La central de Ostrovéts, que tendrá una potencia de 2 mil 400 megavatios cuando entre plenamente en servicio, la construye la compañía Atomstroiexport, perteneciente al consorcio ruso Rusatom con un crédito de 10 mil millones de dólares concedido por Rusia.
Moscú, 7 nov (EFE).- El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko inauguró este sábado la central eléctrica nuclear de Ostrovéts, la primera del país, pese a las protestas de los Estados bálticos, especialmente de Lituania, que la consideran una amenaza a su seguridad por su cercanía.
«La central nuclear de Ostrovets es un nuevo paso hacia el futuro, hacia la seguridad energética de Bielorrusia», dijo el mandatario citado por la agencia oficial bielorrusa Belta en la ceremonia, en curso de la cual se aumentó a 400 megavatios la potencia del primero de los dos generadores que tendrá la planta.
Lukashenko subrayó que se trata de un «momento histórico», al destacar que «el país se ha convertido en una potencia nuclear».
Agregó que el primer bloque de la planta, generará el 20 por ciento de la electricidad que necesita el país y que «otro tanto o más» producirá el segundo, cuya entrada en servicio está prevista para 2022.
«La puesta en marcha de la central dará un impulso para la captación de las tecnologías más avanzadas», añadió Lukashenko, quien este viernes señaló que el país necesita una segunda central nuclear para «liberarse de la dependencia de los hidrocarburos».
¿ES SEGURA LA PLANTA?
El mandatario bielorruso ha defendido a ultranza la seguridad de planta de Ostrovets, que es considerada una amenaza por varios países vecinos, en particular por Lituana, cuya capital, Vilna, se encuentra a solo 40 kilómetros de la central.
Según Lukashenko, la central de Ostrovéts es más moderna que las plantas nucleares que existen en otros países y que las dudas que se expresan sobre su seguridad tiene que ver con «la envidia y la competencia».
«Estos vecinos tienen un rezago de 10 años en construcción (de centrales nucleares). Vamos por delante, pues que lo reconozcan. Ellos tienen sus logros, los envidiamos, pero no les ponemos palos en las ruedas», dijo.
El presidente lituano, Gitanas Nauseda, declaró el pasado martes que su país nunca se resignará a la amenaza que representa la central de Ostrovét, que según Vilna ha sido construida sin cumplir la normas internacionales en materia de energía nuclear.
«Bielorrusia no atendió a los llamamientos a no crear amenazas a la población de la Unión Europea y a frenar la puesta en marcha de la central», escribió Nauseda en su cuenta de Facebook.
El BOICOT BÁLTICO
Ese mismo día, Lituania interrumpió la importación de energía eléctrica desde Bielorrusia.
El Parlamento lituano declaró la central nuclear bielorrusa «amenaza a la seguridad nacional» y aprobó una ley por la que prohíbe tanto la importación como el tránsito por la redes del país de la energía eléctrica generada en Ostrovéts.
Por su parte, el Gobierno de Letonia, introdujo una modificación a la normas de comercio y uso de la energía eléctrica que apunta a impedir que la electricidad producida en la central nuclear bielorrusa acceda al mercado letón.
La enmienda obliga al operador del sistema de redes eléctricas a no importar fluido desde Rusia si esta confirma su procedencia.
Un procedimiento similar ha sido adoptado por Estonia y se espera que sea aprobado próximamente por Lituania.
Actualmente, Letonia importa desde Rusia y Bielorrusia hasta el 16 por ciento de la energía eléctrica que consume y, por cuanto el comercio con esta en los países bálticos se lleva a cabo a través un bolsa, es imposible precisar exactamente su origen.
La central de Ostrovéts, que tendrá una potencia de 2 mil 400 megavatios cuando entre plenamente en servicio, la construye la compañía Atomstroiexport, perteneciente al consorcio ruso Rusatom con un crédito de 10 mil millones de dólares concedido por Rusia.