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Desde el inicio, queda claro que la protagonista es, sobre todo, Bloom. La joven no solo tiene que lidiar con que no es humana y que es un hada, sino que es una cambiante.
Madrid, 9 de febrero (Europa Press).- Finalmente, la magia de las hadas ha conquistado al público. Destino: La saga Winx, la serie en imagen real que reimagina el universo de la mítica ficción de animación Winx Club, ha triunfado en Netflix, al coronar lo más visto del top 10 de la plataforma, superando a otras favoritas como Los Bridgerton o Lupin. El toque oscuro parece haber convencido al público.
Ahora bien, ese paso de serie para todos los públicos a producción juvenil con un toque siniestro, ha dejado una serie de consecuencias en su final que ha dejado muchas más preguntas que respuestas, especialmente con Bloom (Abigail Cowen), la recién llegada al instituto Alfea y cuya presencia, al final de la temporada, es mucho más reveladora de lo que parecía.
Desde el inicio, queda claro que la protagonista es, sobre todo, Bloom. La joven no solo tiene que lidiar con que no es humana y que es un hada, sino que es una cambiante. Lo que significa que fue criada por una familia humana pero que, realmente, fue arrebatada de su familia de hadas.
Bloom tiene que enfrentarse a no una terrible verdad, sino a varias. La primera, que la directora del liceo, Farah Dowling (Eve Best) le ha ocultado realmente quién es en todo momento. Esto lo descubrirá después de que Beatrix (Sadie Soverall) le revele que ambas son huérfanas de la misma ciudad, Aster Dale, que fue arrasada por orden de Rosalind (Lesley Sharp), la anterior directora del instituto.
Los habitantes de Aster Dale, supuestamente, fueron inocentes exterminados por orden de Rosalind, para acabar así con los Quemados. El buscar el exterminio del pueblo completo provocó una rebelión en las filas de Rosalind, que lideraba el combate con Farah, Silva (Robert James-Collier), los padres de Sky y Terra, entre otros.
Sin embargo, la orden de masacrar a inocentes provocó que Farah y Silva y otros miembros del ejército se rebelasen contra Rosalind, quien había rescatado a dos bebés de la ciudad, a Bloom y a Beatrix.
Buscando la manera de controlar sus poderes, Bloom libera a la exdirectora de la institución. Lejos de ayudarla, deja en evidencia que ella tampoco domina sus habilidades. Pero, lo más importante, revela la verdad del motivo del exterminio de Aster Dale.
Realmente, los habitantes de Aster Dale no eran humanos normales, sino brujos de sangre, que buscaban robar la magia de las hadas y que, realmente, robaron a Bloom, pues intuían que sus poderes eran especiales. Esto deja en shock a Farah y a Silva, pues se rebelaron pensando que les habían ordenado cometer un genocidio. Esto provoca una serie de acontecimientos terribles, especialmente para Sky y Silva.
Silva cuidó a Sky como a su propio hijo, pero ahora se revela que fue Silva quien mató a Andreas, su padre… o eso es lo que él creía, porque Andreas no murió, sino que fingió su muerte y estuvo a las sombras curándose y criando a Beatrix. Este reaparece y contradice a Silva, pues este dijo que mató a Andreas en defensa propia. Esto provoca que Sky desconfíe de su mentor.
Antes de caer en desgracia por la rebelión, Rosalind ocultó a Bloom en la Tierra, al cargo de una pareja de California, que había perdido a su hija trágicamente. Lo que nadie sabía es que ese acto no era desinteresado, pues Rosalind busca convertir a Bloom en su particular arma secreta.
Fue Rosalind la que liberó a los Quemados, para ver el máximo potencial de Bloom. Esta es un hada de fuego, cuyos poderes atraen a estos villanos, además, tiene alas, algo que el resto de hadas perdieron. Las habilidades de Bloom son excepcionales, tanto que lo que se ha visto en esta primera temporada es solo la punta del iceberg.
Pero la serie da un giro final, que deja otra incógnita más. Después de que Bloom y las demás se marchen de vacaciones, en el instituto Alfea se produce una acción digna de una tragedia de Shakespeare. Rosalind asesina a Farah y, con el apoyo de la reina Luna, y el regreso de Andreas, convierte al instituto en una escuela militar.
Y ahí se queda la primera temporada, con la incógnita de si esa transformación será algo bueno o algo malo. Este cambio de poder altera completamente la realidad de las Winx. Además, queda por ver el auténtico potencial de Bloom. Sin duda, esta serie pide a gritos una renovación. Aunque parece que haya sido un éxito, falta por ver si Netflix quiere dar respuesta a todas las incógnitas que ha dejado el mundo de las hadas.