Un grupo de científicos ha resuelto el misterio de la subsistencia de una colonia de esponjas de gran tamaño descubierta por una expedición en 2016.
Ciudad de México, 9 de febrero (RT).- El fondo del océano está apenas poblado. La luz solar necesaria para la fotosíntesis no penetra hasta allí, hay poco oxígeno y la mayor parte de la materia orgánica que cae desde la superficie del agua es comida antes de que pueda llegar al lecho marino.
Estas condiciones adversas son aún más extremas en el océano Ártico, cuyas regiones centrales están cubiertas de hielo durante todo el año. Sin embargo, la cordillera submarina de Langset, ubicada a 350 kilómetros del polo norte, está densamente cubierta de «jardines de esponjas» vivas de gran tamaño, que prosperan a profundidades de 700 a mil metros.
La colonia fue descubierta en 2016 por una expedición de varias instituciones científicas alemanas a bordo del rompehielos Polarstern, que acaban de desvelar la respuesta al enigma de sus fuentes de subsistencia en un estudio publicado en la revista Nature Communications.
Our work on the feeding ecology of the giant #deepSea #Sponge garden in Arctic reveals sponges rely on remnants of extinct vent fauna and are about 300years old!
Massive joint effort of #deepSea and #sponge experts@AWI_Media @MarineMicrobio @NatureComms https://t.co/PIPIW7lGLC— Teresa (@teresamorganti) February 8, 2022
New article by @MarineMicrobio T. Morganti et al. w/ @AWI_de a.o.- #ecosystem #ecology Giant #sponge gardens discovered on #seamounts in the #Arctic deep sea – see press release ➡️ https://t.co/yOI3eJ5jFG (pic: PS101 AWI OFOS system) pic.twitter.com/XUfpXKItFT
— AWI Media (@AWI_Media) February 9, 2022
«Nuestro análisis reveló que las esponjas tienen simbiontes microbianos [microbios que intervienen en el metabolismo de los animales] que pueden usar materia orgánica antigua», explicó Teresa Morganti, experta en esponjas del Instituto Max Planck de Microbiología Marina en Bremen en un comunicado emitido por la institución. «Esto les permite alimentarse de los restos de los antiguos, ahora extintos habitantes de las montañas submarinas, como los tubos de gusanos compuestos de proteína y quitina y otros detritos atrapados», agregó.
La mayoría de las esponjas pertenecen a las especies Geodia parva, G. hentscheli y Stelletta rhaphidiophora y, a juzgar por los numerosos pequeños especímenes observados, se reproducen activamente.
«Con la cubierta de hielo marino disminuyendo rápidamente y el medio ambiente oceánico cambiando, un mejor conocimiento de los puntos activos de ecosistemas es esencial para proteger y gestionar la diversidad única de estos mares árticos», recalcó la importancia del descubrimiento Antje Boetius, científica jefe de la expedición.