Kabul, 8 nov (EFE).- Los talibanes reclamaron hoy al Gobierno afgano «una política específica de paz» en vez de lanzar mensajes «contradictorios», que atribuyeron a una división interna en el Ejecutivo de Ashraf Gani, para poder llevar a cabo un proceso que acabe con catorce años de conflicto en Afganistán.
«El Emirato Islámico (como se denominan los talibanes a sí mismos) una vez más muestra su disposición a la paz», pero el Gobierno del país asiático «está completamente dividido y cada día publica noticias contradictorias referentes a la paz», subrayaron los insurgentes en un comunicado a través de su página web.
«Por un lado, una voz dice que las puertas están abiertas para la paz, pero por otro se oye que el proceso de paz necesita revisión (…), mientras el tercer círculo reitera que la paz es una vía completamente irracional», añadieron los insurgentes.
Los insurgentes reiteraron en el comunicado que para este proceso es «esencial» la retirada de tropas extranjeras.
Gani afirmó a mediados de septiembre que el diálogo de paz entre afganos es «más posible que nunca antes» en los 14 años de conflicto que siguieron a la invasión estadounidense del país, que acabó con el Gobierno talibán en 2001.
El jefe del Ejecutivo, Abdullah Abdullah, ha abogado por su parte por una revisión del proceso y otras voces del Gobierno cercanas a él incluso rechazan cualquier diálogo de paz.
Talibanes y Gobierno afgano iniciaron en julio pasado un proceso de conversaciones que llegó a ver una primera ronda de contactos en Pakistán, pero se vio suspendida a finales de ese mismo mes cuando se reveló que el mulá Omar, fundador y líder talibán, había fallecido en 2013, y era sustituido por el mulá Mansur.
El nuevo líder insurgente lanzó dos meses después un mensaje conciliador abogando por el diálogo entre afganos para resolver el conflicto, pero a mediados de octubre advirtió de que si Estados Unidos y la OTAN prolongan la presencia de sus tropas será una traba para las negociaciones.
La OTAN cuenta en el país con alrededor de 4.000 militares en tareas de asistencia y capacitación, sin mandato de combate, una presencia que mandos de la Alianza y países miembros se plantean que se podría prolongar.
Estados Unidos mantiene una operación de combate o «antiterrorista» con unos 9.800 militares y ha anunciado un nuevo plan para que alrededor de 5.500 permanezcan más allá del final de su mandato en enero de 2017, para entrenar a las fuerzas afganas y luchar contra los insurgentes ante lo «frágil» de la situación.