Taipei, 8 nov (EFE).- A su vuelta de la histórica cumbre con el presidente chino Xi Jinping en Singapur, el primer mandatario de Taiwán Ma Ying-jeou, dijo a los periodistas a bordo del avión presidencial, entre ellos Efe, que se habían logrado «sus objetivos para el encuentro».
Ma, quien también se entrevistó con el primer ministro de Singapur Lee Hsien Loong tras cenar con Xi, explicó que «lo más importante era que finalmente se produjese el encuentro de los líderes de ambas partes» y que «estuviesen dispuestos a un franco diálogo».
«Aún hay muchos termas que resolver», dijo Ma, a lo que añadió que en los últimos años se han solucionado muchas cuestiones y que, ahora, cuando surge un problema, existen plataformas a alto nivel para comunicarse y negociar.
«Esta reunión es un primer paso», agregó el presidente taiwanés, que espera institucionalizar y sistematizar los canales de comunicación y negociación con China, a falta de reconocimiento político mutuo, para que incluyan cumbres presidenciales.
El presidente taiwanés, acusado por la oposición de hacer concesiones a China para posibilitar la cumbre, subrayó que no sólo no era ese el caso sino que había sacado temas muy sensibles para Pekín.
«Mencioné una vez la «República de China», dos veces «la Constitución» y una vez que la actual base de las relaciones, el Consenso de 1992″, incluye en que cada parte interpreta a su manera la «única China», dijo Ma.
Ello que constituye un hito, dado que China no reconoce la existencia de la República de China (Taiwán), por considerar que desapareció al fundarse la República Popular China en 1949.
Además, el presidente taiwanés habló de «la amenaza bélica» y de «los misiles» que pueden alcanzar a Taiwán y sobre la preocupación de los taiwaneses al respecto.
«La respuesta de Xi no me satisfizo, pero al menos se sacó este tema», dijo el presidente taiwanés.
Ma prometió en la reunión continuar los lazos con China sobre la base del Consenso de 1992 y oponerse a la independencia formal de la isla «porque eso iría contra la Constitución».
Taiwán, como República de China, se considera un país soberano e independiente, heredero político de la República de China, fundada en 1911 en China continental, aunque sólo tiene jurisdicción efectiva sobre Taiwán e islas aledañas.
Cuando Ma dice que la Constitución no permite la independencia se refiere a que Taiwán rompa con su condición de heredera política de la República de China y proclame una República de Taiwán independiente del legado chino.
La reunión también sirvió para mostrar las diferencias actuales entre los estilos políticos de China y Taiwán, ya que la cadena de televisión China Central Television (CCTV) cortó la transmisión después de las palabras iniciales de Xi y no emitió las de Ma.
El presidente chino no ofreció rueda de prensa y sí lo hizo el taiwanés, mientras que de la conferencia de prensa china se encargó el ministro de la Oficina de Asuntos de Taiwán, Zhang Zhijun.
No todo fue cordialidad en la preparación y realización del encuentro, ya que, por ejemplo, por disensiones entre Taiwán, China y Singapur, las acreditaciones de prensa emitidas en Taiwán con fechas en el calendario isleño, que se inicia en la proclamación de la República de China, tuvieron que ser reemplazadas al llegar a Singapur con fechas según el calendario gregoriano.