Pemex está bajo el ojo del huracán de las calificadoras luego que Fitch le redujera la nota crediticia a BBB- con perspectiva negativa, un escalón por encima del bono basura. Por el momento, Moody’s dará «el beneficio de la duda» al actual gobierno federal sobre las acciones que lleva a cabo en Pemex. Tras ello, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador anunció que quitará cargas fiscales a la empresa productiva del Estado. Pero, ¿qué calificación tienen otras petroleras de América Latina como Petrobras, Ecopetrol y Petroperú?
Por Jaime Palacios/Mónica G. Moreno
Ciudad de México, 9 de febrero (EconomíaHoy/SinEmbargo).- Si algo está bajo vigilancia en México, con permiso de Andrés Manuel López Obrador, es Petróleos Mexicanos (Pemex). El plan del Gobierno para combatir la venta ilegal de combustible, bajo la complicidad y el silencio de algunos funcionarios de la propia petrolera, provocó desabasto en la mayor parte de estados del país por cierre de ductos.
Por culpa del robo de combustible el país pierde cerca de 70 mil millones de pesos. El 95 por ciento de la gasolina demandada en México es comercializado por Pemex. La petrolera no sale del ojo del huracán y sigue acaparando titulares.
De eso se encargó la calificadora Fitch al degradar la nota crediticia de la petrolera a BBB-, a un escalón del bono basura, con perspectiva Negativa. «Las calificaciones de Pemex reflejan su vinculación estrecha, aunque deteriorándose, con el gobierno mexicano y la importancia fiscal de la compañía para el soberano e importancia estratégica para el país», apunta la nota de FitchRatings. Y ha sido esta misma semana cuando el Presidente mexicano ha anunciado que dará a conocer un plan de medidas extraordinarias para fortalecer a Pemex, que incluye la reducción de la carga fiscal de la empresa estatal, pese a que AMLO cree que la petrolera «está mejor que en los últimos 30 años».
Por el momento, Moody’s dará «el beneficio de la duda» al actual Gobierno federal sobre las acciones que lleva a cabo en Petróleos Mexicanos, por lo que al menos en el primer semestre del año no hará cambios a la calificación crediticia. Gabriela Siller, directora de análisis económico-financiero de Banco Base considera que las agencias calificadoras no van a realizar modificaciones por el momento, «cualquier cambio creemos que podría venir hacia el segundo semestre, que de hecho, en este periodo es cuando pudieran verse ya las condiciones más críticas para la economía mexicana por incrementos en la inflación».
Fitch indicó que el vínculo de Pemex con el Gobierno mexicano compara desfavorablemente en escala internacional con el de sus pares. Petrobras, Ecopetrol, Enap, y Petroperu, «tienen un vínculo fuerte con sus soberanos respectivos, dado el soporte por parte de sus gobiernos. Fitch considera que todos los gobiernos de la región, a excepción de México, han implementado diferentes medidas para asegurar el perfil crediticio individual de sus compañías nacionales de petróleo y gas, de manera que se mantenga viable en el largo plazo», apuntó FitchRating.
PETROBRAS, PEOR CALIFICADA
Petrobras tiene una calificación crediticia peor que la de Pemex. La empresa sigue arrastrando la resaca del caso Lava Jato, una de las mayores investigaciones de corrupción de la historia de Brasil. Actualmente Fitch le da un BB-, pero con perspectiva Estable.
El caso Lava Jato estalló en 2014, tras salir a luz que multitud de empresas sobornaban a altos funcionarios de Petrobras y a cargos públicos para conseguir contratos multimillonarios con la petrolera estatal a cambio de llevarse su correspondiente mordida por ello. El escándalo golpeó de lleno a la empresa, que perdió la capacidad de operar en suelo estadounidense. Finalmente, Petrobras llegó a un acuerdo con autoridades de Washington mediante el cual pagaba 853 millones de dólares a Estados Unidos y a Brasil en compensación por los fraudes cometidos por sus directivos.
Los mercados castigaron a Petrobras durante los años que duró el juicio. La petrolera sufrió cuatro bajadas de la nota de su deuda por parte de Fitch, pasando de ostentar un BBB en febrero de 2015 a tener una calificación de BB- apenas tres años después, en 2018. Desde la última rebaja, no obstante, Petrobras ha conseguido esquivar el castigo de los mercados y ahora la propia agencia le da una perspectiva estable. Standard & Poor’s le subió la calificación de B+ a BB- en febrero de 2017, antes incluso del pago de la multa por el caso Lava Jato.
La petrolera ya ha dejado atrás los escándalos y encara los próximos años con optimismo. Prevé para este lustro un aumento del 13 por ciento de sus inversiones, hasta llegar a los 84 mil 100 millones de dólares. Destaca el esfuerzo realizado para diversificar sus negocios, con una firme apuesta por las energías renovables, un sector en el que invertirá cerca de 400 millones de dólares, algo inédito en la historia de la Petrobras.
ECOPETROL, ESTABLE: FITCH
Por su parte, Fitch le otorga una calificación de BBB con perspectiva Estable a Ecopetrol. La misma perspectiva que mantienen Moody’s y Standard & Poor’s, cuyas notas son Baa3 y BBB-, respectivamente. Algo menos del 89 por ciento de la petrolera colombiana pertenece al estado. Este porcentaje podría disminuir ya que como indicó el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla en Mañanas BLU, el 8.5 por ciento de las acciones que el Estado tiene en Ecopetrol está alistado para la venta ante las necesidades fiscales del país.
El ministro indicó que «la autorización ya está para hacerlo y, obviamente, toca discutir el tema con el señor Presidente de la República, pero esos recursos están aprobados. Esa operación está aprobada», declaró Carrasquilla. Según la Ley 1118 de 2006, el Gobierno Nacional debe mantener el 80 por ciento de la participación accionaria de la compañía, por lo que el 20 por ciento es el total que se permite vender a través del mercado accionario.
«Pero lo que debe quedar claro es que estos recursos de la venta de Ecopetrol no deberían dilapidarse en gasto operativo del Gobierno Central, sino destinarse a fortalecer el capital de la FDN. Solo de esta manera será posible impulsar tantos proyectos de infraestructura que han quedado sin adecuada financiación», apunta un informe de Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF).
La Empresa Nacional del Petróleo (ENAP) es una empresa pública de propiedad del Estado de Chile cuya actividad principal es la exploración, producción, refinación y comercialización de hidrocarburos y sus derivados. La empresa vive una delicada situación financiera, que ha obligado a realizar un plan de ajuste. Tal y como informó ENAP a finales de enero, «concretó la desvinculación de un número importante de colaboradores de la empresa, incluyendo a ejecutivos, profesionales y trabajadores de sus unidades de negocio en el país y sus filiales en el extranjero», con lo que pretende avanzar hacia un modelo que permita hacer viable la compañía. El pasado agosto, el Ministerio de Hacienda autorizó una inyección de 400 millones, por lo que el Gobierno pidió a la estatal reducir su endeudamiento y priorizar inversiones de mayores retornos. Pese a los esfuerzos realizados, la empresa estima resultados negativos para este año, una pérdida antes de impuesto de 87 millones de dólares. En este contexto, la chilena cuenta con una calificación crediticia de A con perspectiva Estable para Fitch.
PETROPERÚ CON PERSPECTIVA ESTABLE
Al igual que ENAP, Petroperú, la empresa pública petrolera de Perú, cuenta con mejor calificación que Pemex por parte de FitchRatings. La agencia le da una nota de BBB+ con una perspectiva Estable. La petrolera, que posee el 45.5 por ciento de la capacidad de refino del país y controla casi el 50 por ciento del mercado interno de combustible, cuenta con una clasificación de riesgo muy relacionada al perfil crediticio soberano de Perú (también BB+ según Fitch).
Pese a la perspectiva estable, no obstante, Petroperú se está enfrentando a dificultades que mantienen a los mercados alerta. El ambicioso proyecto de modernización que acometió la petrolera en una refinería en la región de Talara se ha retrasado hasta 2020, mientras los costes no han hecho más que aumentar. Lo que comenzó como una operación que iba a costar a la petrolera mil 300 millones de dólares ha acabado generando unos costes 5 mil 400 millones. El sobrecoste ha obligado a Petroperú a incrementar su endeudamiento, lo que según ha alertado Fitch en sus informes, ha afectado negativamente a la rentabilidad de la empresa.
Un nuevo retraso en la implementación del proyecto o un debilitamiento del respaldo del Estado peruano sobre la empresa podrían tener un impacto negativo en la calificación de la deuda, aunque, de momento, el riesgo no parece inminente.