NOTA: LA SIGUIENTE HISTORIA OCURRE EN UNA NOCHE DE 2018
“Aléjese del agresor”, dice el operador del C5 en la Ciudad de México. Asegura que enviará ayuda, pero los agentes nunca llegan al edificio en la colonia Obrera. Dejarán que Miroslava sea asesinada.
Ciudad de México, 9 de agosto (SinEmbargo).– Un grito quiebra la madrugada en la colonia Obrera, en la Ciudad de México. Miroslava no articula palabras. Los vecinos no entienden qué ocurre. Un sujeto utiliza los puños para golpear el cuerpo y el rostro de la joven.
Un segundo grito aclara las cosas. Son cuatro escalofriantes palabras: “¡Auxilio! ¡Me quiere matar!”. Los vecinos ahora entienden, pero dejan sus puertas cerradas y las luces apagadas. Dejarán que Miroslava sea asesinada.
Suena la línea de emergencia. “9-1-1”. Un operador contesta en el Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5). “Una mujer pidió ayuda y ahora hay silencio en su departamento”, escucha el receptor.
“Aléjese del agresor”, indica el operador. Luego pide dirección. Pregunta varias veces los mismos datos. Pasan los minutos. Miroslava continúa encerrada. El atacante oprime su cuello para impedir que vuelva a gritar. Los ojos de la joven se cubren de sangre. Las autoridades capitalinas dicen que enviarán ayuda, pero no lo hacen. Dejarán que Miroslava sea asesinada.
Hay un golpe en la puerta. El agresor se detiene. El feminicidio no ocurre. Miroslava sobrevive. El sujeto, sin embargo, se marcha impune. Se burla de las autoridades. Sale caminando como si no hubiera hecho nada. Fuma un cigarro. Aborda un taxi y se pierde entre las calles de la Ciudad de México. De la misma manera lo hacen los violadores y asesinos en el país. Simplemente se marchan.
Miroslava camina descalza. Su grito se perdió en un desierto de puertas. La mayoría no escucha ni ve en ese desierto. O tal vez si ve y escucha, pero no quiere intervenir. Y es que intervenir “es muy peligroso”, dicen. Pero es más peligroso no hacerlo. Taparse los ojos y los oídos no parece ser la respuesta.
En los primeros seis meses del 2019, autoridades de la Ciudad de México registraron 18 feminicidios cometidos en algún lugar de las 16 alcaldías que conforman la capital. Los meses más violentos fueron marzo y junio, según sus datos.
¿En cuántos de esos casos alguien escuchó algo y mejor dejó la puerta cerrada? ¿En cuántos fueron notificadas las autoridades a tiempo y no actuaron?