En la investigación, los científicos analizaron las respuestas de 39 fetos de 34 semanas de gestación a patrones de luz que parecían un rostro proyectados en su campo de visión dentro del vientre.
Washington, 9 de junio (EFE).- La preferencia de los bebés por las formas similares a la del rostro humano parece estar presente desde antes del nacimiento, según un estudio publicado hoy en la revista Current Biology.
En este trabajo, investigadores del Reino Unido proyectaron imágenes a fetos dentro del vientre de la madre y estos reaccionaban ante las que parecían un rostro.
La atracción que sienten los bebés por los rostros era conocida, pero esta investigación brinda la primera evidencia de que esta preferencia se origina ya en el vientre materno.
«Hasta ahora, hemos podido explorar el uso de todos los sentidos del feto excepto la visión. Esto incluye tacto, gusto, olfato, equilibrio y oído. Pero ahora podemos avanzar en la comprensión de la visión», dijo a Efe Vincent Reid, investigador de la Universidad Lancaster y uno de los que realizó el estudio.
En la investigación, los científicos analizaron las respuestas de 39 fetos de 34 semanas de gestación a patrones de luz que parecían un rostro proyectados en su campo de visión dentro del vientre.
A la vez, veían las reacciones de los fetos utilizando un ultrasonido 4D, lo que les permitió ver que los bebés en desarrollo giraban sus cabezas con mayor frecuencia cuando el estímulo parecía un rostro.
«Nuestra investigación muestra que el feto responde a información visual», explicó Reid.
No solo eso: el estudio, según Reid, también muestra que los fetos responden activamente al entorno, pues en las pruebas realizadas, estos movían su cabeza para mirar por más tiempo a las formas que parecían un rostro que a las que no lo hacían.
«Es el mismo resultado que tenemos con los recién nacidos. Por lo tanto, esta preferencia para mirar estas formas no se debe a las experiencias que suceden después del nacimiento», consideró Reid.
Por las dudas, el investigador también aconseja a las madres que no intenten proyectar luces, pues esto puede ser agobiante para el bebé.
«Nosotros ajustamos la cantidad de luz según el grosor del tejido materno, para que no fuera demasiado brillante. Usamos modelos para saber la cantidad de luz que normalmente entra al útero y basamos la fuerza de nuestra luz en lo que es normal que el feto experimenta. Una luz fuerte no es aconsejable, pues puede causar daño», explicó Reid.
Ahora los investigadores quieren saber si los fetos pueden también discriminar números y cantidades.
«Esto es algo que los recién nacidos pueden hacer. Si los fetos también pueden, eso nos diría mucho sobre las capacidades cognitivas fetales», agregó el experto.