Según las últimas estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se han registrado un total de 3 mil 805 casos de ébola en Guinea, 2 mil 533 de ellos mortales, precisamente en el país donde surgió el brote más virulento conocido de esta enfermedad en marzo de 2014.

Pese a la reducción del número de casos en los últimos meses, Guinea no ha logrado todavía declararse libre de ébola como su vecina Liberia, ya que se siguen diagnosticando nuevos casos que arruinan las esperanzas de acabar definitivamente con el virus.

Los electores guineanos acudirán a las urnas este domingo para renovar la jefatura del Estado con la esperanza de acabar definitivamente con una epidemia que ha hundido a miles de familias en la tristeza y la desolación.

Los más de 5 millones de votantes llamados a las urnas votarán al candidato que prometa una mejor política sanitaria para erradicar la enfermedad.

El Presidente Condé no puede presumir de haber vencido al virus, con una gestión sanitaria que ha sido muy criticada en los últimos tres años por el resto de partidos.

La oposición considera que el Presidente de la república no ha dedicado la atención y seriedad que merece la lucha contra la epidemia, sobre todo por sus frecuentes ausencias del país en los peores momentos del brote.

«Condé no ha sido capaz de afrontar la epidemia, pues no tiene una política sanitaria eficaz y adecuada», defendió su principal adversario, el ex primer ministro Cellou Dalein Diallo.

«No tiene categoría para ejercer la jefatura del Estado. Tenemos dos calamidades en Guinea: el ébola y Alpha Condé», ironizó Diallo, en declaraciones de campaña electoral que reproduce el medio digital «Guinée Matin».

Diallo ha emplazado a sus seguidores y simpatizantes a votarle masivamente el 11 de octubre para echar al actual ocupante del Sekoutoureya, el palacio presidencial, y ganar la batalla contra la epidemia.

Sin embargo, el ébola no es el único tema de preocupación de los guineanos en un país donde más del 50 por ciento de su población vive por debajo del umbral de la pobreza, a pesar de ser muy rica en minerales como la bauxita y la alúmina, así como en diamantes.

La educación, el desempleo, el acceso al agua potable en las zonas rurales, el derecho a una vivienda decente en las zonas urbanas y la inseguridad figuran en las preocupaciones de los guineanos, que también exigen más libertad y democracia.

En los últimos meses, la oposición ha protagonizado protestas para reclamar reformas del código electoral para garantizar la organización de comicios libres y transparentes.

Dichas manifestaciones pacíficas, reprimidas por los servicios de seguridad, han ocasionado decenas de muertos, entre ellos jóvenes seguidores de la oposición víctimas de disparos con balas reales.

Los electores esperan del nuevo presidente que convierta en realidad sus aspiraciones a una vida mejor, más democracia y libertad, para cerrar definitivamente cinco décadas de dictadura y pobreza vividas durante las presidencias de Sekou Touré y Lansana Conté.

Si ninguno de los ocho candidatos logra la mayoría absoluta de los votos en esta primera ronda de las presidenciales, se convocará una segunda vuelta para desempatar a los dos aspirantes más votados.