La primavera no es bienvenida por todos, pues aunque no hay cifras precisas de cuántas son las personas afectadas por las alergias ambientales, un estudio de Doctoralia concluyó que más del 50 por ciento de los mexicanos padecerá alguna en su vida. A continuación algunos consejos para disminuir los síntomas.
Por Jordi Sabaté, Consumo Claro
Ciudad de México, 9 de abril (SinEmbargo/ElDiario.es).– «Marzo ventoso y abril lluvioso sacan a mayo florido y hermoso», reza la sabiduría popular para describir la estación en la que estamos. Parece que en 2017 se seguirá este patrón climatológico y natural, pero esto no tiene que ser necesariamente bueno para la mayoría, pues muchas personas padecen alergias.
Las gramíneas, los plátanos de sombra, los olivos, la parietaria y muchas otras plantas durante estos meses, hacen que la primavera no sea del gusto de todas y todos. Para una porción creciente de la población esta estación significa un tormento de cansancio, mucosidades, escozor de ojos, pitidos en los oídos y ahogos debidos al asma.
La culpa la tiene el polen de las plantas y árboles antes citados, que flota en el aire en grandes masas y se mueve gracias al viento con el fin polinizar otros individuos de la misma especie y situados a distancia. Por el camino, penetra en nuestra boca y fosas nasales y se pega a las mucosas, la ropa, o el líquido lacrimal que empapa nuestros ojos, provocando una reacción autoinmune que conocemos como alergia primaveral.
Si estamos en este grupo de desafortunados, los siguientes consejos pueden ayudarnos a paliar los desagradables síntomas de la alergia, aunque el grado en que debamos aplicarlos dependerá de nuestras circunstancias personales y la severidad con que nos afecte el polen de una u otra especie.
Usar mascarilla y lentes de sol los días secos, soleados y ventosos
En estos días la cantidad de polen en el aire será mucho más alta y por tanto aumentará la probabilidad de que nos veamos afectados. La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC recomienda las gafas y aprueba las mascarillas como método paliativo, aunque advierte que no todas tienen igual eficacia. En este sentido, funcionan las que están homologadas y que tienen un sistema de filtro.
El motivo es que pueden filtrar partículas de hasta 0.3 micras de diámetro, cuando los pólenes más pequeños están en torno a las 15 micras. Ahora bien, si nos las ponemos debemos ser muy disciplinados y evitar quitárnoslas en plena calle si sentimos agobio o calor, ya que entonces el polen se pegará a su cara interior y la alergia empeorará.
Usar filtros antipolen en el coche
En el caso de alérgicos al polen severos, se recomienda el uso de filtros anti polen para la ventilación y el aire acondicionado del coche, que se pueden comprar en tiendas de recambios y podemos colocar nosotros mismos o encargar que nos los pongan.
Conducir con las ventanas cerradas
Adicionalmente a los filtros y por ser coherentes, las personas reactivas al polen deben evitar en todo momento bajar las ventanas cuando están en un coche en marcha.
Beber líquidos
Al beber líquidos limpiamos la boca del polen que pueda haber entrado y además hidratamos las mucosas, con lo que las hacemos menos reactivas frente al polen
Lavarnos la cara y los orificios nasales con frecuencia
Del mismo modo, el agua arrastrará el polen que se haya depositado en los ojos y las fosas nasales y sentiremos mayor alivio.
Tomar saunas húmedas o infusiones templadas
Evidentemente si tenemos acceso a una, la sauna de vapor humedecerá nuestras mucosas y los bronquios; un sustituto pueden ser las infusiones templadas.
Ventilar la casa solo si es necesario y por las noches
Al ventilar entraremos el polen en casa, lo cual no es nada bueno. Si no podemos evitar hacerlo, mejor por la noche, cuando la carga de polen en el aire es más baja debido a un aumento de la humedad y el frío.
Lavar sábanas y toallas con mayor frecuencia
Si ventilamos, el polen se depositará en sábanas y toallas, con lo que irá directo a nuestra cara y mucosas.
Evitar los parques públicos urbanos
Este tipo de parques conjugan la contaminación ambiental, que aumenta nuestra reactividad al polen, con las gramíneas del césped y diversos árboles que se polinizan con el viento.
Ducharnos al entrar en casa
La mejor opción para evitar el polen que queda en el pelo y la ropa, es ducharnos solo llegar a casa y ponernos ropa que no haya entrado en contacto con el aire de la calle.
Lavar la ropa cada vez que regresemos a casa
Si somos reactivos severos, es una buena solución el lavar la ropa cada día, o al menos sacudir bien chaquetas, pantalones y jerseys para que suelten el polen que tienen pegado.
Secar la ropa en casa
Evidentemente, lavar la ropa para quitar el polen y luego secarla al aire libre, no es una buena idea. Lo mejor es un tendedor casero o la secadora, si se dispone de ella.
Duchar a nuestras mascotas con mayor frecuencia
No se trata de ducharlas cada día, pero sí aumentar la frecuencia si somos alérgicos y salimos a pasear con nuestros amigos peludos. El motivo es que el polen se les acumulará entre el pelo.
Mantener las habitaciones húmedas…
La humedad en una habitación hará precipitar la carga de polen del aire y la depositará en el suelo, con lo que respiraremos una atmósfera menos reactiva; además, nos mantendrá las mucosas hidratadas. Se pueden usar humidificadores o atomizadores.
…salvo si somos alérgicos a los ácaros
El motivo es que el polen hace a algunas personas más reactivas también ante los ácaros del polvo, que viven bien en condiciones de calor y humedad. Si queremos evitar la alergia estos bichos en nuestras habitaciones, lo mejor es usar el aspirador a fondo y luego mantener un ambiente seco y no demasiado caluroso.