El asesinato de más de 50 árboles sin permiso solo fue un reflejo de la operación por encima de la ley de Fibra Uno, la empresa que construye desde 2009 el megaproyecto Mítikah dentro del pueblo originario Xoco. Para la fase cero (ya terminada) obtuvieron la licencia de ocupación sin una medida de mitigación contra el daño, algunas casas están fracturadas porque no estabilizaron bien el terreno, no garantiza que los vecinos tendrán agua y ha realizado cambios en el proyecto –como agregar un desnivel– sin actualizar el impacto urbano, dijeron habitantes.
Ciudad de México, 9 mayo (SinEmbargo).– Dentro del pueblo originario Xoco, situado en la Alcaldía Benito Juárez de la Ciudad de México, con calles reducidas, una iglesia y un panteón de 200 años, la empresa Fibra Uno planea instalar el megaproyecto Mítikah «Ciudad viva» de al menos 20 mil millones de pesos con torres de hasta 65 niveles. Desde 2009 contó con los permisos de las autoridades del Gobierno de Marcelo Ebrard Casaubón (2006-2012) y Miguel Ángel Mancera (2012-2018), hasta que la administración de Claudia Sheinbaum Pardo detectó la serie de irregularidades que venía arrastrando.
«Ellos tienen hasta el momento autorizado la fase cero terminada [Torre Vyve y el Hospital San Ángel Inn] y la fase 1 [Torre Mítikah de 65 pisos, Torre Churubusco con 35 niveles, un centro comercial de cinco pisos y una torre de consultorios de 10 niveles]. No es por nosotros. Si yo hubiera sido Jefa de Gobierno no lo hubiera autorizado, pero tienen autorización de las administraciones anteriores de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda, y de Medio Ambiente», aseguró Claudia Sheinbaum Pardo en su conferencia matutina.
Para la fase 2, donde pretende levantar dos torres adicionales de 35 pisos, Fibra Uno no tiene autorización por carecer de impacto urbano. En marzo de este año solicitó al gobierno capitalino una ampliación de más de 16 mil metros cuadrados, pero la Ley de Construcciones establece que en obras arriba de 10 mil metros cuadrados se requiere de estudios de impacto urbano liberado solo si lo aprueban la Secretaría de Movilidad, de Desarrollo Urbano y Vivienda, de Medio Ambiente, Sistema de Aguas y de Protección Civil.
«Con Marcelo Ebrard inició [en 2009], pero se culminó con Miguel Ángel Mancera. Nosotros le llamamos el cártel inmobiliario que llegó al poder con Mancera. Vivimos seis años de abusos y despojos arbitrarios, se modificaron los reglamentos de vialidad y se generaron instrumentos de robo como los polígonos de actuación», aseguró René Rivas, de la Asamblea Ciudadana del Pueblo Xoco.
Este jueves, los vecinos bloquearon Avenida Universidad a la altura de Real Mayorazgo, la zona del megaproyecto, para exigir la cancelación de la obra y la siembra de árboles para resarcir la tala de más de 50 árboles de 40 años tumbados sin autorización el fin de semana. Por el momento, Sheinbaum anunció una multa de más de 25 millones de pesos que considera su edad, tamaño y espacio.
Miguel Galicia, arquitecto y oriundo del poblado de Xoco «lugar de frutas agrias», recordó en entrevista que en los 109 mil 606 metros cuadrados donde ahora se hace el megaproyecto estaba el autocinema «Del Valle» donde los habitantes iban a ver películas gratis. Luego el terreno, una cuarta parte del pueblo, se usó como estacionamiento para el Centro Bancomer.
En Xoco, con alrededor de 3 mil habitantes, conservan sus tradiciones a pesar de estar rodeados de construcciones como la Cineteca Nacional y el Instituto Mexicano de la Radio. Celebran dos fiestas patronales a su santo San Sebastián, una feria y bailes públicos. En las primeras fiestas, que Miguel disfrutó de niño, había caballos y gallinas. En el río Churubusco –ahora avenida– lavaban la ropa o nadaban.
Ahora no tienen agua en las tardes. Y algunas casas están fracturadas porque no estabilizaron bien el terreno.
«Van a necesitar un consumo de agua de más de 3 y medio millones de litros. Nosotros ahorita no tenemos agua ya en la tarde y la empresa nunca ha podido garantizar si vamos a tener agua una vez que arranque la obra. Tenemos muy serios problemas de movilidad, de agua, de medio ambiente», aseguró Miguel en entrevista.
La Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum precisó que apoyan que los desarrolladores inmobiliarios participen en el crecimiento de la Ciudad de México, pero solo de manera ordenada y legal.
«No a través de ilegalidades como los llamados polígonos de actuación que están en revisión porque eran ilegales. La Ciudad requiere un nuevo modelo de desarrollo urbano y para eso se incorporó en el Congreso de la Ciudad de México la Ley del Instituto de Planeación que ayudará a generar el ordenamiento territorial».
«Para los desarrolladores de Torre Mítikah lo único que se les está pidiendo es que cumplan con la ley y que con las obras de mitigación de este proyecto multimillonario se vean beneficiados los vecinos de la zona y que se disminuyan los impactos negativos por la construcción de varios edificios tan grandes en una zona no preparada para ese impacto urbano que va a recibir», anunció.
LAS FALLAS ANTES DE LA TALA
René Rivas, de la Asamblea Ciudadana del Pueblo Xoco, aseveró que la empresa Fibra Uno, para el desarrollo de Mítikah, se acostumbró solo a avisar al Gobierno de la Ciudad de México que modificaba su proyecto. Lo hacía de manera arbitraria y sin actualizar los estudios de impacto urbano, dijo.
«Creyó que con [la Jefa de Gobierno] Claudia Sheinbaum iba a ser igual y en marzo metió ese aviso que había metido en cinco ocasiones anteriores. Sheinbaum les pidió un estudio de impacto urbano y rehacer el proyecto de la fase dos, ya que su gobierno echó para atrás las figuras de ‘polígonos de actuación y transferencia de potencialidades'», expuso.
Desde 2009 cuando comenzó la fase cero, los vecinos de Xoco presentaron una queja porque la licencia de ocupación se las dieron a pesar de que no habían presentado ninguna medida de mitigación contra el daño y el reglamento lo exige.
«Apenas hace unas semanas empezaron a hacer la primera obra de mitigación que es la remodelación de una calle que va de Real Mayorazgo a Río Churubusco, pero la mayoría de los que viven ahí se quejan porque es un concreto que se está desmoronando», dijo Miguel Galicia, habitante del poblado.
Ante ello pide que las autoridades actuales hagan una revisión exhaustiva del proyecto desde el inicio, y cancelen «la ciudad viva» porque la movilidad vehicular sería un caos.
«Hay que revisar cómo se dieron esos permisos. Porque la empresa dice que los tiene, pero hay que ver cómo se los dieron, porque desde ahí puede haber una anomalía», planteó. «Si se hace un estudio a fondo verán que no era factible dar ese permiso».
EL ASESINATO DE ÁRBOLES
Uno de los cinco cambios que la empresa Fibra Uno solicitó fue la construcción de un desnivel en Real de Mayorazgo, la avenida que lleva al corazón del pueblo de Xoco, para instalar una explanada e integrarla a su conjunto como parte de la fase dos (no autorizada), que iría de la Avenida Universidad hasta la calle San Felipe, donde termina el atrio de una iglesia del siglo XVII, de acuerdo con un plano de la compañía consultado por Libre en el Sur.
En la explanada habría un área abierta para la convivencia entre los vecinos de Mítikah y accesos a sus estacionamientos, además de una banqueta subterránea para el paso peatonal del resto de la gente, incluidos los habitantes del pueblo, a quienes se les obligaría a descender hasta cinco metros.
El fin de semana trabajadores de la empresa fueron captados recogiendo ramas luego de la tala de más de 50 árboles.
«El desnivel es una irregularidad más. El proyecto original, con el que iniciaron en 2009, no lo que tenía contemplado. Si presentaban esas ocurrencias en el proyecto original desde un inicio no se los aprobarían, por lo que van modificando a su conveniencia», consideró René Rivas, de la Asamblea Ciudadana del Pueblo Xoco.
La Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum explicó esta mañana que cualquier obra de esta magnitud requiere medidas de mitigación de daños, y una era ese paso a desnivel siempre y cuando contara con la autorización de la Secretaría de Movilidad.
El 22 de abril, la Secretaría de Movilidad notificó a Medio Ambiente y a Fibra Uno que no estaba autorizado el paso a desnivel porque no cumplió los requisitos necesarios.
«A pesar de que no estaba autorizado, unilateralmente deciden la tala de 54 árboles […] El Código Penal establece que es un delito penal talar árboles sin permiso», enfatizó Sheinbaum. «Nuestro interés no es sancionar a los trabajadores, quien debe ser sancionado por esto es la empresa quien los contrató»
Fibra Uno justificó que la remoción de árboles «autorizada» tuvo como medida de mitigación la limpieza y saneamiento de más de 770 árboles en Xoco, y cualquier árbol removido será restituido por tres árboles nuevos.
Sin embargo, la Jefa de Gobierno aseguró que «son insuficientes» las medidas de mitigación porque no representan una mejora en la movilidad de la zona, ni en el impacto urbano que se está generando. «Este deprimido es para salir del propio desarrollo, no es una medida de mitigación para la zona».
En marzo de 2018, la Inmobiliaria Floreal, constructora a cargo de la ampliación del Galerías Insurgentes, también realizó una tala de árboles en Oso 51.
En 2017 fue cuando la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México autorizó el derribo de 42 árboles, entre ellos 15 de especies protegidas por la Ley de Salvaguarda de la Ciudad de México, reportó Libre en el Sur.