha dependido siempre de la transmisión intergeneracional del contenido verbal.”
Entonces, ¿qué es el lenguaje, la cultura, judíos?
“No hay una sola cultura judía, hay docenas, hay una cultura exclusiva única, como la que practican los ultra-ortodoxos, pero la mayoría son globalizadas, vienen de la cultura humanista y por eso los profetas de la Biblia hablan sobre esos movimientos de la paz, generando además un instinto antiguo, como de 2000 años AC, una cultura que ama el discurso, los chistes y la pasión”, dice Fania Oz.
“Amamos la comunicación y también por eso amamos los debates, como una manera de haber inventado Internet antes de que existiera”, agrega.
Analista de Europa, Fania ve con mucho peligro la realización de varios Holocausto en la era moderna. “Hay muchos riesgos de genocidio por varias partes del mundo, fruto de un odio que surgió en forma legítima después de los Nazis, pero antes de ello no era legítimo y hoy no puede ser visto así. Hoy tengo mucho temor por otros grupos, no sólo por los judíos. Mi padre hace poco dijo algo muy hermoso y me permito citarlo porque él a menudo me cita a mí: Posterior a los nazis, la humanidad ha tenido una especie de inmunización por varias décadas, que después de 60 años se ha debilitado”, dice Fania.
“Por ende, los genocidios y los ataques nucleares han vuelto a formar parte de nuestra realidad”, agrega la autora de Los judíos y las palabras, “un libro para toda la gente, en especial aquellos padres jóvenes, con niños que necesiten historias de éxito de los judíos a lo largo de la historia. Hay que enseñar a los chicos a que amen a los libros, enséñales a plantear, a argumentar, a cuestionar preguntas difíciles, para que puedan ver de frente a la autoridad y por tanto amarlas”.
“Si yo fuera ministra de Israel, que no lo soy y ni lo quiero ser, les estaría ofreciendo mañana a los palestinos un estado independiente, a un lado de Estado de Israel, bajo dos condiciones exclusivas: una que sea una nación democrática y otra que ya no nos disparen”, concluyó la historiadora.