El dibujante español Víctor Santos buscó mantener la narrativa de Tezuka y adaptarla a su gusto por el claroscuro o el uso de las siluetas.
MW narra la historia de Yuki, un chico que sobrevive a un experimento de guerra bacteriológica en su aldea y años después se dedica a asesinar a los responsables, en un contexto socialmente convulso en Japón, los años 70.
Por María Roldán
España, 9 de enero (EFE).- El dibujante español Víctor Santos vuelve a las páginas de la revista Tezucomi con su ópera prima para Japón, un manga basado en la espinosa MW de Osamu Tezuka, una obra oscura con armas biológicas como trasfondo que lleva a su propio terreno.
A modo de capítulo 1.5 de la obra original, Santos buscó un hueco en la continuidad de la historia para insertar su relato, titulado MW: la mirada de Pandora, en el que trató de mantener la narrativa de Tezuka y adaptarla a su gusto por el claroscuro o el uso de las siluetas, cuenta el ilustrador en una entrevista con Efe.
Para ponerse en situación en este spin-off que llega hoy a las librerías japonesas, es necesario saber más sobre la obra original.
RELATO DE UNA VENGANZA
«MW» narra la historia de Yuki, un chico que de niño sobrevive a un experimento de guerra bacteriológica en su aldea en una pequeña isla y años después se dedica a asesinar a los responsables en un marco histórico socialmente convulso en Japón, los años 70, marcados por la inestabilidad política y las protestas estudiantiles.
«Yo me inventé una víctima de la que no habíamos oído hablar en la historia, un científico americano. Cuando éste, ya anciano, visita Japón con su hija Pandora, que es invidente, Yuki la seduce y manipula para secuestrarlos y someterlos a un juego perverso», resume el autor valenciano en su conversación con Efe vía correo electrónico.
Polémica y provocadora, la obra trata temas ya actuales entonces, pero espinosos para una sociedad tan tradicional: la homosexualidad, el auge del terrorismo, las relaciones con la Iglesia o la experimentación de las potencias militares con armas químicas.
«En su momento fue fuertemente criticada por su contenido, aunque leída hoy en día es un ‘thriller’ lleno de giros con un pulso impecable», dice el autor, que escogió esta obra atraído por el reto de «escribir una historia de esa época en el contexto actual», un trabajo que resultó «realmente complejo».
«Algunos de los puntos de vista de Tezuka pueden resultar incluso ofensivos hoy en día, así que mi tarea fue, por un lado, reflexionar sobre ello desde la perspectiva actual pero, por otro, no traicionar el espíritu oscuro y violento de la obra original. Y encima intentar hacer una historia entretenida», explica Santos, nacido en Torrent (Valencia), en 1977.
LOS ENGRANAJES EDITORIALES DEL MANGA
El veterano autor, que cuenta con cerca de 20 años de experiencia en la industria y publica por primera vez como autor completo en Japón, dice que su participación en Tezucomi le ha servido para reflexionar sobre cómo funciona internamente el manga: su estructura y ritmo a la hora de presentar los hechos o plantear los diálogos.
«Nunca me había planteado que yo podía llegar a crear un manga directamente para Japón, así que simplemente los había disfrutado como lector», dice Santos, para quien uno de los puntos más curiosos fue calcular el espacio para la rotulación, diferente al castellano.
El dibujante dice que gozó de libertad creativa en el proyecto y que sólo se le pidió cierta contención con las escenas de sexo, presentes en esta controvertida obra de Tezuka, maestro que trabajó todos los géneros, pese a ser más recordado por obras infantiles y humanistas como «Astro Boy».
«No sé si me impuse alguna censura de manera inconsciente, lo que pasa es que también debo ser consciente de a qué público me dirijo y hasta qué punto puedo llevar unos personajes», explica Santos.
El hijo de Tezuka, que supervisa el resultado final, tampoco planteó ningún problema y la historia fue aprobada a la primera.
MÁS PROYECTOS EN 2020
Definido como «un maestro del cómic en blanco y negro» por el editor responsable de las contribuciones extranjeras en Tezucomi, el francés Frédéric Toutlemonde, Santos atraviesa un momento dulce en su carrera tras la adaptación cinematográfica de su obra «Polar», protagonizada por Mads Mikkelsen y producida por Netflix.
La adaptación «ha sido muy importante para mi carrera porque me ha abierto las puertas a un mayor número de lectores y me ha permitido mucha libertad para nuevos trabajos», dice el también autor de «Los Reyes Elfos», que reside en Bilbao desde hace 13 años y actualmente reparte su tiempo en varios proyectos.
El dibujante está trabajando en la serie de espías «The Spy Collector» para la revista oficial de Porsche junto a la autora estadounidense superventas Alma Katsu, y dando los últimos toques a «Against Hope», que publicará este año la editorial Dark Horse.
En España, también en 2020, verá la luz una biografía en cómic escrita y dibujada por él sobre el director de cine Akira Kurosawa.
Pese a que «MW: la mirada de Pandora» es su ópera prima como autor único en el país asiático, Santos ya dejó su impronta en el guión de «Doppelgänger», ilustrada por Belén Ortega (Granada, 1986) y publicada en el pasado número de diciembre de la revista nipona.
Ambas obras, al igual que las del resto de autores españoles que participan en Tezucomi -Ken Niimura, Kenny Ruiz, Juan Díaz Canales, Luis NCT y David Lafuente (que publicará su relato en el próximo número de febrero)-, se publicarán en español este mismo año.
El sello editorial Planeta Cómic ha licenciado la revista, de la que se publicarán los relatos de los autores patrios y una selección de otros en tres tomos rústicos que tendrán portadas exclusivas.